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El clima es agradable a pesar del calor, así que hacen una parada para descansar y comer. Chan le ha dado a Minho algunas prendas para cubrirse, de lo contrario se habría rostizado hace mucho.

El cielo luce despejado y la brisa no levanta demasiada arena; y Minho se pregunta si realmente el desierto es un peligro. Llevan varios días allí, tal vez una semana, y lo único amenazador ha sido el clima y el apetito descomunal de Changbin. Mientras comen, Minho se siente un poco nostálgico. No va a negar que extraña su cómoda cama y su rutina en la oficina, también extraña a su hermano y, aunque lo negaría en voz alta, a sus padres. No ha pensado demasiado en ello, muy ocupado en sobrevivir, o quizá solo una persona ocupa su cabeza noche y día, a pesar de estar a unos cuantos metros.

Desde la charla con Chan, el beta ha tenido la oportunidad de conocer al grupo. A Ingrid en especial, ya que una vez que entendió el lenguaje de señas y de clics lo suficiente, no ha dejado de conversar con ella. Es menos agotador que hablar en voz alta. 

No tiene mayor detalles de su vida, pero no tiene que ser adivino para saber que la beta pelirroja es producto de una relación nezo. Las mutaciones genéticas son tan raras, que si algún bebé llegara a nacer con problemas así, inmediatamente sería reportado a las autoridades para realizar estudios y comprobar que sus progenitores no estuvieran incumpliendo la ley.

Ingrid es hija de omegas. Una gamma que no se desarrolló como tal, siendo considerada beta. Nació sin habla y sus padres la escondieron toda su vida, hasta que tuvo que huir.

—Eres muy valiente. —Le dice Minho y ella sonríe.

Ellos son mi hogar. No tengo nada más, Minho. —Le dice con señas.

La conversación se interrumpe, porque la discusión entre Hyunjin y Chan llama la atención de los betas. Están a unos metros de distancia del grupo, discuten sobre algo que no logran escuchar, y es inevitable que Minho sienta curiosidad.

 —¿Hay algún problema? —Susurra Minho.

La brújula sigue fallando y Hyunjin es impaciente.

El beta no dice nada más, solo observa a los alfas hablar hasta que Hyunjin regresa a su lugar, y Chan suspira agotado. No ha sido fácil para ellos tampoco; la comida se está acabando, al igual que su energía, y todo lo que ven continúa siendo el desierto.

Minho piensa en lo callado que ha estado Hyunjin de nuevo. Comparte una que otra conversación con el resto como es costumbre, menos con él. Recuerda las veces que solía pelear con el alfa, pero en ese entonces no sabía lo que el otro sentía, ni le importaba. Cada palabra que salía de su boca tenía intención de herir y molestar, le importaba poco cómo se pudiera sentir el alfa. Ahora es diferente, puede sentir olas y olas de dolor correr por su sistema como un torrente. Su lobo quiere aliviar todo ese dolor, quitar ese peso de sus hombros, pero Minho teme acercarse y empeorar las cosas para ambos, porque si el alfa se siente mal él también lo hará.

Se pierde en sus pensamientos mientras termina su ración y los demás conversan. La brisa vuelve, pero su velocidad incrementa mucho para ser solo una brisa. Changbin también lo nota.

—¡Tormenta! —Grita antes de que la brisa se convierta en un vendaval, levantando la arena, obligándolos a cubrirse el rostro y guardar lo que más puedan.

Minho sujeta a Ingrid a su lado, sosteniéndose como puede de una de las estacas de donde sujetaron la lona. Escucha a Chan y a S.Coups dar órdenes aquí y allá, Karina corre hasta ellos con una soga y amarra la cintura de Minho con ella. Le entrega el otro extremo para que amarre a Ingrid, pero la fuerza de la tormenta es absurda. La beta sale despedida del suelo y Minho apenas puede sujetar su mano con la ayuda de la omega. Los gritos detrás de ellos se opacan con el ruido de los truenos, y aún así toda la atención de Minho está en la beta.

Atlas -  HyunhoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant