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Minho le agradece a Hyunjin en silencio por no mencionar su breve ataque de pánico cuando vuelven a la oficina a la mañana siguiente. El alfa sabe que Minho no lo dirá en voz alta, pero el asentimiento que le da cuando lo ve, es suficiente.

Su día avanza con relativa normalidad, salvo por el molesto dolor de cabeza con el que ha despertado esa mañana. Le pide a su secretaria una pastillas y continúa con su trabajo con más calma. O eso es hasta que recibe una llamada de Felix. Y luego otra, y así su teléfono no deja de sonar.

―¿Qué sucede ahora, Lix? ―Trata de sonar lo más tranquilo posible, pero es la octava vez que el omega lo llama en un lapso de dos horas.

Ha dejado mensajes y Hyunjin no los responde con la rapidez que espera, así que lo llama. El alfa está bastante harto.

Si leyeras mis mensajes lo sabrías. ―No necesita verlo para saber que tiene un puchero―. Te extraño, Hyunie. No nos hemos visto esta semana.

―Lamento no responder tan rápido pero estoy ocupado. ―Suspira Hyunjin mirando la pantalla de su computadora―. Y nos vimos ayer, Lix.

Ayer no cuenta. Fue un evento y un evento no es una cita. Además, ayer saliste a dios sabrá dónde y no volviste hasta casi el final.

Hyunjin ha aprendido a identificar cuando el omega está molesto y pretende que no. Pero en esta ocasión Felix no pretende en lo absoluto. Está molesto y se lo deja saber. Hyunjin le daría la razón si no estuviera cansado.

―Lo siento, Lix. Lo compensaré en algún momento, pero ahora no puedo. Te llamo luego ¿si?

No espera la respuesta y cuelga.

Se recuesta contra el respaldo de su silla, evidentemente agotado. No ha tenido una relación seria antes, no tenía idea de que sería tan demandante. Quiere mucho a Felix, pero las últimas semanas ha sido insoportable. Haciendo este tipo de cosas, reclamando atención y enojándose cuando no la consigue. Se supone que su alfa actuaría en consecuencia cuando lo estuviera cortejando, pero parece que su alfa no está poniendo de su parte; negándose a ver a Felix como su omega.

Deja el teléfono sobre el escritorio y cierra los ojos, respirando en silencio.

La puerta se abre y sabe que es Minho porque él no toca la puerta, simplemente entra.

―¿Problemas en el paraíso?

Hyunjin permanece en la misma posición con ojos cerrados, solo tararea una respuesta afirmativa y vuelve a suspirar.

―¿Está el príncipe muy agotado para aprobar el presupuesto y tendré que hacerlo yo?

El alfa abre los ojos y le dedica una sonrisa ladeada.

―No puedes llamarme príncipe y no hacer una reverencia, no es cortés. ―Lo molesta y ríe en voz alta cuando Minho rueda los ojos.

―Soñar es gratis. ―Se encoge de hombros y avanza hasta el escritorio para entregarle el informe a Hyunjin.

El alfa toma la carpeta que le extiende Minho sin cuidado, sus manos se rozan pero Hyunjin está concentrado en el contenido que no nota el rubor que Minho intenta esconder. El beta se toma su tiempo mirando a su futuro cuñado que revisa las hojas que tendrá que firmar. Realmente no quiere parecer un acosador, pero no puede evitar que sus ojos se desvíen hacia la afilada mandíbula del alfa y bajen por su cuello descubierto, hasta la base donde está su glándula de olor.

―¿Objeciones? ―Dice impaciente por escapar del sándalo que por alguna razón lo percibe cada vez más fuerte y escoce su nariz.

Hyunjin levanta la mirada con curiosidad ante la actitud impaciente del beta, pero no dice nada sobre ello.

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora