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A nice meeting.





Los niños yacían formados en una pequeña fila, emocionados de comenzar las clases en el nuevo y recién inaugurado "Kinder Garten". Sus padres, sonrientes y enternecidos, reían entre ellos dándoles frases motivadoras a sus pequeños, prometiendo volver a medio día por ellos sin falta, ganando pequeñas sonrisas y risitas traviesas. Algunos de ellos incluso prometiendo con el meñique. 

Quackity, por su parte, observaba todo desde el ventanal al costado del escritorio, envidiado y con una fuerte tristeza naciendo en su pecho. En sus labios yacía una sonrisa invertida y sus ojos aguados, completamente melancólico.

Tilín hubiera estado muy emocionada también. Piensa vagamente e imagina a su pequeña sonriente y pidiendo desesperada por dejar entrar a sus amigos al aula.

Ante aquella imagen deja salir un pesado suspiro y observa fugazmente el reloj en su muñeca, resignado a que, las ilusiones no eran más que eso. 

Ya era hora. 

Deformando la sonrisa en su rostro en una más amable y reluciente, se encamina hasta la puerta del pequeño colegio, lleno de butacas y decoraciones en colores vividos y llamativos, con flores, mariposas y otras pequeñas manualidades que había preparado con anterioridad para la reinauguración. 

── ¡Profe patito! ──la aterciopelada voz de Leonarda, su mejor alumna de estatura más alta al resto, con su distintiva gorra roja y overol del mismo tono le saludó energética. 

La calidez de la infanta le recibe y sonríe de manera genuina ante el sentimiento, ahora más animado, se pone de cuclillas para saludarla con un amistoso abrazo, uno que es bien recibido de parte de la pequeña alfa.

──Es bueno verte de nuevo, Leo, ¿Cómo sigues de tu pancita? ──consulta afable. 

 Apenas se separan lo suficiente, observa con interés a la niña de cabellos ébano sintiendo una ligera preocupación nacer en su pecho al recordar lo mal que la había pasado la menor hace apenas unos días atrás cuando la vio en el supermercado. 

Leonarda sonríe ante la atención proporcionada y levanta su pulgar indicando estar mejor: ──Mi apá Vegetta me dio un té que me hizo sentir mejor, ya estoy como nueva. ──responde animada la niña, con una risita cómplice de parte de su padre, Foolish, quien continúa riendo de fondo. 

Contagiado por la peculiar risa, ríe también terminando con una reluciente sonrisa y busca la confirmación del mayor regalándole una mirada curiosa, recibiendo un ligero asentimiento del castaño de bonitos ojos jade, con un pulgar arriba.

──Me alegra mucho, corazón, ve a sentarte mientras recibo a tus compañeros, ¿Va? ──propone con voz dulce, retomando la postura y saludando a los padres de familia con la mano. 

La pequeña alfita asiente de manera obediente y antes de entrar al salón, se despide de su padre Foolish con una ligera despedida, recibiendo como respuesta un ligero asentimiento, dándole la señal para así adentrarse al pequeño edificio.

Bobby es el siguiente en saludarlo, mientras sostiene la pequeña mano de su prima, Juana, quien tímida le da una pequeña sonrisa como saludo. 

── ¡Bobby! ¡Juana! Buenos días, ¿Cómo están? ¿Disfrutaron sus pequeñas vacaciones? ──los recibe en la entrada acariciando los cabellos rebeldes del niño de overol azul y bandana morada, quien inquieto e incómodo al recibir su tacto en su atesorado cabello se aleja, sacándole la lengua, haciéndole reír.

── ¡Bobby! ¡No le hagas eso a tu tío! ──los regaños avergonzados de Roier, padre del niño y tío de la pequeña de lentes y overol a juego con su primo de un cálido tono amarillo, suenan de fondo, causándole más gracia.

──Tranquilo, olvidé que a Bobby no le gusta que toquen su cabello ──. Se apresura a defender al pequeño alfita, recibiendo un asentimiento altanero de parte del infante que le da la razón.

El suspiro pesado de Roier le hace reír de nuevo y pronto escucha un pequeño "ta bien" de su parte.

Negando con diversión anima a los dos pequeños a pasar dándoles un pequeño empujón, quienes, aún tomados de la mano entran al aula luego de despedirse con la mano. 

──Buenos días, Chayanne, ¿todo bien? ──saluda con una media sonrisa al niño alfa que le analiza de manera crítica. Una pequeña incomodidad se hizo presente en su cuerpo ante aquellos ojitos felinos mirándole con detenimiento. 

La relación con el alfita rubio no era una de sus favoritas ni mucho menos la mejor, menos después de la muerte de su pequeña. Seguía sin entender bien que es lo que había hecho para ganarse el odio del niño. Tenía la teoría de que, por la relación que habían tenido Tilín y Chayanne, ─quienes se la pasaban peleando en ocasiones─, el niño le habría dado el papel de villano en su historia mal contada y le echaba la culpa por la muerte de su mejor amiga, de su hija.

Y, aunque en cierta parte el infante podría tener razón, había algo que carecía de verdad, ya que el hecho de que su hija hubiera muerto no era su culpa. Al menos eso habían dicho los medicos, ya que todo había sido culpa de la horrenda enfermedad que había acabado con su frágil y pequeño cuerpo, no permitiendo que existieran muchas opciones para salvar su vida.

Pero eso era algo que no podría hacer entender al niño rubio que seguía en negación. Así que, luego de una pequeña batalla de miradas y con un gesto molesto formándose en el rostro del menor, le anima a entrar al aula. Chayanne le ignora y se despide moviendo su mano, diciéndole adiós a Missa, que triste por tener que dejar a su pequeño retoño por algunas horas se despide con un desganado adiós. 

Nadie lo cuestiona, en cambio, sonríen conmovidos. Ese dulce omega no quería apartarse de su cachorro y era entendible. 

El siguiente en saludar fue Ramón, un pequeño de bonitos ojos amatista, con un suéter azul con un distintivo dibujo de un bigote y shorts cortos de mezclilla, quien emocionado rápidamente le abraza por las piernas y le observa desde abajo, dejando ver una brillante sonrisa donde hace falta un diente y relucen sus pequeños y afilados colmillos. 

── ¡Ramón! ──, saluda con la misma emoción, acariciando los alborotados cabellos oscuros del niño, desviando la vista en busca de su padre, encontrándose rápidamente con la mirada juguetona de Fit. Le ofrece una pequeña sonrisa y separándose un poco del menor se agacha para verlo mejor. ── ¿Estás emocionado por volver a clases? ──los ojitos amatista del chiquillo brillan apenas hace la pregunta y asiente mostrando su entusiasmo por volver a jugar con sus amigos después de largos días fuera del país.










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Ni modo, el quakiris me dio el rol de maeta de kinder, así que yo lo tengo que aprovechar. Y por qué no, dándole drama con el tema de la infidelidad, solo espero que me dé la creatividad para seguir escribiendo y darle sentido a la historia.

unfaithful. ㅤ© spkity. ㅤ Where stories live. Discover now