Kim Yuna había nacido para triunfar, o eso era de lo que había estado convencida hasta que cumplió veintisiete y un test de embarazo barato le indicó que iba a convertirse en una madre soltera. Kim Yuna no era supersticiosa, no creyó en esa maldició...
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El teléfono de Taehyung volvió a vibrar insistente y Hoseok lo observó desde el sofá, donde le acariciaba con cuidado el cabello a Yoongi que reposaba dormido sobre su hombro.
—Podría ser importante —le dijo.
—Es importante, por eso no contesta —a su lado, Jimin respondió por él —¿Qué sucedió?
Y él, que estaba rodeado de una cantidad irrisoria de informes contables y anotaba cosas a toda velocidad en su computadora, suspiró. Pasaba la medianoche y los novios de su mejor amigo estaban dándole apoyo moral mientras acababa un trabajo importante, o al menos el que quedaba despierto lo hacía. Jimin estaba a su lado, en una esquina pequeña de la mesa a la que fue relegándolo mientras necesitó más espacio para extender las carpetas y el papelerío.
—Lo siento, iré a mi cuarto. Te estoy distrayendo —se disculpó y miró a su alrededor abrumado.
—Tae, nadie está diciendo que molestes —Jimin dijo llamando su atención —Solo quiero saber por qué el estrés, así sé que tipo de té prepararte.
Su amigo fue tan amable que podría haberse soltado a llorar en ese momento.
—Perdí un documento importante, un balance que debía revisar para un accionista. Jin me lo envió esta mañana y eliminé el correo justo después de imprimirlo. Y perdí la copia. Mi trabajo era revisarlo y corregirlo, para una junta que habrá mañana luego del almuerzo. Así que ahora estoy recopilando los datos por mi cuenta para volver a armarlo, ya corregido. Y entiendo por qué les tomó dos semanas tenerlo listo y por qué necesitan que alguien más lo verifique. Es interminable.
—¿Y por qué no le pides a Jin que te envíe el correo otra vez? —Hoseok dijo con inocencia, sin ver el problema.
—Dentro de toda la perfección que Seokjin posee, uno de sus pocos defectos es la culpa. Y desde que lo de Namjoon sucedió, no ha dejado de disculparse hasta el hartazgo, de mirarme preocupado y con pena. Ha intentado «levantar» un ánimo sombrío que no tiene que ver con Joonie, sino con mi vida miserable en general, sin éxito. Y puedo sentir ese peso en su espalda a kilómetros de distancia ¿Puedes imaginarte tú cómo se elevaría esa culpa si le dijese que perdí el documento? Se iría más arriba que este gráfico —Taehyung le explicó mostrándole un papel con una curvatura en alza que sobrepasaba los niveles estipulados —Porque, de hecho, este no era mi trabajo, pero nadie más podía hacerlo. Y aunque yo sé que no tiene que ver con eso que está sucediendo entre los dos, Jin insiste en pensar que sí. Y asociará mi perdida a él y a Joon, cuando en realidad solo fue mi estupidez actuando por su cuenta.
—Canela y manzana te sentará bien —Jimin dijo poniéndose de pie y buscando una tetera en un mueble cercano —¿Quieres galletas? Yoongi compró esas con chispas que te gustan.
—Sí por favor —le dijo haciendo un puchero, antes de que Jimin desapareciera hacia la cocina.
