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Jueves 2 de agosto 1798, madrugada.


Las flotas marinas se encontraban batallando entre sí y a la vez con la gran bestia marina, August no podía creer lo que ocurría, ninguno de sus compañeros. Algunos comenzaban a rezar de rodillas en la cubierta, mientras otros seguían disparando a los franceses aprovechando la distracción de estos mismos.


—¡Atención tripulación! —habló el capitán de navío desde la toldilla captando la atención de todos los hombres arriba. —La bestia marina es nuestro nuevo enemigo, pero primero derrotaremos a los franceses y a toda su tripulación, ¡Ganaremos! Confíen en su capitán, cuando vean que ya no queden barcos franceses, todos apuntando a la bestia marina, ¡¿Todos entendieron?!


—¡Sí, capitán! —todos gritaron al unísono y corrieron a sus puestos nuevamente, había compañeros heridos, lastimados, algunos muertos, pero sobrevivirían gracias a la persona misteriosa que apareció en la oficina de Seokjin Walsh.


La gran serpiente de escamas azules celestinas gritaba fuertemente causando que los oídos de todas las personas presentes tuvieran un pitido permanente durante unos veinte minutos, si ya estaban casi sordos por el ruido de las bombas, ahora estaban peor.

Agust seguía disparando con su propia arma eliminando al enemigo rápidamente, solo rezaba salir vivo de todo esto pronto para poder ver a Jungkook, pero pensó lo peor cuando una gran bala de cañón iba directo hacia él. Pensó que era el fin, su cuerpo estaba inmóvil y no lograba moverse por el shock que tenía, ¿Realmente ese era el fin? ¿De verdad nunca estaría con su Jungkook en una casa cerca del mar, lejos de todos?


—¡Agust! —gritó RM en cuánto vio a su amigo distraído, al saltar sobre el contrario, abrazó el cuerpo de Agust y ambos cayeron al suelo del barco, logró salvarlo, pero se dieron cuenta de que la bala nunca llegó. —¿Estás bien, amigo? —preguntó moviéndose a un lado para no poder aplastar más a su compañero.


—Sí, sí estoy bien... Gracias RM. —ambos se levantaron y la bala nunca había llegado a donde estaban, nuevamente otra bala de cañón iba directo a ellos, asustados no alcanzaron a correr. —¿Qué es esto? —se dio cuenta Agust al momento en que la bala rebotó cuando quiso llegar al barco, su ceño fruncido por lo extraño que estaba siendo todo eso.


—Parece una especie de campo que nos protege. —toda la tripulación se detuvo y también estaban viendo lo mismo que los chicos, los franceses de igual forma se dieron cuenta. —¿Acaso es magia?


—No lo sé, RM, pero que estamos salvados, lo estamos. Ahora hay que derrotarlos. —sonrió Agust recargando su arma y comenzar a disparar a los franceses, RM de igual forma le siguió, hasta que escucharon "¡Retirada!" por parte del enemigo, pero los barcos no escaparon, fueron hundidos por la cola de la gran serpiente marina y así fue con varias flotas que intentaban escapar.


Al ver un gran ave de alas negras en los cielos, los barcos británicos comenzaron a dirigirse automáticamente hacia tierra, la misma energía que los mantenía protegidos para que no llegaran balas de cañón o alguna otra bala, los llevaba de regreso a tierra. Sin antes irse, toda la tripulación británica comenzó a disparar a la bestia de los mares, la gran serpiente marina estaba cayendo gracias a la ayuda de los barcos británicos. Todos estaban felices, pero no hubo mucho más que hacer, simplemente desaparecieron con la neblina y el fuego de los barcos franceses que se hundían en el gran mar.

Letters to my favorite sailorWhere stories live. Discover now