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La época de campañas podría ser un dolor de cabeza para cualquiera, en especial para Hyunjin, el hijo mayor del alcalde, a quien solían obligar a acudir a sus mítines políticos y poner su mejor sonrisa para atraer la atención de jóvenes omegas. No se siente orgulloso de ello. No comparte gran parte de la ideología de Jaewon Hwang, su padre, ni de su partido. Y éste lo sabe perfectamente, pero asistir a la campaña de su padre ya no es algo de lo que tenga que preocuparse.

Años atrás, cuando aún era estudiante de administración y su padre había empezado su campaña electoral, Hyunjin y su grupo de amigos se unieron a varias protestas a favor de los derechos de los nezo y la igualdad de oportunidades para omegas. Jaewon, completamente enojado como era de esperarse, había amenazado a su hijo con dejar de pagar su colegiatura si continuaba haciendo "berrinches" en las calles.

A Hyunjin realmente no le intimidaron sus amenazas, solo había aceptado porque se lo había pedido su madre.

El matrimonio Hwang tiene cinco hijos. Hyunjin es el único varón y el único alfa. Sus hermanas, al ser omegas de una familia tan tradicional, optaron por comprometerse apenas terminaron sus estudios. Hyunjin no mentiría si dijese que estaba decepcionado, pero no podía culparlas, él mismo había cedido a los caprichos de su padre.

La única razón por la que aún no deja esa casa es por Lía y su madre. Su hermana menor tiene el mismo espíritu de lucha que él pero es mucho más peligroso para ella hacer algo que ponga en evidencia sus principios. Hyunjin espera poder cuidarla y por eso obedece a su padre evitando los "berrinches públicos", sin embargo, eso no evita los haga en privado.

—Ya es tarde, Hyunjin. —Le apresura Irene, su nana.

El alfa no protesta cuando la omega abre las persianas dejando que la luz llegue hasta el más recóndito rincón de la habitación, solo la mira con ojos entrecerrados a través de los mechones de cabello que ha dejado crecer.

—Aún son las seis. —Replica en todo caso, porque no está en su naturaleza ser una persona mañanera.

—Tienes clase.

—Ya terminé la carrera hace dos meses, nana.

—No hablo de esas clases.

Hyunjin no termina de comprender a Irene. Tampoco es de ayuda que la omega se moviera por toda la habitación recogiendo prendas y acomodando los zapatos que Hyunjin había dejado regados la noche anterior.

—No hace falta que hagas eso...—dice en un murmullo mientras se incorpora en la cama y se sienta en el borde.

—Es mi trabajo, y tú tienes el tuyo, mi niño. —Continúa dando vueltas por la habitación antes de salir por un momento.

Hyunjin, todavía intentando conseguir que su sistema reaccione, se queda sentado en el borde de la cama contemplando a la nada durante un rato. Su contemplación se ve interrumpida una vez más por Irene que lo lleva a rastras al baño, soltando su monólogo usual sobre la responsabilidad y el deber y que no olvide encender la ducha caliente porque están a quince grados esa mañana.

No es hasta que desayuna que su cerebro hace clic y recuerda por qué lo habían despertado tan temprano.

Antes de ser alcalde su padre es empresario y, debido a sus responsabilidades con la ciudad, su tiempo se redujo. Así que necesita alguien para administrar una de sus empresas luego del reciente escándalo de apuestas en el que se vio envuelto su anterior gerente. Y quién mejor para hacerlo que su propio hijo.

Hyunjin odia esa empresa.

Pero es la razón por la que su familia vive con ciertos lujos.

Y decir ciertos es solo una expresión.

El Imperio Hwang, como se le conoce, es un grupo empresarial que abarca diversas industrias entre las que destacan la inmobiliaria y la farmacéutica, esta última lidera el mercado a nivel nacional. Una de las empresas más rentables del país, la más prestigiosa y, sobre todo, la más criticada. Sus trabajos de investigación aún son cuestionables y tan solo son la punta del iceberg, pero a nadie parece importarle realmente. Claro, ¿por qué tendrían que importarles si es cierto o no que prueben la efectividad de los medicamentos en los nezo? A nadie le importan los nezo.

"Si los nezo no pudieron seguir los designios de la naturaleza deberían estar agradecidos porque aún se les considere humanos y se busquen formas de regresarlos a la normalidad" o algo parecido había leído Hyunjin alguna vez en uno de los periódicos de la ciudad y le había parecido una completa estupidez. Todavía lo hace.

Atlas es la capital de Medis, un país en el centro del continente rodeado por un enorme desierto inexplorado y sin reclamar. Dicen las leyendas que en medio de la arena está la entrada a otros mundos en donde habitan criaturas peligrosas y por eso se construyó un gran muro a lo largo de toda la frontera, y no fueron los únicos. Otras dos naciones también poseen grandes muros protegiéndose del desierto.

Hyunjin aún no comprende por qué razón a alguien se le ocurrió que era buena idea enviar a cumplir su penitencia a aquellos que no respetaban la jerarquía de razas, enviándolos a morir del otro lado, sea por deshidratación o inanición. Porque el alfa y muchos habitantes, están seguros que del otro lado de los tan custodiados muros, no hay más que arena y vientos tormentosos que crean enormes remolinos y son los verdaderos causantes de que se pierdan los aviones que se arriesgan a atravesarlo.

Volviendo al problema principal de esa mañana, Hyunjin sale de su casa rodeada por guardias y entra al auto que espera por él. Desde las protestas, no tiene permitido abandonar la propiedad sin acompañante, algo que al joven alfa le molesta pero no hay mucho que pueda hacer.

Podría huir de los guardias de su padre y esconderse en los suburbios. Conoce a un par de betas que podrían ayudarle a comenzar de cero y continuar con su lucha. Pero no se atrevía a abandonar a su madre y hermana en ese lugar. Además, Jisung lo convenció de no hacerlo.

Podría ser de mayor utilidad estando dentro de la sociedad que controla todo y a todos como marionetas.

Y Hyunjin también lo cree.

Así que ahí está, avanzando por las frías calles de Atlas hacia la aún más fría sede de Hwang & Lee S.A. Su padre había considerado como buena opción, enviarlo a la empresa que comparte con Marissa Lee. Hyunjin sabe que Jaewon no lo enviaría a la principal fuente de ingresos de su imperio, no confía tanto en él. Al menos no como lo hace en su cuñado, quien tiene el control completo sobre la farmacéutica y los laboratorios desde antes de casarse con su hermana.

Hyunjin sabe que lo vigilará y además aprovechará para convencerlo de cortejar al hijo menor de su amiga y socia, quien será su supervisor temporal hasta que se adapte al funcionamiento de la empresa.

El alfa conoce a Felix desde niño. Solían jugar juntos durante las innumerables reuniones sociales que realizaban sus padres, además habían asistido juntos al instituto. Al menos hasta que Felix se presentó como omega y su madre lo envió a una escuela de omegas de alto nivel.

No lo había visto desde entonces.

—Llegamos, joven Hwang. —Le informa el chofer con una sonrisa.

—Gracias, Joshua. —Agradece de la misma manera y se baja del automóvil.

Al bajar, lo primero que ven sus ojos es al joven omega en traje azul rodeado por un grupo de betas esperando por él.

—Es un placer volver a verte, Hyunjin Hwang. —Dice Felix con una sonrisa encantadora.

Hyunjin no pudo evitar devolverla.

—Lo mismo digo, Felix Lee.

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora