Capitulo 19

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Enzo

Manejo por las calles del nuevo barrio donde vive mi hija, por suerte les conseguí un lugar bastante cerca, como mucho diez minutos en auto. Me da tristeza pensar que ya no voy a dormir todas las noches a unos pasos de distancia, pero vivia entre peleas y malos tratos entre nosotros. Y Valentina tenia la mala costumbre de cuando peleabamos se la agarraba con ella y terminaba sus noches entre lagrimas y sollozos. No quiero esa vida para mi hija, me duele más saber que le estaba haciendo un mal. 

Estaciono el auto tomando las bolsas que me dio el club de regalo para Oli. Todos los meses salen con algo nuevo. Ahora por lo que sé es una de las remeras nuevas y un monopatin, como es todos los meses tratan de dar cosas distintas. No sé como no se les terminan las ideas tan rapido, yo ya no sabria que darles. 

— ¡Papi! —grito mi bebé mientras salia corriendo de su nueva casa saltando a mis brazos. Tome su cabeza hundiendola en mi cuello y aspire su perfume que me hacen dar ganas de llorar porque me recuerda a cuando tenia recien dos dias de vida, amo tanto a esta princesita de mi propio cuento de hadas.

— Mi amorcito, ¿Como estas? —asintio con su cabeza y ya supe que estaba llorando. En ese sentido parece una nena más grande, no le gusta que la escuchen llorar y menos que la vean. susurre unos Sh sh en su oido, como cuando era bebé. Ay me pongo re trolo cuando se trata de ella, no pude evitar que mis ojos se llenen de lagrimas.— ¿Entramos? Te traje muchos regalos de parte de donde juega papá. ¿Queres verlos? —su carita se ilumino mostrandome su hermosa sonrisa. Me llevo arrastrando de la mano hacia el interior de su casa. En la otra mano llevo las bolsas que no dudo ni diez segundos en sacarmelas para ponerse a revisar su interior. Su grito tan agudo me hizo hacer una mueca y taparme un oido.— Que pibita exagerada. —susurro riendo para mi mismo. Luego de unos minutos ya estaba a los gritos andando en el monopatin por toda la sala e insistiendome para que salgamos a la vereda. 

— Hola Enzo. — dijo Valen saliendo de lo que seria la cocina. Se acerco y dejo un beso en mi mejilla, no dude en responder su saludo rapidamente. 

— ¿Todo trancu? —apoye mi mano en su hombro y ella me hizo cara de que le daba igual. 

— Estamos más tranquilas asi que como estabamos antes, no digo que eras vos el problema, si no nuestra convivencia. Que se yo, siento que en un futuro tal vez nuestras vidas se van a volver a cruzar amorosamente. —se encogio de hombros con tanta tranquilidad que me asusta.

— Valen, no tengo ganas de volver a repetirte lo mismo. —suspire ya cansado. No quiero que cree ilusiones que después se van a romper. Lo mejor es que hagamos nuestro duelo de pareja ahora y no más adelante, ojo que a mi me duele esto, no me chupa un huevo la situación. Valentina es una mina hermosa, una gran madre, porque no se nace sabiendo ni siendo perfecto. Antes de que empiecen los problemas yo juraba que ella era el amor de mi vida, sin dudas. Pero nos quedó grande a los dos.— Ya sabes cuál es mi postura en todo esto, no vamos a volver. Entendelo por favor. —sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y suspiré cansado.— No vine para hacerte llorar Valentina. Vine a verla a Oli nomás. No me rompas las bolas. Trato de que no peleemos, de que estemos bien y cada vez que vengo haces lo mismo. Tenemos que llevarnos bien como padres boluda, por lo menos eso. —me enferma verla llorar, me pone del orto. Porque no es mi intención, y se que le duele todo esto, pero si no le cortó las cosas así, no terminamos más de discutir. Salí al patio siguiendo a mi bebé, la cual daba vueltas y vueltas, no se cansa. Estuvimos jugando como dos horas que parecieron minutos, pero de la nada me empecé a sentir mal, como si me estuvieran oprimiendo el pecho. Voy a tener que ir al médico, no quiero que si es algo pase a mayores. Pero me sentía cansado.

— Amor, me tengo que ir. —automaticamente hizo un puchero enorme, que me dieron ganas de quedarme con ella todo el día. Pero si estoy así, no quiero pegarle mi mal estar.— Prometo que mañana vengo, ¿Si? Y vamos a tomar un helado. —no fue pregunta, fue una afirmación. Empezó a saltar diciendo que si con su cabeza. Deje un beso en su cabeza y me levanté medio mareado. No sé si tenga que conducir así, pero no me queda otra. Salí de la casa avisándole a Valentina que Olí quedó jugando en el patio.

Mientras manejaba sentía el corazón como latía cada vez más rápido, mi garganta se cerraba, se siente como la última vez que me quede encerrado en el ascensor. Esa sensación de encierro. Cuando ví la entrada del edificio estacione en la calle, solo quería entrar y estar en mi departamento. Cuando subo el último escalón de mi piso, escucho gritos, al instante que me di cuenta que venían de la casa de Feli corrí desesperado.

Abrí con tanta fuerza la puerta que golpeó en la pared, ví de nuevo al ex de Felicia, pero está vez dando una patada en su espalda. Ella tirada hecha bolita en el piso. Ah no, sentí como el mismo diablo se metía en mi, ví todo rojo cuando lo saqué y empecé a golpearlo. No escucho nada, no se ni que digo, solo me concentro en hacerlo mierda.

Unos brazos chiquitos me toman y me inclinan hacia atrás. Mis manos llenas de sangre y mi pecho lleno de odio. Odio hacia este cagón de mierda. Después fue todo muy rápido.

Me encuentro parado contra una pared, mientras ella da sus declaraciones. Apenas la veo, me relajo, calmo esas ganas de matar pelotudos que tengo y me dirijo a una de las policías.

— Discúlpame, ¿Será que me puedo sentar con ella? —pregunte de brazos cruzados.

— No señor Fernández, lo mejor es que se quede acá. —asenti con otra cara de orto. En medio de su declaración, dijo que la extorsiono conmigo, con mi información.

Mis puños volvieron a cerrarse y antes de que alguien pueda frenarme, lo tenía de nuevo. Tengo sed de llenarle la cara de dedos, de romperle la cabeza a patadas. Nunca sentí tanto veneno como ahora.

Al final me terminaron sentando dónde no podía estar, al lado de ella.

Ella, por cuidarme se tuvo que bancar todo esto, al darme cuenta de eso mi corazón quedó trabado en mi garganta. Está mina hace que sienta cosas que hace años no me pasan. Estos nervios, este calor.

Al final se lo llevaron esposado, avisándonos que se iban a contactar con ella para los últimos detalles.

Sin pensarlo mucho envolví mis brazos en su cintura, y hundí mi cara en su cuello, buscando esa paz que ella me da, que me transmite. Le pido perdón, yo sé que yo no le hice esto, pero se también que si ella no me hubiera conocido, él no hubiera tenido con que chantajearla.

No aguante más y la bese, sus labios llegan a ser adictivos, son tan gorditos y suaves, me podría quedar así todo el día. Mordisqueandolos y succionandolos.
Sus manos volaron a mi remera sin dejarme ir, quiere esto tanto como yo y que gusto me da.

La puerta suena haciéndome saltar en el lugar, cuando por ella entran cuatro personas.

— ¡Sorpresa! —gritaron sonríendo. Pero está se les fue cuando me vieron, y en la pose que estábamos como que no ayudaba a la causa. Feli me soltó, muy a mi pesar, y corrió a ellos.

Pero el más viejo se acercó a mi como si fuera de mentira. Tengo que admitir que me puse nervioso, me pinto, no se. Estoy re trolo, Posta.

Pero todo se cortó en el momento que ví como Feli cayó al suelo toda desparramada. Sin dudarlo me acerque rápido arrodillandome a su lado y poniendo su cabeza en mis piernas.

—Hija, amor. —dijo la señora tocando su cara, corriendo los mechones de pelo que tenía pegados en ella. La levanté poniéndola en el sillón, sentir su calor tan cerca mío me trae recuerdos de lo que pasó ayer. No es momento Enzito de mi corazón.

— Hola. —dijeron los dos pibes que se quedaron parados en la puerta como si nada. Asentí en su dirección, no puedo pensar en nada más que en ella. Ya habrá momento para presentaciones.

Y ahí, en medio de esta familia nueva, con Feli desmayada en el sillón, me encontré negando lo que mi corazón empezaba a sentir. Lo que mi cuerpo quería desarrollar con ella. No me puedo enamorar, no podés Enzo. No. Por más que el destino así lo quiera. No es momento.

Compañera de juegos (Enzo Fernandez)Where stories live. Discover now