𝑰𝒈𝒖𝒂𝒍 𝒒𝒖𝒆 é𝒍

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El corazón de DongMin latía con gran velocidad. Cada minuto que pasaba lo ponía más nervioso, jamás se imaginó que iba a ir un día a la casa de... ¿su enemigo? Sí, es decir, jamás le pasó por su mente algo así. Era algo absurdo. Hasta unos meses MoonBin y él se detestaban horrible, hasta unos meses quería irse la escuela para no tener que ver a ese cretino que me hacía la vida imposible. Y ahora... Hasta trabajo juntos hacen. Ja, qué ironía ¿No?

Aguardaba en un pequeño banco que esta en el frente de su casa. No con impaciencia, si no, con nervios y ansioso.

Respiró hondo, respiró muchas veces de manera forzada para calmar sus nervios. Los cuales, cada vez le hacían una mala pasada a su mente, haciéndolo pensar cosas que no son, cosas extrañas.

Tomó su celular para mirar la hora por segunda vez. Eran las siete y media de la noche. Suspiró ¿No se suponen que habían quedado a las siete en punto? Se está tardando demasiado, y DongMin no iba a llegar tarde a su casa. También hay reglas.

Levantó la mirada al escuchar como el motor de un deportivo entraba a su calle. Se levantó para mirar y efectivamente, era él. Por fin.

MoonBin estacionó el auto frente a su casa, sin bajarse ni apagar el motor. DongMin afianzó la mochila en su hombro y entonces se dirigió al vehículo. Lo rodeó y se subió en la otra parte, en el copiloto. Al entrar la calidez invadió su cuerpo, haciendo que todos sus músculos se relajaran y soltará un suspiro satisfecho. Miró detenidamente a MoonBin, el cual estaba con un buzo blanco, pantalón de el mismo color y sus anteojos. No pudo evitar ruborizarse.

— Buenas noches. Has llegado un poco tarde — Le reclamó el castaño. MoonBin bufó mientras ponía el auto en marcha.

— Al menos llegué dentro de las siete. Y no importa, si el problema es como vienes yo te traeré — Le avisó con una expresión aburrida.

DongMin suspiró. Aprovechó que estaba ahí para revisar algunas cosas en su teléfono en lo que llegaban a la casa de el mayor. MoonBin lo miró de reojo y frunció el ceño molesto.

— No me gusta que vayan con el teléfono cuando estoy manejando — Dijo. DongMin levantó la mirada y enarco una ceja.

— ¿Hablas en serio?

— ¿Crees que no? — Le devolvió la mirada por corto segundos.

DongMin rodó los ojos.

— Eso no te funciona conmigo. Pon esas reglas para tus amigos, no soy tu amigo — Era un poco duro con sus palabras. A fin de cuentas ¿Qué importaba?

— No lo eres, pero estás en mí puto auto, así que si no quieres que te deje botado por ahí, en algún monte, mejor guarda el celular — Se escuchó molesto de repente.

El cuerpo de DongMin se tensó. Lo sentía capaz de eso, es decir, él era alguien peligroso aveces. Así que mejor, aunque su teléfono estuviera sonando por los mensajes, lo dejó en su bolsillo. Así evita que ese psicópata haga cualquier cosa. Eso sí, sacó una pequeña libreta de su mochila y se entretuvo con una sopa de letras que anteriormente ya había empezado.

MoonBin lo miró de reojo con una expresión aburrida. Sus músculos se relajaron.

No es que le importe que alguien vaya con el celular mientras él conduce, si no, que gracias a la buena vista que le daban sus gafas, pudo notar un chat de WhatsApp que DongMin tenía abierto, una persona con la que hablaba, como se mandaban emojis de corazón. Su sangre hirvió y deseó arrojar el teléfono por la ventana. Pero se tranquilizó, así que mejor mintió.

No eran celos ¿Verdad? Él no puede estar celoso, DongMin no le importa.

Entonces... ¿Por qué diablos se enojaba tanto cuando pensaba en el estúpido que era su supuesto novio?

Me enamoré de ti ᴮⁱⁿʷᵒᵒ (Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora