K!Quackity x tú || 𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐡𝐨𝐬𝐞𝐧 𝐎𝐧𝐞

XI. 𝑴𝒐𝒓𝒊𝒓í𝒂 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒊

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- XI -

❝【 𝑴𝒐𝒓𝒊𝒓í𝒂 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒊 】❞

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Quackity:

Había corrido un chingo, en verdad, un chingo.

El pitbull en forma de gusano me había perseguido por varios minutos, y aunque me quería hacer el valiente y derrotarlo, sabía internamente que me mataría en cuanto le pegara el primer golpe. Por eso preferí correr.

Cuando me dejo de perseguir, me escondí entre las paredes de piedra de la cueva, en una esquina poco visible para poder recuperar aire. Mi pecho subía y baja por el cansancio, pero también por la angustia de no saber dónde había quedado _____.

Estaba conmigo, sin embargo, se separó. En parte estoy contento que no me haya seguido, si no me hubiera preocupado el doble mientras corría. Lo malo es que ahora ni puta idea donde pueda estar.

A lo lejos, vi una silueta acercándose, y menos mal que parecía ser de una persona. Estaba tan confiado que era _____ que salí de mi "escondite".

Me desilusione cuando vi que no era ella.

— Lusuuu. — lo llamé alargando su nombre, como me gusta hacerlo. — ¿Qué crees que me pasó? Me encontré un pinche cien pies, pero lo derroté yo solito.

Puse una mano en mi cadera mientras sonreía triunfante. Seguramente cree que soy una persona muy valiente y con muchos huevos.

— No te creo ni la mitad de lo que dices, Quacks. — río. — Tus gritos de auxilio fueron los que me llevaron a ti.

Deje de sonreír y me sentí sumamente avergonzado. Solo espero que mis "gritos" de auxilio hayan sonado muy masculinos.

— ¿_____ dónde está? — preguntó, buscándola por encima de mi hombro y mis lados.

— ¿Por qué te interesa saber? — pregunté de regreso. No quería que sonara tan mal como se escuchó.

— B-bueno, porque la chica está sola en una mina con cientos de peligros que la puedan matar, sin ninguna protección y sin saber nada de pelear, además que-

— ¡Okey! Ya entendí. — interrumpí. Sí había sonado medio tonta mi pregunta. — Hay que buscarla.

Luzu asintió, guardando su espada de diamantes que tenía en su mochila. Antes de comenzar a caminar conmigo sacó un pan y lo partió a la mitad, dándome el otro pedazo. A veces Luzu es muy noble...

Lo acepté dando de un mordisco, para después, caminar con rapidez para intentar encontrar a _____.

[...]

Los minutos estaban pasando y cada vez teníamos más preocupación por _____. Gritábamos su nombre dentro de la cueva para ver si la escuchábamos gritar el nuestro, pero nada, solo silencio.

— Estoy cansado... — murmuró Luzu. — ¿Qué tal si _____ ya subió?

— Imposible, ella no sabe ni salir ni entrar a una mina. — respondí, negando esa posibilidad.

Dejamos de caminar, los dos nos quedamos parados en un punto de la mina cuando nos percatamos que seguramente habíamos llegado al centro de esta. Lo deduje y creo que Luzu igualmente lo dedujo por el área tan amplía y grande en la que nos encontrábamos.