Capítulo IX

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  Los entrenamientos continuaron durante una semana más

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  Los entrenamientos continuaron durante una semana más. Kye trabajó arduamente, cada vez terminaba más cansado, tanto física como mentalmente. Pero, su esfuerzo había surtido frutos.

  Sus dones se potenciaron permitiéndole introducirse en la mente de Uriel por sí mismo, incluso trató con William pero su barrera mental era demasiado fuerte, cosa que le causaba intriga. Logró desarrollar su telequinesis llegando a mover objetos pequeños, nada impresionante, aún.

  Uriel le comentó que sus dones estaban estrechamente ligado a sus emociones por lo que debía tener mucho cuidado, ya que un arranque de rabia podría causar desastres mientras más poderoso fuera. Y esto quedó comprobado hace unos días en el encuentro con Leah y Ezra.

  Hoy era su día de descanso; la reina le había dado permiso de salir de palacio, por supuesto con la compañía de Uriel. Elric había querido ir pero no le fue permitido, ya que su que había pasado una semana un movimiento en falso podría causar una hemorragia interna; había tenido una cuando se levantó de la cama e hizo ejercicio por lo que la doctora tuvo que operarlo de emergencia. Esta le reprendió de nuevo y casi que le amarraron a la cama para que no pudiera moverse.

  —Alteza, aunque nuestro reino esté compuesto por criaturas marinas existe una pequeña parte de la población en la superficie. Mayormente ahí viven personas que no poseen la capacidad para respirar bajo el agua.

  —¿Cómo respiráis bajo el agua? —inquirió. Kye era curioso por naturaleza, así que no era extraño para Uriel escucharle preguntar por todo.

  —Al contrario de las creencias de los humanos, no poseemos branquias. Tenemos un sistema respiratorio funcional como cualquiera otro humano, pero la diferencia es que nuestra piel extrae el oxígeno del agua —explicó el rubio con elocuencia.

  —Vaya qué interesante. ¿Dónde estamos? —preguntó nuevamente al observar a su alrededor.

  Estaban parados sobre una especie de muelle. La mar estaba tranquila y sus aguas ennegrecidas por el clima nublado.

  —Ya veréis —dijo el rubio sonriendo.

  Kye observó con detenimiento el profundo océano y notó las luces que comenzaban a refulgir. Pronto una especie de submarino futurista que ni su imaginación pudo haber ideado emergió de las aguas. Medía alrededor de 10 metros de longitud.

  —Los llamamos deslizadores, por su diseño aerodinámico y por su velocidad.Está hecho de metal pero si observa detenidamente podéis ver nuestras escamas. Entremos.

  Una compuerta se abrió dándoles paso al interior del vehículo. Kye se sentó y se ajustó el cinturón, no sabía que podría pasar en el océano pero hombre precavido vale por dos. Al abordar Uriel cerró la compuerta y comenzaron a descender. La poca luz que se filtraba desapareció para dar paso a la densa oscuridad.

  —¿Por qué está todo tan oscuro?

  —Pronto no será así —Pronto todo el submarino comenzó a brillar. Kye miró todo anonadado —. Eso es lo que pasa cuando nuestras escamas hacen contacto con un tipo específico de plancton biolumiscente.

Entre el Deber Y el Corazón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora