Capitulo 11

4.4K 183 13
                                    

Durante toda la tarde me costo concentrarme en lo que tenia que hacer. No podia decir dos oraciones de corrido porque entre ellas me quedaba tildada pensando en lo que podria pasar entre Enzo y yo.

Al fin termino mi día laboral, nunca lo sentí tan pesado como el de hoy. Sali colgandome la mochila al hombro, pegue un suspiro fuerte y cerré la puerta de la escuela detrás de mi.

Intenté mirar disimuladamente hacia todos lados por si estaba Enzo, por lo que comencé a caminar en dirección a mi casa. Supongo que se dio cuenta que es una boludez lo que esta pasando entre nosotros. No digo que yo no tenga ganas, sino que para él no vale la pena dejar a Valentina por una mina como yo, tan común.

Estoy literal poniendo la llave en la puerta de entrada cuando veo a Enzo salir corriendo de la zona de las escaleras, apenas me vio entrando se quedó parado tomando aire por el trote.

- ¿Qué pasó? -me acerque rápido preocupada. Solo me miraba fijo y comenzó a subir de nuevo las escaleras. Sin pensarlo para nada empecé a seguirlo. Estabamos por la mitad de la segunda y se freno de golpe, yo venía mirando el piso por lo que choque con su espalda.

Levanté mi cabeza confundida, mirando su cuerpo en la ropa de entrenamiento.

- No aguanto Feli, no aguanto. -su voz se cortó y tomo su cara entre las manos. Subí los escalones que me faltaban y quedé en frente de él. Lo abrace por los hombros y él instantáneamente apoyo su cara en mi pecho.

- Sh sh. -trataba de consolarlo acariciando su espalda.- ¿Qué pasó amor? -no pensé mucho mis palabras, solo las dije.

- Valentina volvió de lo de madre hoy, con Oli, y se puso a decirme muchas cosas que me duelen.- sorbio su nariz.- No sé que le pasa por la cabeza, supuestamente habíamos terminado de la mejor manera, pero ahora vino loca. Yo aguanto un montón de cosas, pero esto ya me sobrepasa. Amenazó con sacarme a Oli, imagínate el nivel de locura que tiene. Yo no sé que haría si me la llega a sacar. -se sentó en uno de los escalones y lo seguí.- Ahora volvió a irse, pero me dijo que va a volver, estoy mal. No sabía que hacer. Olí lloraba desconsolada pero ni así la quiso dejar conmigo. Fui a buscarte pero no estabas, así que decidí bajar a esperarte, antes de que subas al ascensor. -me saco una sonrisa. No sabía que decirle, solo lo tenía abrazado dándole mi apoyo. Acariciaba su espalda en círculos mientras él sollozaba.

- Son solo amenazas, no te va a poder sacar a la nena Enzo. Y si lo quiere hacer yo salgo de testigo para desmentir lo que sea que ella vaya a decir. ¿Si? -me miro a los ojos, tiene la cara medio hinchada y húmeda. Lo tome la mano y empezamos a subir de nuevo las escaleras. No lo pensé mucho cuando abrí la puerta de mi departamento y lo hice pasar. Lo acompañe a qué se siente en el sillón y le lleve un vaso de agua.

- ¿Harías eso por mi? -fua, haría todo por vos Enzo. Lo mire llena de ternura.

- Sin dudarlo ni una sola vez Enzo. -lleve mi mano a su mejilla acariciándola suavemente. Él por su parte se apoyo más en ella, buscando mi tacto.

Me acosté en el sillón, palmeando el lugar a mi costado pidiéndole que se acueste conmigo. Una vez que apoyo su cabeza en mi brazo y su espalda en mi pecho, lleve mi pierna por encima de su cintura apretandolo más contra mi.

- Siempre voy a estar acá, para lo que necesites. -comencé a darle mimitos en el pelo, su respiración se hizo más pesada a los minutos, por lo que me di cuenta se durmió. Y así, sintiendo la tranquilidad de su respiración, me dormí abrazada a su espalda.

...

Me desperté porque sentí cosquillas en mi nariz, lleve mi mano a ella rascando la, para luego volver a apoyarla en ese lugar cálido y duro donde estaba minutos antes.

Sentí como me apretaban fuertemente por la cintura y acomodaban su cabeza en mi pecho. Abrí los ojos asustada olvidandome que estaba con Enzo. Baje mis ojos hacia él, y tenía su mejilla apretada conmigo, por lo que su boca sobresalía, sus pestañas tocaban sus pómulos y ese colorcito de piel por dios, lleve mi labio inferior entre mis dientes sin evitarlo, mamadera.

Quise moverme pero sus brazos se ciñeron como si fuera una boa, apoye mi mano izquierda en su brazo, está duro, pero suave. Con la yema de mi dedo empecé a trazar las líneas de sus tatuajes, ví como su piel se puso de gallina, no hay mejor dicho que ese para él.

- Deja de tocarme así. -hablo de golpe haciéndome saltar en mi lugar, su cara dibujaba una sonrisa burlona. Si abría los ojos un minuto antes iba a ver mi cara de estúpida mirándolo toda enamorada.

Enamorada una forma de decir.

- Mentira, seguí. -busco mi mano tanteando en el aire y la volvió a llevar a su brazo. Sonreí embobada, que morocho hijo de puta. Pasaron largos minutos dónde acariciaba su brazo y con mi otra mano empecé a hacerle mimos en la cabeza. Estire mi cuello mirando hacia la ventana, ya está oscuro, no cenamos, no comí nada en todo el día, y mi panza hizo ruido siendo recordatorio de eso.- ¿Pedimos una pizza? -los colores subieron a mi cara, me dió mucha vergüenza algo tan normal. No le respondí, me hice la boluda olímpicamente. Por lo que levanto su cabeza y me miró con la frente arrugada.- Contestame conchuda. Te estoy hablando como un boludo.- dijo casi enojado haciéndome reír.

- Bueno dale, pidamos. -pero nos acurrucamos más. Al final llevo su mano a uno de los bolsillos y saco su celular sin despegar su cara de mi pecho.

Veinte minutos después ya estábamos sentados en el sillón abriendo la caja de la pizza.

- Perdón por lo de hoy. -dijo a la vez que pasaba los canales en la tele. Me dió una mirada rápida y siguió. Yo tenía los pies en modo indio mientras ponía una porción de pizza en un plato y lo dejaba en sus piernas.

- No me pidas perdón por nada. No tenes la culpa de lo que te paso. -movi la aceituna a un lado y le di una mordida a mi comida. Él por su parte dejo el control y miro mi acción, estiró su brazo metiendo la mano en mi plato y me saco la aceituna llevándola a su boca.

Que manía con hacer las cosas cotidianas tan calientes. ESTA COMIENDO UNA ACEITUNA DE MIERDA y yo ya estoy hiperventilando.

- Te dije que dejes de mirarme así. -no me miró en ningún momento.

- ¿Cómo se supone que te estoy mirando? Y no me dijiste que no te mire, me dijiste que no te toque. -me mostró sus dientes hermosos con una mirada canchera.

- Me miras como si quisieras que te dé una buena garchada. Y tocar me podés tocar. -abri mi boca indignada.

- ¿Que te esté mirando te hace pensar que quiero que me garches? -o sea si, pero él no tiene porqué saber eso.

- Los dos sabemos que si. -le hice cara de asco.

- Sos tan agrandado que la debes tener mini, manicero. -lo cargue y vi como saco los platos de encima de nosotros apoyándolos en la mesa, me empujó y cayo encima de mi. Ay no, otra vez no.- Mentiiira, no te enojes. -lo empuje por los hombros y me rei.

Si sigue haciendo estás cosas mi fuerza de voluntad va a quedar nulisima.

Compañera de juegos (Enzo Fernandez)Where stories live. Discover now