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Suspira con frustración por enésima vez en el día mirándose en el espejo. Las imágenes de la cafetería se repiten frente a él como una película y se siente avergonzado de sí mismo. No entiende por qué le da tanta importancia a la discusión con el alfa, si es que se le puede llamar así.

Sonríe a su reflejo con la camisa blanca desabotonada esperando mejorar su apariencia pero no logra convencerlo y decide quitársela. Al igual que las otras cinco que yacen en la esquina de la cama. Su rostro suele ser inexpresivo la mayor parte del tiempo, sonríe cuando debe hacerlo y es serio cuando debe serlo. Con Hyunjin es diferente.

No comprende por qué su sola presencia le molesta. Sí, le disgustan los alfas pero usualmente lo oculta muy bien. De haber sucedido lo de la cafetería con cualquier otro alfa lo hubiera ignorado, daba igual no responderle alguna frase mordaz, lo superaría con el orgullo aún herido pero no estaría carcomiéndose la cabeza de esa forma con los posibles escenarios de lo que hubiese pasado si hubiera sido capaz de responderle. 

Los alfas no son su casta favorita pero generalmente no quiere que lo sepan. Sin embargo, al hijo de los Hwang quiere dejarle en claro que no le agrada y no entiende la razón. Vuelve a suspirar.

—¿Por qué estás molesto ahora? —Se queja una voz a su lado—. Pensé que estarías más relajado en tu día libre.

—No es mi día libre, Seungmin. —Suspira acostándose en la cama otra vez—. Solo salí temprano para arreglarme para la cena de esta noche.

—Una lástima. —El otro beta hizo una mueca viéndolo desde su lugar al otro extremo—. No te ves muy arreglado, sinceramente. 

—Culpa tuya. —Sonríe de lado acercándose a su rostro. Seungmin ríe tirándole una almohada para alejarse—. Si querías verme desnudo solo tenías que pedirme una foto, no hacía falta entrar de esa manera a mi habitación.

—A mi no me metas en tus cochinadas, Minho. —Se levanta de la cama y arregla su camisa—. La próxima vez cierra bien la puerta, pudo haber sido alguien diferente.

—Eso no parecía importarte anoche, mi amor. —Dice con tono meloso.

—¡Asqueroso! —Vuelve a golpearlo con la almohada—. Ni en tus más cochinos sueños, desubicado.

Y por primera vez en el día, Minho ríe. 

—Eres un exagerado, Seungmin. —Se levanta aun sonriente a buscar una nueva camisa en su armario, finalmente se decide por una azul marino. Se mira en el espejo una vez más y está satisfecho. Se gira para llamar la atención de su amigo—. ¿Y bien?

—Me gusta. —Asiente de acuerdo el beta de cabello castaño.

—Suficiente con que a ti te guste, mi vida. No me importa nada más. —Dice en medio de risas mientras corre fuera de la habitación seguido del beta.

—¡Minho! 

Cuando la pelea infantil termina, ambos se dirigen al vehículo del mayor de los Lee para ir a la cena del alcalde. Minho sabe que estará Hyunjin así que se permite ir más lento para retrasar el desagradable encuentro.

—¿Por qué conduces como tortuga ahora?

—¿Por qué todo tiene que tener una razón para ti?

—Porque no haces las cosas porque sí, Minho. —Seungmin lo mira con curiosidad cuando se detienen en un semáforo—. ¿Qué te sucede? Estás mal humorado desde hace una semana, ¿es por el cortejo de Felix?

Minho suspira de nuevo.

—Sí y no. —Hace una mueca aceptando la suposición de su amigo.

—Explícate, no soy adivino.

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora