Capítulo 27: Odio profundo.

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Se acabó.

Todo el mundo se reduce a esto.

Ya no hay colores, ni sentido, ni nada.

Si pudieran concederme un deseo sería el de estar muerto.

Eso es lo que anhelo. Lo que necesito.

Eché un brazo sobre mis ojos y continué llorando de dolor.

-¡TE ODIO!- grité -¡TE ABORREZCO! ¡DESEARÍA NUNCA HABERTE CONODICO!- toqué mi vientre ahora plano y lo miré con terror –Mis bebés...- sollocé -¡Eran mis niños y me los arrebataste!

Me dejé caer en el suelo, con la desesperación consumiéndome.

¿Por qué no me mataban de una buena vez? Sería mil veces menos doloroso y hasta podría encontrar un poco de paz.

Por que definitivamente, después de esto, no podría volver a vivir tranquilo.

-Mis bebés... Mis hijos... No voy a ver a mis pequeños jamás- lloré, desconsoladamente -¡Bible, mi amor! Después de esto ya no vas a volver a quererme. No vas a amarme más...

¡Pero no pude hacer nada!

Campe me había rociado esas extrañas hierbas en la cara, que me hicieron perder la conciencia y casi caer dormido.

Digo casi, porque mientras me sacaban a los bebés abría y cerraba los ojos, entrando y saliendo de la realidad, sin poder mantenerme fijo en un solo lugar.

"-Te lo dije- me pareció haber escuchado a Apo decir mientras metía unas pinzas dentro de mí –El líquido estaba bien asentado. Está justo en el punto perfecto. De este modo no nos será tan difícil extraerlos.

Al final, recuerdo haber abierto los ojos y mirar una brillante lámpara colgada del techo, que me cegaba y no me permitía enfocar los ojos, pero cuando lo conseguí, me arrepentí de inmediato, pues miraba como Apo tomaba una toalla y se limpiaba las manos ensangrentadas.

-Ya está despertando- dijo Campe, mirándome fijamente –Se ve pésimo, ¿estás seguro de que no morirá?

Apo me echó una mirada por encima de su hombro.

-No. Sé que su aspecto es terrible, pero te aseguro que sobrevivirá- arrojó la toalla en una mesa de metal –Maldita sea, deshazte de eso de una buena vez- le señaló con la cabeza un enorme recipiente negro.

Lo supe. Ni siquiera tenía que mirar para estar seguro de ello.

-Mis bebés- extendí la mano hacia el objeto –Mis pequeños...- derramé un par de lágrimas, sintiendo el dolor clavando profundo en mi pecho".

Volví a llorar y gritar con fuerza, sintiéndome miserable y dolido como jamás lo había estado.

De repente la realidad me golpeó otra vez cuando una imagen me vino a la mente, imaginándome a un pequeño niño de cabellera azabache construyendo un reloj, mientras su gemela corría por todos lados, persiguiendo una mariposa.

Eso jamás sería posible. Nunca se me iba a permitir semejante sueño.

Todo se había desvanecido.

La puerta de la bodega se abrió y el guardián entró, para después depositar un plato de comida (¡finalmente!) a mi lado.

-No lo quiero- sorbí por la nariz.

-Oh, vamos Build- Apo rodó los ojos –Da igual, de todas maneras nunca los habías visto en persona.

-¡Pero los había sentido!- dije, con los ojos llorosos y la voz quebrada -Tú nuca vas a entenderlo porque no es posible para ti, pero para mí era un hermoso sueño... ¡Y tú me lo has arrebatado!

El Nuevo Preceptor ࿐  [ BibleBuild ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora