Capítulo XI

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  Pasaron un par de días desde la llegada de Kye al palacio

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  Pasaron un par de días desde la llegada de Kye al palacio. Ni bien, habían pasado dos días y ya había comenzado a recibir clases de etiqueta. Al no haber sido criado en el palacio nunca tuvo una adecuada ceremonia de presentación como sus hermanos, por lo que debía aprender a comportarse correctamente si no quería avergonzar a la familia real, palabras salidas textualmente de la boca de la reina Iliara.

  Ella misma se encargó de sus clases. Eran una tortura total. Debía aprender el número de cucharas, tenedores, cuchillos, platos, etc. La posición en la que debían estar y la utilidad de cada uno.

  Kye suspiró de cansancio, su espalda dolía de todo el tiempo que había estado recta.

  —Como te decía, a la hora de la cena la servilleta nunca va al cuello —la reina tomó la servilleta con delicadeza y la colocó sobre su regazo. Kye repitió la acción y recibió un asentimiento de aprobación.

  La reina Iliara en ningún momento fue hostil con él, al contrario. No negaba que era algo fría pero atenta.

  —Esta cuchara se utiliza para las sopas, esta para los postres y esta para el té —le indicó y el castaño trató de memorizar cada una.

  La puerta del comedor fue abierta por Elric. Kye suspiró de alivio, no aguantaba más estas clases. Aunque las que le daba Elric eran peores, así es, el elfo había comenzado a enseñarle defensa personal en caso de que se encontrara en peligro. La situación en el reino estaba tensa por lo que debía saber defenderse, también le daba algunos tips de supervivencia por si llegaba a necesitar escapar.

  —Su majestad —el moreno se inclinó ante la reina —. Lamento interrumpiros pero es hora de las clases de defensa del príncipe.

  —Puedes retirarte —dijo a Kye levantándose de su puesto —. Te veré mañana para continuar las clases. Aprendes rápido —Luego de decir eso, se fue.

  Kye también se levantó y Elric lo acompañó a su habitación para cambiarse de ropa por una adecuada para el entrenamiento. Kye no esperaba mucho de sí mismo. En las actividades físicas era un asco. Siguió desarrollando junto a Uriel sus habilidades psíquicas, avanzó mucho. Puede incluso hacer levitar más de un objeto a la vez pero se niega a introducirse en la mente de otras personas sin autorización, estaría violando su privacidad.

  También descubrió que no puede cambiar de forma a tritón; resulta que su padre es un dragón rojo, y su gen es dominante por lo que posee la capacidad de transformarse en uno pero no tiene idea de cómo.

  —Hoy entrenaremos peleas cuerpo a cuerpo. Dado que vuestras habilidades radican en ataques a distancia debemos explotar este lado también —explicó Elric despojándose de su pesada armadura para poder moverse con mayor agilidad sobre el terreno.

  —Elric quiero pedirte que dejes de hablarme tan formal. Creo que nos conocemos lo suficiente como para que me tutees.

  —Está bien, si te sientes incómodo —el moreno calentó sus extremidades para luego pararse derecho —. Embísteme con toda la fuerza que tengas.

Entre el Deber Y el Corazón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora