En donde Iguro Obanai y Sanemi Shinazugawa, husmeando en el cuarto de uno de sus compañeros que tanto odian por "presumido", descubren la triste realidad detrás de la inexpresividad en el rostro de Tomioka Giyuu.
Y debido a que la culpa los carcome...
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—¡Emo!
Obanai corre tan rápido como puede hasta la casita donde Giyuu se metió junto a Sanemi. A penas el telón bajo Tomioka había huido del escenario tratando de sentirse mejor y no esa sensación de tensión que crecía en su pecho junto la incomodidad. Era difícil para el todo lo que estaba pasando
Sabito al poco tiempo cruzo el camerino queriendo ver a Giyuu después de que se ahogara, corrió entre los pasillos empujando a las personas a su al rededor, nervioso. En su mente no dejaba de reproducirse una y otra vez la escena de Giyuu temblando, sus piernas se movieron por si solas cuando el telón bajo y los aplausos sonaron de fondo, sin importarle ni un poco esa gente emocionada por la obra. Dejo a los chicos cuidando de Makomo en lo que el vería que sucedía con Tomioka.
No supo en que momento llego y se encontró con Sanemi al lado de Tomioka y a Obanai dándole agua. Ambos chicos preocupados por el que era su amigo de la infancia, chicos que el conocía hace un tiempo y que jamás le agradaron.
Pero... ¿Por qué todo eso le molestaba tanto?
En su pecho crecía una incomodidad enorme por la forma en que esos dos se habían vuelto cercanos a Giyuu en esos meses. No podía creer lo rápido que se volvieron amigos, lo fácil que fue reírse con ellos en un corto período cuando con el demoro meses. Las sonrisas imperceptibles que tenía algunas veces cuando hablaba con ellos, no entendía nada de eso. ¿Por qué le frustraba saber que el era más feliz que antes? Verlo ahí, siendo consolado por personas que antes ni les gustaba su presencia le revolvió el estómago. Porque a Giyuu antes no le agradaban esos dos, pero ahora, estaba siendo consolados por esos dos y a el eso le estaba molestando sin saber porque.
Sabito ignoro su malestar y se acerco a Giyuu, pasando de largo de la presencia de los otros dos. No tenía tiempo para ponerse a pensar en la presencia de los otros dos, solo quería ver al azabache.
—Emo, ¿Ya estás mejor? — Murmuro Obanai.
Giyuu respiraba muy lento, tenía los ojos entrecerrados y sostenía la botella de agua con un poco de fuerza, miraba al piso sentado sobre sus pies. Obanai quito su pelo de la frente tratando de darle un poco más de aire, no sabía que más hacer en esos casos para que no esté tan ido.
Sanemi saco del bolsillo de su pantalón un chicle ácido y sin esperar que alguien dijera algo lo metió en la boca de Giyuu bajo las atentas mirada de los dos. Giyuu débilmente mira a Sanemi.
—Giyuu, mastica el dulce.
Iguro apretó sus labios volviendo a mirar a Giyuu sabiendo el porque de ese dulce. Genya solía tener ataques de ansiedad y Sanemi le daba dulces ácidos para distraer a su mente del problema que haya tenido, trayéndolo de vuelta con el. Y que trajera esos dulces encima dejaba ver su miedo latente porque suceda de nuevo algo así. El sabía la historia pero no el porque de los ataques de ansiedad de Genya, no sabía como reaccionar al ver a Sanemi en ese estado.
