Décimo octavo acto

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Louis detestaba no ser el centro de atención de Harry

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Louis detestaba no ser el centro de atención de Harry.

Lo supo cuando tras su primer encuentro, el actor le dedicó bonitas sonrisas y miradas brillantes, pero al conversar con su representante, pareció perder interés por él por algunas semanas. Lo supo tan solo un par de meses después, cuando se cruzó con un bonito chico que, sonrojado, se trataba de vestir atropelladamente y salir veloz de la habitación de hotel de la estrella durante unas importantes premiaciones. Lo supo cuando a pesar de tener novio, ver los orbes verdes perdidos en una actriz canadiense, le apretó el pecho y le llenó el rostro de una oscura emoción. Lo supo cuando se dedicó a deshacerse de todos aquellos que osaban mirar al Hijo Dorado de Hollywood, sin saber que su corazón había sido tomado por el más codicioso de los hombres.

Lo supo cuando, después de una pelea que los dejó a ambos sangrantes, heridos y enojados en su orgullo, Harry desapareció de su vida por una semana completa.

No hubo mensajes enojados ni llamadas de perdón. Sin importar cuántas veces comprobó el chat de Harry, el actor no lo contactó; y si Louis revisó casi frenéticamente los otros teléfonos, a pesar de saber que eran exclusivamente de trabajo, nadie más que su gato lo sabría.

A pesar de todo, una parte de sí mismo lo entendía. Louis tampoco se había atrevido a enviar los audios divagando alrededor de una disculpa que no fue pronunciada, tampoco encontró dentro de sí la valentía para fingir que había surgido una emergencia en el trabajo como excusa para verlo, y la única vez que su dedo estuvo a punto de pulsar el botón de llamada, recordó las palabras venenosas del actor y arrojó el móvil a través de la habitación.

Guiado por algún instinto vicioso y oscuro, coqueteó tontamente con Sam, y aunque en verdad disfrutaba la compañía y trato dulce y fácil del cantante, no tuvo la fuerza suficiente para engañarse a sí mismo y fingir que una parte de él no estaba haciéndolo tan solo como un llamado de atención a su adorado verdugo. No cuando Sam Fender twitteó algunas lindas palabras y lo etiquetó, generando un fastidioso revuelo en redes sociales, y aún así, no hubo ninguna reacción por parte de Harry.

Finalmente, cuando su corazón idiota e ingenuo pareció ganar la batalla contra su mente normalmente cínica y se decidió a encontrarse con Harry de una forma u otra, Gerard lo llamó, informándole de una reunión sorpresa de directorio convocada para esa misma tarde.

Hate you, love me [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora