Capítulo V

66 25 6
                                    





   La mañana llega anunciando un nuevo día

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

   La mañana llega anunciando un nuevo día. El cielo está tapizado por nubes grisáceas y el aire se respira húmedo. Kye despertó sintiendo los estragos de la resaca. Se masajeó las sientes en busca de calmarlo. Los chillidos de Cherry indicando que tenía hambre hicieron que su cabeza palpitara aún más.

  —Estate quieto. En un rato te traeré comida, rata glotona —espetó Kye con fastidio. Percibió como Cherry se cubrió de brazos y le dió la espalda —. ¿Acaso me entiendes?

  El cubicornio le ignoró y sacudió la cabeza. Debían ser efectos de la bebida de ayer. ¿Qué rayos traía ese licor como para que le hiciera alucinar de esa manera?
   
  Se levantó de la cama y fue hasta el baño. Lo primero que hizo fue cepillarse los dientes a causa de su mal aliento. Luego se metió a la tina llena de agua caliente. Despertó de su ensoñación cuando llamaron a la puerta. Se cubrió con un albornoz y fue a atender.

  —Alteza, en media hora partiremos a Rothnia —le informó su guardaespaldas.

  —Solo tengo que cambiarme y listo —avisó.

   —Le esperamos en la recepción —Kye asintió y cerró la puerta de la habitación. Se vistió con la ropa que llevaba el día anterior pero ya limpia.

  Tomó a Cherry entre sus brazos y se dirigió hacia la recepción a paso veloz con miedo a llegar tarde. Al llegar, ya todos le estaban esperando.

  —Me alegró mucho verte muchacho —se dirigió Jerôme a Elric dándole un corto abrazo.

  —Espero volver a vernos pronto, viejo —dijo aquello último con diversión.

  —¿Cómo que viejo? —le reclamó el hombre apuntándole con el dedo.

  Elric solo rio y salió corriendo del hotel como niño pequeño que acaba de hacer una travesura. En el poco tiempo que llevaban viajando juntos Kye solo le observaba serio, al parecer su personalidad era más infantil junto a quienes conocía.

  Los demás siguieron al moreno hasta el exterior. Fuera, había un carruaje, para nada estrambótico, muy simple para no llamar la atención.

  —¿Por qué un carruaje y no un auto? —cuestionó Kye confundido.

  —Pues por la emisión de gases tóxicos, le hace daño al bosque y las hadas dependen de que el bosque esté saludable —explicó Elric.

  —Vaya, eso es interesante —pensó en voz alta. Si más humanos tomarán esto en conciencia la atmósfera estaría mucho mejor.

  —Es hora de irnos, suba alteza —indicó Elric abriéndole la puerta del vehículo.

  El interior era mucho más cómodo de lo que había imaginado. El asiento, forrado de terciopelo, era bastante cómodo y el lugar era más espacioso de lo que parecía por fuera. Dentro ya estaban Leonora y William. Se acomodó y esperó a que Elric entrara pero este solo cerró la puerta y se fue.

Entre el Deber Y el Corazón. Where stories live. Discover now