Capítulo II: Si supiera

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El ambiente de la fiesta por la victoria de Carlos, era un poco calmado en el área del balcón, cosa que Charles aprovechó para alejarse un poco de la multitud y euforia que había en el pequeño bar al que vinieron tras la carrera.

No es que se sintiera incómodo estando dentro, pero necesitaba un respiro y reflexionar un poco sobre lo sucedido, aún seguía molesto por la posición que tuvo durante la carrera y su desempeño en esta.

Suspiró con pesadez mientras observaba a los alrededores, la madrugada había caído y con ella, el frío había incrementado un poco, el monegasco se estremeció ante el brusco cambio de temperatura, pero decidió quedarse en el silencioso lugar.

Era mejor así.

No podía ir y dañarle la fiesta a Carlos solo porque no está de buen humor y porque no ha dejado de pensar en lo sucedido en el Gran Premio, sabía que debía procesar las cosas y superarlas porque tenía la posibilidad de mejorar para la siguiente carrera, pero no se permitía hacerlo, por eso se recriminaría sus errores hasta en cansancio.

— ¿Qué haces aquí, Charles? —una voz lo sacó de su ensimismamiento.

Se giró levemente para encontrarse con la mirada expectante de Pierre Gasly.

—Te seguí hasta acá porque te vi raro en la fiesta, ¿Estás bien? —el francés dio unos pasos hacia delante, acercándose a Charles, sin quitarle los ojos de encima.

Leclerc se limitó a encogerse de hombros y desvió la mirada, nuevamente centrándola en el panorama que tenía en frente. El silencio que hacía a los alrededores, junto a la cálida iluminación que había en la zona, lo tenían distraído, como fuera de sí.

A los pocos segundos sintió un leve toque en su espalda.

— ¿Sucedió algo?

—Aparte de ser un estúpido y haber quedado cuarto en la carrera, no —finalmente contestó, mirando a su acompañante.

No podía mentirle a Pierre, son amigos desde antes que entraran a la fórmula 1, así que han pasado el tiempo suficiente juntos, como para conocerse bien y saber cuándo uno está bien y cuándo no. De hecho, él es una de las pocas personas cercanas, además de confiables, que le quedan.

—Otra vez con la recriminación —suspiró el francés, palmeando sus espalda levemente —. Lo que haces está bien y es suficiente.

—Soy mediocre, Pierre —rápidamente contestó —. Siempre tiene que pasar algo, si no es por mi culpa, es que le pasa algo al carro, pero en este caso, sé que la culpa recae solo en mí.

El francés frunció el ceño, mirando a su amigo.

— ¿Acaso no estás así porque Carlos ganó y no dejó adelantarte?

Charles negó efusivamente tras aquella pregunta, frunciendo el ceño.

—No puedo depender de él siempre, Carlos también merece tener victorias y estar feliz, se esfuerza mucho —elevó una de las comisuras de sus labios de solo recordar la manera en la que el español sonrió estando en el podio —.  Sería terrible de mi parte enojarme con él por eso, además, al igual que yo, sé que quiere lo mejor para el equipo.

—Siento que de alguna manera lo estás justificando —se rio Gasly, sin quitarle los ojos de encima al monegasco —. Pero, ¿Quién soy yo para opinar?

—Sí, mejor cállate.

Pierre soltó un par de carcajadas por la reacción de su amigo y le dio un leve codazo.

—Te gusta Sainz, ¿No?

El chico de Mónaco quedó estático tras aquellas palabras, ni siquiera pudo procesar lo que Pierre le había dicho, por lo sorpresivo que había sido, ¿De dónde sacó eso? ¿Por qué lo decía tan a la ligera en un lugar público y un evento centrado en Carlos?

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