Capítulo 39

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Capítulo 39

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Capítulo 39

Aaron

Las cosas estaban encajando en su lugar, después de tanto estrés y trabajo duro por fin la vida me estaba compensando por todo lo que había trabajado.

No iba mentir diciendo que no me parecía extraño, me sentía en un sueño y a la vez me daba miedo despertar, porque me daría un golpe de realidad bastante duro.

«Mierda, iba a jugar con Toronto» desde pequeño fue mi equipo favorito. Si, nací y crecí en Los Ángeles, pero por alguna razón mis jugadores favoritos pertenecen o pertenecieron a dicho equipo.

Así que se imaginan lo emocionado que me sentía al saber que pronto trabajaría mano a mano con algunos de mis ídolos, era surrealista.

Empezar una nueva etapa en tu vida era aterrador, porque siempre habrá muchas variantes a considerar. Puede que no de la talla o no me adapte al lugar. Ese tipo de pensamientos son los que suelen atacarme, pero en mi caso no solo era yo, estaba haciendo que mi familia diera un cambio radical.

Nunca me había tocado tomar decisiones tan radicales para mi vida, y menos, considerando que no solo era mi vida.

Quería que mis bebés tuvieran una infancia feliz y me daba miedo que al estar lejos de todo lo que conocíamos no pudieran convivir con personas importantes, como sus tíos o su abuelo.

Por otro lado, ellos solo conocerían eso ¿Y si en algún momento volvíamos y ellos ya estaban adaptados a su vida allí? Ser padre sería la cosa más compleja que alguna vez haría, porque no solo debía pensar en mi bienestar sino en el de ellos, me daba pánico ser como mi padre.

Quería ser mucho mejor; quería ser capaz de demostrarles cuánto los amo, ser para ellos un apoyo y su lugar seguro, que tengan la certeza de que podrían venir a mi en cualquier situación y no tener miedo por mi reacción.

Mi padre me había enseñado todo lo que yo no quería ser para mis hijos, por eso tenía tanto miedo a cagarla, a no ser suficiente, a, de cierta manera, copiar involuntariamente conductas de mi padre.

Tenía la suerte de tener a mi lado, en este viaje extraño llamado paternidad, a Rose que se había convertido en mi roca, que era alguien insuperable en mi vida. Si bien sabía que podía vivir sin ella, lo bonito de la situación era que no quería vivir una vida donde ella no estuviera, la quería eternamente a mi lado. Era loco pensar en un para siempre, pero con ella no se me hacía una idea tan descabellada.

¿Debía asustarme por pensar en ello o simplemente debía disfrutar la sensación?

Opte por la segunda opción, disfrutar de lo que la vida me estaba dando.

La semana pasó volando, pero había sido una de las mejores que había tenido desde hace mucho tiempo. Era sábado y era el partido de la final, cosa que me tenía nervioso, era la primera vez en los cuatro años que tenía jugando para la universidad que llegábamos a la final, era una buena manera despedirme del equipo.

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