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Hyunjin desarrolla una rutina diaria en la que se levanta temprano a pesar de su falta de voluntad, para bañarse, arreglarse, desayunar y dirigirse a la empresa de su padre. Al llegar, es recibido por el agradable aroma a durazno de Felix, que acompaña a su amable sonrisa.

Es imposible negar que Felix es hermoso, y no solo a los ojos de Hyunjin, sino a los de cualquier persona con sentido común. El omega cautiva con su nariz pequeña, ojos brillantes, perlada sonrisa y bonitas pecas. Además, su personalidad es, por describirlo de alguna manera, encantadora. Cualidades que podrían enamorar a cualquiera.

A pesar de llevar solamente dos semanas en la empresa, Hyunjin puede afirmar que la compañía de Felix no ha sido molesta en lo absoluto. Además, ya eran amigos antes, por lo que ponerse al día ha sido la forma más fácil de reanudar la amistad que nunca se perdió.

—¡Se volvió loco! 

—¿No hizo nada más? —Pregunta Felix entre risas, disfrutando del relato del alfa.

—Quería ser alcalde. No había mucho más que pudiera hacer. —Responde Hyunjin encogiéndose de hombros y volviendo a sus informes.

—No me sorprende que estuvieras en las protestas. Siempre te gustó causar problemas. —Comenta Felix mientras se inclina sobre el escritorio del alfa para tomar otra carpeta.

—¿Gracias? —Responde Hyunjin con diversión, mientras ve a Felix esconder su sonrisa detrás de la carpeta—. No eres precisamente alguien para juzgarme, omega.

—No sé de qué hablas. —Responde Felix intentando mantener el rostro serio mientras lee los informes, sin mucho éxito.

—¿Recuerdas el incidente de la fuente? —Pregunta Hyunjin con una sonrisa de lado.

Felix niega con la cabeza, desviando la mirada.

—No recuerdo ninguna fuente.

—¿Tienes memoria selectiva? —Pregunta Hyunjin alzando una ceja mientras observa al omega que sigue evadiendo su mirada.

—Es probable que mis recuerdos antes de los catorce años se hayan borrado, lo siento mucho. —Responde Felix bromeando y cambiando su tono de voz formal.

—Es una pena. —Dice Hyunjin fingiendo estar triste e imitando su tono de voz—. Pensaba invitarle a ver su obra en honor a los viejos tiempos.

—Oh, ¿de verdad?

—Pero si no lo recuerda, me temo que la visita carecería de sentido.

—Quizás la visita pueda refrescar mi memoria. —Sugiere Felix en el mismo tono de broma que han estado usando—. Y aunque no fuera así, siempre se agradece una invitación tan inesperada si proviene de tan interesante caballero.

—En ese caso, en pro de recuperar memorias perdidas, le invito formalmente a dar un paseo por el Gran Parque y sentarnos junto a la fuente central, si su horario lo permite. —Propone Hyunjin en tono jocoso.

Felix no puede evitar reír ante el formalismo, pero mantiene su compostura y juega junto al alfa.

—Tendré que consultar mi apretada agenda, igual de ocupada que la suya, para ver si ese encuentro es posible en estos días.

Se miran durante un rato antes de romper en risas ante la absurda formalidad en la que se habían sumergido. Recordaban hacer ese tipo de juegos cuando eran niños, fingiendo ser adultos en reuniones sociales y hablando con una pronunciación afectada y palabras rebuscadas para aparentar ser interesantes.

Pero ahora, dándose cuenta de lo ridículo que suena, hacerlo para pasar el rato es una buena opción.

—Era en serio lo de ir a la fuente. —Menciona Hyunjin una vez que su ataque de risa ha pasado.

—Era en serio lo de revisar mi agenda. —Responde el omega limpiándose las repentinas lágrimas por la risa, algo bastante común en Felix. 

La fragancia del durazno siempre evocará nostalgia en Hyunjin. Desbloquea recuerdos que siempre atesorará y se ha vuelto un aroma familiar para él, no tanto como esperaría su padre. A pesar de que Felix es alguien preciado y valorado por el alfa, siente que no puede verlo como su omega.

Durante sus encuentros, ha habido una especie de cortejo implícito y Hyunjin sabe que ambos son conscientes de por qué sus padres querían que estuvieran juntos. Sin embargo, ninguno de ellos ha abordado el tema abiertamente. El alfa siente que esa es una línea que no está dispuesto a cruzar, al menos por el momento.

Pero su padre no opina lo mismo, y aunque Hyunjin le ha dejado en claro que no está interesado, no hay mucho que pueda hacer cuando su padre insiste en el tema.

—¿Cuándo piensas cortejar a Felix, muchacho?

—Apenas lo vi.

—Se conocen hace mucho tiempo, no hace falta esperar toda la vida, ¿sabes?

El alfa se contiene de rodar los ojos con el comentario.

—¿Por qué tienes tanta prisa?

No va a mentir. La sonrisa ladeada de su padre le da escalofríos y casi prefiere no haber preguntado eso.

—Queremos fusionar nuestras empresas.

—Ya son una sociedad.

—Sí, pero un matrimonio haría las cosas más fáciles y un imperio mucho más grande—. Continúa su padre con aquella sonrisa socarrona que tanto le molesta—. Además, Marissa no tiene un heredero alfa, su junta directiva se comería la mitad de la empresa por muy bueno que sea su hijo.

—¿Un matrimonio arreglado entonces? Qué bajo has caído.

Su padre gruñe sobresaltado a su omega, quien mira a Hyunjin con entrecejo fruncido.

—Hyun, por favor. —Suplica su madre, quien está agotada de las peleas durante la cena.

—Piensa lo que quieras, pero no es así. Ustedes ya se conocen, siempre has tenido esta adoración por Felix y por lo que sé, él no es indiferente.

—¿Te estás escuchando? —Hyunjin suspira cansado de la situación en la que lo involucra su padre—. La última vez que lo vi, además de estos días, fue a los catorce años. No sé de qué adoración hablas, éramos solo niños y ni siquiera sabía que sería omega.

—No importa eso ahora. Lo vas a cortejar y fin de la discusión.

—No puedes seguir decidiendo de esta forma sobre mi vida.

—Vives en mi casa, tienes mi nombre y mi sangre. Obedecer es lo menos que puedes hacer luego del escándalo en el que nos metiste.

—Te metiste en ese escándalo tú solo.

—Hwang Hyunjin. —La voz de su madre le hace detenerse y mirar la escena que están montando.

Ambos alfas están de pie en los extremos de la mesa a punto de saltar sobre el otro. No puede ver sus propios ojos, pero a juzgar por el color amarillo de los de su padre, los suyos no estarían muy lejos de lucir de manera similar. Su madre y hermana observan todo a un lado de la mesa, y por el aroma levemente amargo de las cerezas, sabe que su madre está molesta.

—Lo siento. —Dice a regañadientes y vuelve a sentarse. Mirando solamente su plato, tratando de ignorar la sonrisa casi victoriosa de su padre.

—¿Y bien? —Vuelve a preguntar el alfa.

Hyunjin está harto de la situación y mordiéndose la lengua para no contestar alguna otra frase mordaz que moleste a su madre y asuste a su hermana, que continúa mirándolo con ojos de cervatillo asustado, responde lo primero que viene a su cabeza.

—La próxima semana.

Sus padres parecen satisfechos.

Él sabe que se arrepentirá antes de lo que planea.

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora