Capítulo 25

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Capítulo 25

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Capítulo 25

La verdad no pensé que en nuestra primera cita oficial me quedaría a dormir, sinceramente no lo planeamos, solo surgió.

Después de mi ataque de vómito —nada romántico—, él me había mimado en su cama. Dios, nunca imaginé que mi primera noche en su cama sería así, tan especial.

No había pasado nada más que un abrazo, pero se sintió como estar en el lugar correcto. Aarón, sentía como lo correcto; y eso asustaba un poco.

No sabía si debía espantarme por ese hecho y correr lejos o solo quedarme para disfrutando, pero la verdad me gustaba más la segunda opción. Hace dos meses tenía mi vida milimétricamente calculada, mis horas de estudio, mi trabajo, mi plan de vida a cinco años, y en él no había por ningún lado, niños.

La vida cambiaba, y aunque no era lo que tenía planeado, no me desagradaba, ya no me imaginaba la vida de otra manera. El que hubiese pasado si, no estaba en mis pensamientos.

Aarón, me había dejado esa mañana en la residencia, me sentía bien, los malestares habían disminuido bastante por el descanso que había tenido y lo agradecía, lo único que me desagradaba de mi embarazo eran los constantes malestares.

Pero pronto tendría nuevamente semanas de exámenes y eso me preocupaba. Lo bueno —o no sabía cómo clasificarlo—, era que tendría las horas de la tarde —que anteriormente usaba para trabajar —para estudiar.

Pero me conocía, no era alguien que estuviese acostumbrada a no sobrepasarme, cuando me centraba en estudiar hasta me olvidaba de comer y con la situación actual, no podría darme ese lujo.

De alguna manera había pasado la semana volando, ese sábado Aarón, tendría partido, pero en Chicago, así que no nos veríamos hasta el domingo en la noche, al tenerlo tan presente durante mi semana, y que de repente no esté me hizo extrañarlo demasiado.

Habíamos pedido la cena de un restaurante orgánico para que no me cayera mal. Una vez terminamos de comer, papá y yo nos sentamos frente al televisor ya qué desde el canal de YouTube de la universidad —de hecho tenían canal para cada deporte— estaban transmitiendo tanto el partido de Ron como el de Aarón.

A ambos le había tocado jugar fuera de la ciudad y fue difícil poder decidir que juego ver, pero terminó ganando papá y estábamos viendo el de Ron en la TV, mientras yo colocaba el partido de Aarón en el móvil.

Nunca me había gustado ver ningún deporte, pero era simple, el hecho de ver a Aarón allí lo hacía lo suficientemente entretenido para no despegar la vista de la pantalla.

Sinceramente hace mucho me encontraba en esa primera etapa del enamoramiento, y verlo jugar me parecía la cosa más sexy del mundo, cosa que podía admitir para mí misma, pero me daría vergüenza admitir en voz alta, es que Dios con ese uniforme se le veía muy bien la retaguardia.

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