En donde Iguro Obanai y Sanemi Shinazugawa, husmeando en el cuarto de uno de sus compañeros que tanto odian por "presumido", descubren la triste realidad detrás de la inexpresividad en el rostro de Tomioka Giyuu.
Y debido a que la culpa los carcome...
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Iguro caminaba por los pasillos hacia su salón de clases con una bolsa de plástico en su mano izquierda donde llevaba comida para Sanemi y Tomioka. Ese día parecía ser aburrido en su totalidad, era un día nublado y con pocos alumnos en el colegio. Al estar desconcentrado, siente que alguien corre en su dirección y se voltea.
—¡Iguro-san! — Mitsuri Kanroji, su mejor amiga del otro salón y en secreto su amor platónico, corría hacia el llorando en el proceso.
Las alarmas en su cabeza sonaron al verla alterada.
Se dio cuenta de que le gustaba cuando no podía ser con ella tan agresivo como lo es con Sanemi. Con ella, salía una actitud más tranquila, como si no pudiera ser ofensivo a su alrededor por querer dejar una buena imagen de el a la linda chica. Todo aquel que lo conocía se quedaba como piedra cuando veían como cambiaba con Mitsuri y no podía decir nada, porque tenían razón para estar impresionados. Era increíble el cambio que daba en el cuando Mitsuri estaba cerca, hasta su voz sonaba más dulce cuando le respondía.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien? — Le pregunta apenas la chica se sitúa delante suyo.
—¡Iguro-san! ¡No tenemos personal para la obra de la semana que viene! ¡No se qué hacer! — Mitsuri se tapaba el rostro mientras lloraba de la frustración.
Llevaban meses planeando la obra del año, para que al final las chicas decidieran no participar. Mitsuri quería destacar en el club de teatro, pero parece que al final su obra no se iba a llevar a cabo por la falta de personal. Y era la obra con la que finalizarían el año electivo y después solo veían los exámenes.
Se sentía fatal el estar tan cerca de la presentación que planeo con esmero para que no se diera.
La razón de las chicas para irse fue que "la obra iba a fracasar". Kanroji sintió una estaca en su pecho al escuchar esto. Ella misma escribió el guion, las escenas, los diseños, los vestuarios, los lugares, todo fue hecho por ella y había estado segura de que hizo lo mejor posible en cuanto a la obra, pero para los demás eso no era suficiente.
—Esas idiotas, ¿Cómo se atreven? ... — Obanai siente resentimiento por esas personas que rechazaron a Mitsuri de una forma tan tonta. —¿Hay algo que pueda hacer por ti, Mitsuri? — Iguro no sabía como calmarla, nunca le tocó calmar a otra persona.
—No hay nada, Iguro-san... — Mitsuri se deja abrazar por el azabache, sintiendo el calor de este. Por unos momentos se queda pensando, dejando de moquear, y su mente de ilumina.
Pero de una forma en la que asustaba, sus ojos de repente dejaron de lucir tristes y su sonrisa reflejaba una felicidad inmensa. Iguro no sabe si alegrarse de este hecho o asustarse, podía esperar de todo de ahí.
—¡Si hay algo que puedes hacer, Iguro-san!
Y para el, no era complicado hacer algo por Mitsuri si aquello la hacía sonreír. Si su sonrisa no volvería a desaparecer, entonces el no se negaría a lo que sea que le pida. Aunque aquello fuera lo mas descabellado que hiciera en su vida.
