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Lunes 13 de agosto 1798.


Los trabajos continuaban arduamente, el fin de semana pasado hubo ceremonia de ascenso para la generación de Agust y RM. Ambos chicos pasaron de ser marinos comunes o soldados 1°, a ser cabos de segundo grado. De igual forma se ascendió a Taehyung a cabo de primer grado en esa misma ceremonia, debido a que no había podido realizarlo antes por culpa de las heridas en batalla que le había dejado la guerra.

Continuando este día lunes, los chicos ahora cabos de segundo grado, continuaban con sus trabajos quitando escombros de las casas incendiadas en el puerto. Agust con cuidado retiraba las cosas quemadas de su hogar, algunas cosas se salvaron y por ello con un lápiz se anotaba que las cosas era de la casa existente del lugar. Logró encontrar unas pocas pertenencias de cuando era pequeño que para ese momento eran muy valiosas para él. Algunos juguetes preciados y poca ropa, la mayoría estaba quemada o con huecos de quemaduras. Suspiraba viendo su casa, aún faltaba mucho para que por fin su hogar estuviera como era antes o al menos similar.


Agust volvía a pensar en las palabras de la madre de Jungkook, ¿Ir a vivir con ellos cuando su madre se recuperara? No quería ilusionarse, había puntos a favor y en contra, algunos de ellos podría ser que vería más veces a Jungkook, más a menudo y tal vez por fin podría conocer su habitación. También tendría un lugar estable para su madre, a pesar del reposo y demás, estaría bien cuidada gracias al aporte de Catalina, si Jungkook confiaba en ella para contarles algo tan importante como su relación, estaba seguro de que no ocurriría nada con su madre.


—¿Agust? ¿Qué piensas tanto? —preguntaba RM acercándose con una pala en mano deteniendo sus trabajos para quitar los escombros. Agust suspiró.


—Solo que... El otro día la madre de Jungkook me ofreció quedarnos con mi madre en su casa hasta que tuviéramos un nuevo hogar, apenas esté construido nuevamente o al menos una pequeña casa.


—¿La madre de tu novio te dijo eso?


—¡Shh! —respondió rápidamente Agust para que su amigo no dijera esa palabra frente a los demás marineros de distintos grados. —Cuidado, te pueden escuchar. —dijo en voz baja al final.


—Perdón, perdón. —bajo la cabeza y continuó quitando los escombros que se encontraban cerca de su amigo. —¿Pero ella te dijo eso? —asintió el contrario. —¿Y no que no les gustaba la gente pobre? —negó con la cabeza.


—Su madre los tolera, los acepta, su padre no.


—Aush. ¿Y qué harás? —volvió a preguntar curioso.


—Yo creo que aceptaré. Al final estaré cerca del amor de mi vida, podemos fingir ser mejores amigos o solo amigos frente a ellos, frente a todos en general y bueno, podré acercarme a él. —asintió a sí mismo.


—¿Y has visto los contras de la situación?


—Umh... Los contras, sería que nos descubrieran, que el padre de Jungkook sea demasiado pesado y discriminador con nosotros, refiriéndome a mi madre y a mí. Pero más allá de eso no creo que sean muchos los contras. ¿Tú qué opinas? —alzó los hombros y se quedó mirando el horizonte.


—Bueno, si lo verás a menudo y tu madre estará en buenas manos, yo creo que es una buena opción. Solo que ten cuidado y no te dejes llevar por tus emociones si llega a ocurrir algo con su padre. Mantente sereno y firme siempre como el cabo segundo que eres. —RM dio unos golpes a la espalda del contrario dándole apoyo también con una sonrisa, Agust igualmente le sonrió asintiendo, haría caso a sus palabras.


—Gracias, amigo. Ahora debo ir donde mi madre para saber de sus resultados y cuándo sería su alta. —dejó la pala a un lado con cuidado que no cayera al suelo, fue a informarle de inmediato a su superior lo de su madre e inmediatamente pudo retirarse.


RM se mantuvo en su lugar viendo a Agust irse para ver a su madre, siguió con su trabajo hasta que escuchó el llanto de una mujer a unos metros, solo que estaba oculta entre los escombros para que nadie la viera, bueno, ahora solo una persona la estaba viendo.

Sin emitir palabra alguna, RM le entregó un pañuelo a la muchacha que lloraba, ella asustándose y viendo de inmediato al contrario que estaba tranquilo con una pequeña sonrisa en su rostro sin mostrar sus dientes.


—Gracias... —la chica tomó el pañuelo con una de sus manos y se limpió la nariz con cuidado intentando dejar de llorar, solo que era inevitable.


—Puedo preguntar... ¿Por qué una chica tan linda está llorando en un lugar como este? —la muchacha soltó una ligera risa negando con la cabeza. —¿Puedo sentarme? —ella simplemente asintió.


—Llorar es bueno para uno... —habló la mujer.


—Es verdad, yo también lloro, pero los hombres de este mundo piensan que llorar es solo de niñas, los hombres también tenemos sentimientos... —alzó sus hombros un poco y le sonrió a la muchacha. —Si quieres contarme lo que pasó, puedes contarlo y si no quieres, solo compañía, puedo hacer compañía. ¿O prefieres que me vaya? —dijo suavemente.


—Está bien... Solo que, mi prometido falleció en la guerra... Esta era la casa donde viviríamos juntos por siempre... —las lágrimas cesaban nuevamente por parte de ella y RM con cuidado dejó pequeñas caricias en su espalda, finalmente para que la muchacha se inclinara a su cuerpo para que el contrario la pudiera abrazar. —No sé qué hago contándole a un extraño esto, pero necesitaba un abrazo... —habló con dificultad debido a las lágrimas y el contrario asintió.


—Descuida, no estás sola... Y te doy mi pésame por ese muchacho que tanto amabas... Piensa que murió siendo un héroe, combatiendo y luchando... —ella asintió.


No había necesidad de más palabras, ambos se quedaron viendo el cielo y las partes de la casa quemada mientras que RM mantenía el abrazo con la chica, dejando pequeñas caricias en su cabello durante largos minutos.


—Me llamo Rigoberto.


—¿Ah? —se separó un poco la chica para poder ver al contrario.


—Mi nombre es Rigoberto, mis amigos me dicen RM. —sonrió para la chica que se limpiaba las lágrimas de sus ojos.


—Yo soy Margarita, un gusto Rigoberto.




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~Tsuki🌙

Letters to my favorite sailorWhere stories live. Discover now