Once

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Como la gran mayoría de las cosas que alguien más había decidido por él, Taehyung se tomó la tarea de producir su tesis como un obstáculo más, una obligación molesta que debía cumplir para demostrarle a su abuelo que su cerebro funcionaba a la per...

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Como la gran mayoría de las cosas que alguien más había decidido por él, Taehyung se tomó la tarea de producir su tesis como un obstáculo más, una obligación molesta que debía cumplir para demostrarle a su abuelo que su cerebro funcionaba a la perfección y que por sus venas también corría la sangre empresarial que el resto de su familia poseía.

Se sabía capaz e inteligente, pero había un pequeño detalle que no se podía ignorar y que todos, salvo él, decidieron pasar por alto a lo largo de su vida. Taehyung no quería explotar esa capacidad, no lo deseaba y no le parecía necesario; pero como su abuelo no aceptaba negativas y su madre siempre intentaba persuadirlo, él se abrazó a la rebeldía. Que más que eso era una respuesta automática que le nacía en el cuerpo y la mente, era la negación pura, su primer instinto cuando le mandaban cosas que curvaban demasiado el camino hacia su vida ideal era negarse. Negarse hasta hartar a todo el mundo, quejarse con la convicción de que los haría desistir, repetir una y otra vez que eso no era lo que quería, aunque supiese a ciencia cierta que a su abuelo no se le movería ni un cabello.

Fue por eso que como alternativa inventó sus propios fracasos. Hubo muchas ocasiones en las que Taehyung tuvo entre sus manos oportunidades de hacer cosas a la perfección, de tomar las decisiones correctas, de obedecer por el bien de todos; pero no lo hizo. Muchas veces decidió responder mal en sus exámenes, faltar a clases importantes, pasar por alto fechas de entregas, muchas veces se le acercó gente interesada en negocios y fingió que esos encuentros nunca pasaron, muchas veces arruinó reuniones y tareas en la empresa. Porque no quería eso, no quería estar allí.

Quería una vida propia, y si el costo era fingir que no era capaz, él estaba dispuesto a pagar ese precio y cargar con el estigma de ser una completa deshonra para su familia. Con el tiempo, Taehyung había entendido que el peor miedo de su abuelo era que la gente soltara la famosa frase «Después de todo no es un Kim»; y por eso no había desistido ni aceptado sus negativas y berrinches. Porque era su abuelo la única persona que tenía permitido remarcarle ese detalle, de por vida.

El asunto era que, él no era inadecuado por no tener padre, lo era por el simple hecho de ser una persona independiente y pensante, igual a su madre. Se había terminado de ganar el título de bastardo en esa familia por siempre ir en las direcciones contrarias a las que se esperaban.

En los últimos meses su vida se había puesto de cabeza, porque él sabía que se le terminaba el tiempo. Ese tiempo precioso que había ganado por medio de sus fracasos inventados, con la esperanza de poder usarlo para encontrar una forma de ganarle a su abuelo, o de conseguir una vida distinta. Había llorado y pensado mucho. Y a pesar de todo, había seguido escribiendo su tesis. Muchas veces a paso de tortuga, muchas veces enredando información y dilatando el asunto todo lo que pudo. Hasta ese día.

En el silencio de esa enorme biblioteca de la universidad, en soledad y con una angustia que le arañaba el pecho, puso el punto final de su trabajo. Terminó la última corrección, y una incertidumbre arrolladora lo envolvió.

Isolato - Taekook (kookv)Where stories live. Discover now