En donde Iguro Obanai y Sanemi Shinazugawa, husmeando en el cuarto de uno de sus compañeros que tanto odian por "presumido", descubren la triste realidad detrás de la inexpresividad en el rostro de Tomioka Giyuu.
Y debido a que la culpa los carcome...
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—No.
Fue lo que pronunció Obanai cuando Sanemi abrió la boca para dar una sugerencia ante el aburrimiento que tenían.
Había feriado y por lo tanto tenían día libre, aunque podrían estar tranquilamente en la residencia del colegio decidieron salir a comer, ninguno de los tres tenía la menor idea de que podrían hacer en todo ese tiempo que tenían libre. Tal vez se les olvido que tenían lección de química al día siguiente, pero eran detalles en ese momento.
En algún momento lo recordarían y se asustarían. Tal vez. O no lo harían y reprobarían... Una de las dos era probable.
Más Sanemi, no es que no estudie, odia a la profesora de Química.
—¡Ni me dejaste hablar, idiota! — Se queja Sanemi.
—Porque te conozco, y se lo que ibas a decir — Obanai evita mirar a Sanemi para que este no lo haga hacer una tontería de la que se podría arrepentir después de hacerla.
Se conocían lo suficiente como para que Obanai pueda decir con sencillez que si no fuera porque aun era cuerdos, ya hubiesen muerto hace tiempo por tantas tonterías que se mandaban.
Y nadie podía negar que cada cosa que se les ocurría a ambos cuando estaban aburridos, era una muerte segura. Y Obanai no quería hacer algo tonto sabiendo que al día siguiente vería a Mitsuri.
Giyuu solo veía todo con dudas. Para el no podría ser tan mala la idea de Sanemi. Confía ciegamente en que no era algo más suicida que sus propias ideas, así que le mira cuidadosamente.
—Ojete, te juro que no es nada malo, ¡Mis ideas son geniales! — dice Sanemi, sentado sobre su bicicleta. Luciendo molesto con Iguro.
—¿Entonces? — Pregunta Giyuu, dándole luz verde a Shinazugawa. El albino le mira de inmediato y se arrepiente. Obanai le da una mirada asesina y se resigna a escuchar la ideas locas de Sanemi, este se dirige hasta donde ellos en cuanto Giyuu hablo.
Pésima idea, en primer lugar.
¿Podemos recordar que Sanemi no es la persona mas sana mentalmente del mundo? Porque justo ahora, su sonrisa les dio escalofríos.
—Ustedes — los señala. —Y yo — se señala a si mismo con la palma abierta. —Montaremos está bicicleta sin miedo al éxito — termina finalmente su palabrerío con una sonrisa tétrica parecida a la del payaso de It y tanto Tomioka como Iguro sienten las ganas de irse. —¿Jalan o culo?
—Quiero vivir.
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