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Minho está molesto y no entiende por qué.

No, sí entiende la razón pero se niega a aceptar que está celoso. 

El beta sabe que la intención de Felix no era ponerlo celoso. Sabe que está dentro de la naturaleza de alfas y omegas ser posesivos y protectores; su hermano sólo estaba siguiendo sus instintos cuando marcó a Hyunjin con su olor delante suyo. Aquello no debería sentirse como una provocación, pero su lobo lo interpreta así.

Lobo tonto. ―Murmura para sí mismo mientras avanza por los pasillos del edificio de su madre hacia la salida.

El edificio sede siempre es más frío según su parecer. Quizá solo es un reflejo del corazón de su madre o es solo un diseño demasiado industrial para que a Minho le agrade. Repasa las palabras de su madre en su reunión matutina, y desea estar lejos de ella lo más pronto posible o cometerá una locura. 

Cuando llega al edificio en donde trabaja, la maraña de pensamientos que lo han consumido durante la semana no se disipa. La conversación con su madre tampoco ha ayudado; la prisa que tiene la mujer por casarlo y darle un nieto, es casi enfermiza. A su lobo tampoco le ha hecho gracia la mención de Jennie, ni la cena que tendrán esa noche.

Sale del ascensor con su habitual aura, las miradas recelosas sobre él son algo a lo que ya se ha acostumbrado. Saluda a su asistente y entra a su oficina, dispuesto a continuar con su rutina establecida para dejar de pensar en cierto alfa, que suele insistir en aparecer en su oficina para ofrecerle almorzar juntos.

Vamos, Minho se va a casar y cuando se case, podrás volver al edificio sede a continuar con tu trabajo en paz. ―Se dice a sí mismo para consolarse.

Las horas pasan y el eco de la voz del alfa por el teléfono no lo abandona. "Te necesito, beta" había dicho y ni siquiera lo recuerda ahora. Minho puede ignorarlo, pero sabe que su lobo no. Su lobo insiste en recordárselo, insiste en llamarlo, insiste en un lazo.

Minho ríe con el pensamiento. ¿Él? ¿Un beta insistiendo en un lazo? Es una estupidez.

No, su lobo es un caprichoso, Minho lo sabe. Siempre le ha cumplido los caprichos, pero esta vez ni siquiera es una opción para él. Sin embargo, necesita un poco de claridad entre tanta bruma. Necesita saber por qué Hyunjin lo llamó a él aquella noche.

Se levanta decidido a enfrentar la situación con Hyunjin, y se dirige a la oficina del alfa. Su paso es rápido, impulsado por una mezcla de determinación y nerviosismo. Se detiene frente a la puerta de la oficina; la secretaria de Hyunjin lo mira con una sonrisa, acostumbrada a sus entradas abruptas en la oficina de su jefe.

―¿Está ocupado? ―Pregunta como de costumbre antes de entrar.

―No tiene ninguna reunión a esta hora. El señor Kim acaba de retirarse. ―Le informa ella.

―Bien, gracias. ―Minho le agradece. Toca la puerta, como pocas veces, y entra.

El aroma del alfa lo golpea como es costumbre. Su lobo mueve la cola como si fuera un cachorro y Minho lo reprende una vez más. Hyunjin, del otro lado del escritorio, le dedica una sonrisa que solo hace que su corazón se acelere.

―¿Qué pasa, Minho?

Esa voz no debería tener efecto en él. No solía tenerlo, Minho está cansado de ello.

―Hyunjin, necesitamos hablar. ―Dice Minho de inmediato, tratando de mantener la calma a pesar de la tormenta de emociones que lo agita.

Hyunjin asiente con curiosidad porque la actitud nerviosa no es algo común en el beta. 

Atlas -  HyunhoWhere stories live. Discover now