Capítulo II

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La confusión tiñó el semblante de Kye

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La confusión tiñó el semblante de Kye.
   
  —Vaya que giro argumental. ¿A qué esa no te la esperabas bichito? —pronunció el pelinegro con sorna.
 
  —¿Mi tía?

 —Vamos a mi despacho. Este no es ambiente para charlar acerca de esas cosas —Leonora se adentró en un pasillo del local. Kye la siguió con intriga y los demás hicieron lo mismo
  
  La oficina se encontraba en extremo organizada, no podrías siquiera percibir una mota de polvo.
  
  —Tomen asiento —les señaló el sofá carmín que se encontraba frente a su escritorio.
   
  —Este ha sido un día de locos; primero me despierto y lo primero que veo es a este albino en la cocina de mi apartamento, luego se aparece este con obvias intenciones de matarme, me destrozan el apartamento, resulta que soy el heredero de un reino que parece inventado, que mis padres no son mis padres y que ahora tengo una tía. ¿Estoy en lo cierto? —Leonora asiente en respuesta —. ¿Podrías explicarme esto?
  
  —Bien, todo lo que te han contado es cierto. Tú padre es el rey lo que te hace príncipe.
   
  —¿Si soy un príncipe por qué no me crie en dicho reino?
 
  —Kye, no sé si soy la más indicada para explicarte esto.
   
  —Si no me explica que está sucediendo no pienso ir a ninguna parte con un trío de extraños —el castaño se cruzó de brazos haciendo un ligero puchero infantil.
  
   —Vale. Tus padres se conocieron en el festival anual de la cosecha del reino y se enamoraron perdidamente. Por obvias razones ambos no podían estar juntos, tanto como porque tu madre no era noble sino porque en ese momento mi hermano había estado por contraer matrimonio con Iliara, hija del jefe del clan de los dragones dorados que habitan en los valles. Tu abuela, mi madre y la de Leonard, nunca aprobó el que se vieran, por lo que yo les ayudaba a verse a escondidas. A mi madre casi le da un infarto cuando se enteró de aquello. Leonard quería tomar a Elara como segunda esposa ya que no podía deshacer el matrimonio arreglado del que ya habían tenido una hija, pero nuestra madre se rehusaba. Terminaron casándose a escondidas por lo que a la reina madre y a la propia Iliara no les quedó más opción que aceptarlo.
 
  » Se casaron en una ceremonia hermosa y todo el reino lo celebró. Durante los meses de embarazo de tu madre reinaron sabiamente y eran amados por su pueblo. Llegó la hora de dar a luz. Cuando naciste tu madre sufrió de varias complicaciones que la dejaron en cama vagando entre la lucidez y la inconciencia. Días después sin mostrar mejoría, falleció. Tu padre, destrozado se refugió en ti. Eras su todo.
 
  » Un día de campo como cualquier otro tu padre decidió llevarte ya que eras bastante grande. En un descuido te adentraste en el bosque. Te buscamos hasta el cansancio, tu padre estaba al punto del desmayo. Uno de los sirvientes llamó nuestra atención y trajo la ropa que llevabas puesta ensangrentada. Leonard, destrozado por ambas pérdidas, se encerró en sí mismo y se volvió alguien frío y distante. Se convirtió en un déspota y su reinado se volvió asfixiante. Ese día te encontré a punto de ser asesinado, pero logré llevarte conmigo. Al salir del reino y abandonar mi credo me convertí en un hereje y fui exiliada sin derecho a regresar o sería encarcelada.
   
  —Es algo impactante esto —analizó con el ceño fruncido —. Pero no pienso abandonar mi vida.
  
  —Disculpa la dosis de sinceridad bichito, pero vives en un apartamento que se cae a pedazos y trabajas en un bar de mala muerte donde la paga no te alcanza ni para todo el mes.

Entre el Deber Y el Corazón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora