Capitulo 38

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Rosie

Mi mirada se pierde en medio de la nada mientras me atienden en la ambulancia bajo la supervisión de Thaile. Me limpiaron la herida del labio y me abrigaron con una cobija amarilla que agradecí por la brisa helada del amanecer.

No se donde se metió Nicolás que me ha dejado sola, desapareció de la nada cuando salimos de ese maldito rancho.

Todavía no se que me pasó, solo vi como le propinaba un disparo al infeliz que me quería llevar apenas oyó las sirenas y un calor en todo el cuerpo me avasalló. Ver como las gotas de sangre le salpicaba en el suyo....fue como tener un orgasmo ocular que envío sensaciones placenteras a mi entrepierna que se humedeció, me sonrojo al admitirlo. 

Rematé con el beso como si no hubiera estado un tipo desangrándose en el suelo. 

—Todos los signos están un poco alterados, pero en estas situaciones es normal —le indica el paramédico a la mujer de mi padre —si quiere un diagnóstico más profundo la podrían hacer exámenes en una casa de salud. 

—Ajá, Shun prepara todo para internar a Rosie —le habla al reloj de su muñeca y abro los ojos. 

—Estás exagerando, T —le digo —no me hicieron nada... 

—Eso que lo reflejen los resultados de los exámenes, Dulzura. 

—Mejor dime que lograron rescatar a Katia y a las demás chicas —ruego y me asiente. 

—Si, una tropa las localizó junto a otras chicas en un prostíbulo clandestino a unos cuantos kilómetros de aquí —me informa —se les dará apoyo psicológico al igual que a sus familia y que a ti. 

—Pues vaya que lo nesecito... 

—¿Porqué, te hicieron algo? —me toma el rostro angustiada —puedes decírmelo. 

Miro a los paramédicos que guardaban sus cosas y entiende que lo que busco es privacidad. 

—Muy buen trabajo, chicos —les dice —¿nos permiten unos segundos? 

Les hace una seña con la cabeza para que nos den espacio. 

—Listo, ahora si dime Rosie.... —inquiere. 

—No me hicieron nada, pero Hugo me dijo que vio como Nicolás mató a Iker —se queda estática por segundos hasta que retrocede rascándose la sien. 

—Eso no es verdad... —miente con esfuerzo —ese murió por una sobredosis de porquerías después de un asalto.  

—Si, es cierto —la contradigo —además yo vi como le disparó al Güero. 

A ese enfermo y a Hugo los extraditaron en otra ambulancias aparte. 

—Eso fue en defensa propia, Nico no tenía intenciones de... 

Es conmovedor que lo defienda, pero aunque lo parezca no soy tan ingenua. 

—Si, sí las tenía —asevero —si no lo mató ahí mismo es porque lo que estaba sufriendo no le era suficiente y yo estaba yo presente. 

Fue claro «Lo quiero vivo», y esa petición no es para que pase una jornada encerrado en un calabozo si no para torturarlo tal y como hizo con Hugo a quien se le veían quemaduras con sellos de hierro en su cuerpo. 

—Creo que lo que viviste te está afectando, Dulzura —me acaricia el cabello tratando de arreglarlo un poco, supongo que para verme más presentable cuando mis padres lleguen —Estás haciéndote ideas en tu cabecilla perturbada. 

Niego. 

—Sabes que no es así y antes de que sigas negándolo ... —hago una pausa —no me importa. 

Tras de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora