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CHAPTER TWELVE. ' BLOOD IN THE WATER '
La joven Ada Thorne caminaba cual alma en pena arrastrando el carrito donde descansaba Karl, el bebé solo miraba curioso y cautivado el cielo nublado de la ciudad. Su calma era por el silencio de las calles ya que no había nadie rondando, casi un sitio fantasma pues todos se llegaron a enterar de que los hombres de Billy Kimber estaban llegando a Birmingham con una única intención, acabar con los Peaky Blinders, así que las voces se empezaron a expandir cual plaga avisando de la pronta masacre que aseguraba acabar con hasta el último hombre en pie. Por esa razón no se entendía qué estaba haciendo una mujer vistiendo un largo vestido negro de encaje acompañada con su hijo de meses.
Al ver a sus hijos solos en el parque al cuidado de una señora que solo conoce de vista, Rosalie Shelby perdió la cabeza por un momento totalmente dispuesta a golpear a Ada olvidando que su cuñada parió a su sobrino solo semanas atrás. El pueblo estaba desolado, apostando que el aire era diferente y un mal presagio invadió su pecho apretando sus costillas sin dejarla respirar.
── ¿Qué estás haciendo?── cuestionó Rosalie deteniendo a la hermana de su esposo de forma abrupta rozando lo violento nada propio de su personalidad. Rose estaba tan estresada y con el corazón agitado, su lógica junto a su educación estaban temporalmente en pausa── ¿Por qué estás vestida así? ¿Cuándo te cambiaste de ropa? Mierda, tengo demasiadas preguntas.
── No es asunto tuyo. Mejor déjame en paz, vete a esconder con los niños── respondió Thorne quitándose la mano de Rose dispuesta a seguir con su camino.
── Dime que estás borracha o algo porque me niego a pensar que vas donde creo.
Ada frunció el ceño ofendida.
── ¿Cuántas veces hay que repetirte que no tienes que meterte?
Otra vez Rosalie Shelby era incapaz quedarse quieta por lo que volvió a seguirla sin preguntarle a Ada si estaba de acuerdo con ello. Tenía miedo, las dos lo tenían sin embargo a mayor rogaba al cielo que Ada no haya perdido la cabeza al punto que le pareció una apropiada idea el ir directo a la calle de la taberna sabiendo que en ese lugar los Peaky Blinders junto a los hermanos Sallow y el esposo de Ada esperaban a Billy Kimber con sus hombres. Era una locura por donde se mirase, una locura que no entendía.
── ¿Te puedes detenerte a pensar un maldito segundo lo que estás haciendo?── se puso frente a Ada, separándola de su bebé con su cuerpo── Lo peor es que lo sabes.
── Voy a ser amable cuando te digo que te vayas a joder a otro sitio.
Sallow soltó un suspiro cargado de frustración e impotencia. ¿Por qué todos decidieron perder la razón justo esa tarde? Razones no le faltaban a nadie.
