Capítulo XII

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  El día había llegado, su presentación a la sociedad

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  El día había llegado, su presentación a la sociedad. Estaba nervioso, arregló el cuello de su camisa nervioso y el sudor frío corrío por sus sienes. Se encontraba en su habitación terminando de arreglarse para salir hacia el gran salón. Se mira en el espejo del tocador frente a él.

  El traje que lleva está especialmente hecho a su medida; el color azul marino contrasta con su piel pálida y los broches dorados con sus ojos. Su cabello prolijamente acomodado. El castaño suspiró y sintió una mano sobre su hombro. Miró a su lado y encontró a Uriel sonriéndole. Tenía el cabello rubio peinado a los lados y adornado con joyas, su traje era realmente hermoso, irreal. Se conformaba de escamas de color azul que llegaban hasta el dorso de sus manos. El color iba esclareciéndose a medida que descendía por sus extremidades.

  —Todo estará bien. No estés nervioso. Lo harás de maravilla —le alentó. Su relación había avanzado de alumno a maestro a ser buenos amigos. Sus personalidades se complementaban muy bien.

  Kye asintió y se levantó. Acarició a Cherry que estaba durmiendo sobre las suaves sábanas de su cama. Se miró por última vez al espejo y salió de su habitación a paso moderado. Respiró hondo un par de veces más y las puertas del gran salón dorado les fueron abiertas.

  El ambiente era alegre, la música y las parejas bailando poblaban el lugar. Observó hacia el palco en dónde su familia se encontraba y se dirigió hacia allí siendo escoltado por Uriel. Solo los pocos nobles que conocían su identidad se inclinaron levemente cuando lo vieron pasar, lo que generó una ola de murmullos que el castaño ignoró.

  Al llegar al palco notó que su padre hablaba con unos funcionarios. Tomó el asiento que le correspondía y miraba hacia abajo con ensimismamiento. Este tipo de bailes solo los había visto en películas, jamás imaginó ver uno en la vida real.

  —Hola —dijo Misalys a su lado con una sonrisa. Llevaba el cabello rizado rebelde a los lados de su cara, vestida con un recatado vestido color perla que se podía llegar a confundir con su pálida piel.

  —¿Estás demasiado aburrida? —preguntó Kye revolviéndole el cabello.

  —No, Lys está aquí conmigo —Misalys miró de reojo a su hermano y susurró —. Mentira, esto ha sido una tortura. Sácame de aquí —Kye tuvo que aguantar las ganas de carcajearse.

  —Es solo por un par de horas. Esto no lo hago por mí, lo hago por complacerlo —dijo refiriéndose a su padre. Aún no tiene el valor de llamarlo padre.

  —Lo sé —la pelirroja suspiró y desvío la mirada hacia Uriel. Sintió su piel erizarse al verle tan serio y con la mandíbula apretada mirando con detenimiento a su alrededor.

  —¿Quieres que te planee una cita con él? —bromeó el castaño susurrando en su oído.

  —¿Harías eso por mí? Es que no encuentro el momento para hacerlo —Kye la miró sorprendido y satisfecho a la vez. Su hermana menor no era una chica tímida, al contrario, era elocuente y extrovertida.

Entre el Deber Y el Corazón. Where stories live. Discover now