capítulo 24

3.3K 227 2
                                    



— Gracias por acompañarme, Jake.—murmuré cuando el avión despegó, sentí que tomaba mi mano y lo miré, me dio una sonrisa reconfortante.

— No me agradezcas... ¿Qué te dijo tu hermana?

— No mucho, no contestó mis llamadas ni mis mensajes... Estoy muy preocupada, mi papá tiene diabetes pero cuando me fui estaba bien, la tenía controlada...

— ¿Y si mintió? Mi abuelo mentía sobre que estaba bien y que se estaba tomando sus medicamentos, cuando terminó en el hospital supimos que en realidad no se estaba cuidando.

— No lo sé...—bajé la mirada al sentir que se me llenaban los ojos de lágrimas.— Si no me hubiera ido...

— No, no te eches la culpa, amor, no es tu culpa que tu padre esté en el hospital.—me abrazó y escondí mi rostro en su cuello.— Tenía a sus demás hijos y a su esposa en la misma casa, no creo que ninguno de ellos no se diera cuenta de que tu papá estaba mal.

— Tienes razón...—me separé acomodándome en mi asiento y le di una mirada.— ¿Sabes? Con esto recordé que no todo era malo, cuando era niña mi padre solía llevarme a un parque que estaba cerca de casa donde habían patos, les llevábamos de comer y una vez que tenía un sándwich un pato me lo arrebató.—solté una risa.— O cuando plantaba flores en el jardín y me pedía ayuda... No me había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba.

Apreté los labios sintiendo que las lágrimas caían por mis mejillas, no sólo extrañaba a mi padre, extrañaba a mis hermanos y a mi madre también, extrañaba a mi familia. Era triste que sólo recordara los malos momentos y los buenos los estuviera olvidando poco a poco. Como una vez que nos sentamos en la sala a jugar un juego de mesa, de esos donde compras y vendes propiedades, nos enfocamos en el juego por lo que no hubo peleas ni gritos, lo disfruté mucho.

O mis primeras navidades, a mi hermana le gustaba cocinar la cena de nochebuena, mis hermanos le ayudaban y todo lo que hacían era delicioso. Cenábamos entre risas y bromas, aunque fuera sólo un día al año me gustaba que nos comportáramos como una familia. Eso era lo que más me gustaba, no los regalos, fue triste cuando comenzaron a arruinar eso también.

— No llores, amor, me duele verte llorar.—Jake acarició mi mejilla, limpiando mis lágrimas.

— Lo siento, es que me acordé de unas cosas....—me sequé la cara con la manga de mi camisa.

— Háblame de tu papá, de tu familia... Estaremos aquí un rato así que necesitamos entretenernos con algo.—sonrió dándome caricias en el cabello.

— Mi papá... Mi papá es originario de Daegu y se mudó a Sydney a los veinte si no mal recuerdo, para estudiar la universidad. Ahí conoció a mi madre y se casaron al año de noviazgo, como a los veintidós o veintitrés, se mudaron a Brisbane al terminar sus carreras y tuvieron a mi hermano mayor un año después.—apoyé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos.— Cuatro años después tuvieron a mi otro hermano, luego a mi hermana y muchos años después me tuvieron a mí, digamos que fui una pequeña sorpresa.

— Creo que no me habías hablado de tus hermanos.

— Es cierto... No somos muy cercanos, por la diferencia de edad supongo, así que no tengo muchos recuerdos con ellos, solamente con mi hermana que solía cuidarme cuando era pequeña.—abrí los ojos enfocando mi vista en el asiento frente a mí.— Tú tienes un hermano mayor, ¿verdad? Recuerdo escucharte hablar de él alguna vez.

— Sí, es dos años mayor, se quedó en Australia para estudiar medicina... ¿Te gustaría conocerlo?—asentí ligeramente.

— ¿Es igual de guapo que tú?

— ¿Por qué preguntas eso?—lo miré y sonreí al ver que estaba haciendo un puchero.— Yo soy más guapo.

— Por supuesto.—reí besando sus labios.


(...)


Bajamos del taxi frente a la casa de mis padres y suspiré, se veía igual que la última vez que estuve ahí. Sujeté la mano de Jake con fuerza y nos acercamos para tocar el timbre.

No hubo respuesta por un rato por lo que volví a tocar con más insistencia esta vez. De adentro se escuchó un grito que no se entendió muy bien y después unos pasos acercándose a la puerta. Esta se abrió ligeramente, dejándome ver a mi hermano Dean.

— ¿Hera?—abrió la puerta por completo y me miró sorprendido.— ¡Austin, Eileen, Hera está aquí!

— ¿Podemos pasar?—pregunté y por fin se dio cuenta de la presencia de Jake, bajó la mirada a nuestras manos unidas y después volvió a mirarme, dio un pequeño asentimiento con la cabeza y se hizo a un lado para dejarnos entrar.

— ¿Quién es él?

— Mi novio, Jake.

— Mucho gusto.—Jake hizo una reverencia.

— ¿No estás muy joven para casarte? ¿O por qué trajiste a tu novio?—ignoró a Jake mirándome con el ceño fruncido.

— Idiota, vino a ver a nuestro padre.—Eileen apareció bajando por las escaleras, seguida de mi hermano Austin.— Ve a dejar tus cosas y date un baño, iremos al hospital en una hora.

Fue lo único que dijo antes de irse a la cocina. Austin simplemente hizo un gesto con la cabeza en forma de saludo y luego se fue hacia el jardín. Dean no dijo nada más y también se fue a la cocina.

Hogar dulce hogar.

— Lo siento.—me disculpé apenada con Jake y negó sonriéndome.

— No pasa nada.

— Vamos, necesitamos darnos un baño.

— ¿Quieres que nos bañemos juntos con tus hermanos aquí?—susurró en tono bajo que apenas pude escucharlo.

— Nunca dije que nos bañaríamos juntos, cochino.—lo miré divertida y se sonrojó rascándose la nuca. Subimos las escaleras y fuimos a mi habitación.

O lo que era mi habitación.

Me sorprendí al notar que mis cosas ya no estaban, no había nada mío. Habían convertido mi habitación en un cuarto de juegos. Apreté los labios, no sabía si llorar o reírme por haber creído que dejarían mi habitación como la dejé.

Terminamos yendo a la habitación de huéspedes. Mi hermana apareció diciendo que mi madre había llamado y que teníamos solamente media hora para arreglarnos, por lo que al final terminamos bañándonos juntos.

— ¿Ya me puedes decir qué tiene mi papá?—pregunté cuando nos subimos al auto de Austin, Eileen suspiró.

— Sus riñones comenzaron a fallar por la diabetes... Te hablé por que se niega a hacerse el tratamiento, dice que prefiere morirse a estar entrando y saliendo de hospitales. Necesitamos que lo hagas entrar en razón.

No dije nada, respiré profundo pasándome las manos por el rostro.

Era peor de lo que me imaginaba.



Roommates | Jake SimWhere stories live. Discover now