K!Quackity x tú || 𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐡𝐨𝐬𝐞𝐧 𝐎𝐧𝐞

XII. 𝑻𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒐

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❝【 𝑻𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒐 】❞

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Vivir con Quackity es más difícil de lo que pensé. Quackity es una persona que tiene un horario muy diferente que el mío y suele salir en la noche a hacer expediciones.

De hecho, ya van varias veces que Zorrito, mi mascota, lo ha mordido cuando llega por la noche porque piensa que es una ladrón. Lo peor de todo es que grita y me despierta.

— ¡El problema no es que salga tarde! ¡El problema es tu puto zorro que me muerde!

— Debíste pensarlo mejor cuando me lo regalaste.

El azabache volteó a ver a el animalito que estaba parado no muy lejos de nosotros, viendo y escuchando nuestra plática. Después de mirarlo, me miró a mí.

— Tienes razón.

— Graci-

— Tenemos que regresar al zorro.

— ¿Qué? — pregunté, y me preocupe al ver como Quackity caminaba a la dirección de Zorrito. — ¡No, Quackity! No vamos a abandonar a mi hijo.

El del gorrito paró sus movimientos para lentamente darse la vuelta y verme. Su cara era una de total confusión.

— ¿Hijo? — preguntó, remarcando cada letra como si no fuera posible. — ¿Y quién es el padre?

Me quedé un momento analizando la situación, también pensando que podría ser la respuesta de aquello.

— Luzu. — dije con simpleza, encogiéndome de brazos.

Me di media vuelta para salir de la conversaicón y también para salir de mi casa. Ahora que lo pensaba, sería buena idea irlo a visitar.

— ¿Lusu? ¿Cómo que Lusu? — preguntó Quackity como si no lo pudiera creer. — ¡Oye, ven! ¿A dónde vas?

— A la casa de Luzu.

Fue una pequeña gota de agua que pareció derramar el vaso.

— De la nada eres muy amiguita de Luzu. — opinó el azabache, saliendo de la casa conmigo.

Los dos estábamos caminando por el bosque, la única diferencia que uno más alterado que el otro.

— Sí, me cae muy bien. — dije sin dar muchas explicaciones.

— Mh... — hizo un pequeño silencio, pensando en que decir a continuación. — ¿Te gusta Lusu?

Giré mi mirada con brusquedad, a la vez que fruncía el ceño por la incredulidad que me producían todas sus preguntas.

— ¿Por qué pareces tan a la defensiva con Luzu? — le cuestioné, cruzándome de brazos.

Habíamos llegado a la entrada de la casa del nombrado, solo que ninguno había tocado aún. Tampoco iba yo a entrar sin que Quackity me dijera que le sucedía.

— No estoy a la defensiva de Lusu, simplemente se me hizo extraño que lo prefirieras tanto. — aclaró, guardando sus manos en sus bolsillos. — Por eso llegué a tal conclusión.