Dieciséis

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Su madre lo observó limpiándose las lágrimas con el puño de su chaqueta, lleno de rabia; la cara comenzó a arderle por la vergüenza que le provocaba esa frustración tan absurda

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Su madre lo observó limpiándose las lágrimas con el puño de su chaqueta, lleno de rabia; la cara comenzó a arderle por la vergüenza que le provocaba esa frustración tan absurda. Toda aquella situación era absurda.

Los dos todavía sentados en el coche sin arrancar, con la lluvia golpeando con fuerza el vehículo y el silencio aplastándolos un poco.

—Lo siento, Tae —su madre dijo en un tono suave que hacía muchísimo tiempo no escuchaba viniendo de ella.

Ridículo. Tan ridículo que le hizo soltar una risa sofocada.

—¿Por qué te disculparías? —él le preguntó luchando por detener ese llanto tonto.

—Por todo, todo esto.

—Má —le dijo sofocando otra risa acuosa —No te puedo culpar por algo que hiciste cuando ni siquiera sabías que estaba en tu barriga. Eso sería injusto. Yo solo...No estoy enojado contigo. Es solo que él es muy importante para mí, es lindo en el sentido de que parece que la primavera viene cuando sonríe y lo llena todo de luz. Y la idea de haberlo hecho pensar que no es importante para mí se siente tan incómoda que quiero arrancarme la piel por la ansiedad. Así que conduce, por favor.

Solo entonces su madre puso el automóvil en movimiento.

El viaje hasta la casa de Yuna le pareció eterno, y pasó del llanto a la incertidumbre tan sin escalas que para cuando llegaron allí, su labio ya estaba magullado por tanto mordérselo.

Su madre se quedó de brazos cruzados viéndolo recoger y asegurar el cierre de su maleta, su padrastro lo siguió con la mirada y la boca abierta sin entender nada, el trapo de la cocina todavía colgando de su hombro.

—¿Todo está bien? —le preguntó con un cuidado que le hizo saber de inmediato a qué se refería.

—No peleamos. Estamos bien —le aseguró palmeándole el hombro —Tengo algunas cosas que hacer, pero estoy contento de haber venido y de que estén bien. Cuídate ¿Sí? Espero verlos pronto —terminó diciéndole en medio de un abrazo breve.

Llegaron con tiempo de sobra al andén, y su mamá estuvo consolándolo de forma pequeña y silenciosa, como podía porque en realidad no sabía demasiado de eso y el contacto físico nunca fue un fuerte en la familia, pero fue suficiente.

—Si eliges contárselo, puedes responsabilizarme de todo. Puedes traerlo a hablar conmigo y yo se lo confirmaré. Lo convenceremos de que no es tu culpa, porque no lo es.

Una risa le burbujeó en el estómago. Su mamá había entendido algunas cosas de la vida y había fingido que no, pensando que le hacía un bien. En ese momento Taehyung se preguntó cuánto le habría costado ocultarlo.

Se subió al tren sabiendo que la espera le destrozaría los nervios, porque no podía pensar coherentemente, su cerebro estaba totalmente bloqueado. Pero en medio de ese desastre tuvo una sola iluminación.

Isolato - Taekook (kookv)Where stories live. Discover now