𝟷𝟹

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Sus ojos se abrieron de manera floja poco a poco, notando la enorme cantidad de luz que entraba a través de las cortinas blancas en el ventanal. Bostezo sin prestar atención a nada y se estiró flojamente aún acostado en la suave cama. La habitación estaba vacía, solamente estaba él en ella.

No se sorprendió ni se sintió mal al no encontrar al alfa tomando el lugar vacío en la cama, no había razón para estarlo, sin embargo, al notar la ausencia y el tenue aroma del alfa que poco a poco se iba perdiendo en la habitación se sintió extraño, como una punzada en el pecho. No le prestó importancia, buscó el reloj que hacía ruido en la habitación notando que era temprano, 8:15 a.m., tenía el tiempo suficiente para tomar una ducha y ponerse ropa cómoda.

Intentó sentarse en la cama, pero el fuerte dolor en su cadera frenó cualquier movimiento, obligándolo a quedarse quieto y chillar del dolor. Apretó con fuerza las sábanas en sus manos y mordió sus labios antes de intentarlo nuevamente, apenas logrando sentarse en la cama.

Su espalda baja dolía con desdén y sus caderas se sentían adormecidas, al igual que los músculos mallugados de sus piernas. Respiro con fuerza tratando de no entrar en pánico e intentando pensar con claridad.

El dolor era pasajero, pero si le dolía de esa forma el cuerpo, ¿qué tan mal podría estar? Cuidando de no hacer mucho esfuerzo y no lastimarse más, fue quitando la sábana de satín violeta de su cuerpo aún desnudo, notando en sus piernas pálidas varios moretones, rasguños y hasta algunas mordidas pequeñas con sangre seca.

Sus ojos se abrieron de par en par. No podía creer que su cuerpo estuviera marcado de esa forma, rápidamente paso de sus piernas hasta sus brazos y el abdomen, donde pudiera ver, descubriendo las mismas heridas en su piel nivea.

── Me acosté con un pinche caníbal o qué vergas. ──murmuro incapaz de aceptar las heridas en su cuerpo, apretando con ligereza las manchas violáceas con tonos verdes y amarillentos, sin poder creerlo del todo, sintiendo un pequeño ardor.

Quizás era un poco masoquista al pensarlo, pero de alguna manera le gustaba sentirse así, marcado por un alfa tan dominante y que le había hecho sentir tan bien que lo había dejado inválido. Río con diversión al recordar al alfa profanando su cuerpo y mordió sus labios.

Era inhumana la manera en que lo habían "marcado", pero le gustaba, de algún modo. Resoplando con fastidio al sentir de nuevo el dolor en la cadera llevó las manos hasta sus sedosos cabellos negros y largos, tirando de ellos sin fuerza.

── ¡Puta madre! ──gritó con fuerza al recordar algo verdaderamente importante. ── ¡No usó condón el pendejo hijo de su putísima madre! ¡Ya valí verga otra vez! ──lloriqueo tirándose de manera inconsciente a la cama, sintiendo un dolor asfixiante en todo el cuerpo.

Gruesas lágrimas salieron de sus ojos deslizándose por la suave piel de sus mejillas, el llanto no tardó en llegar al sentir su cuerpo doler de manera uniforme. Los jadeos salieron por si solos entonados por su garganta seca y adolorida.

Tres toquecitos en la puerta de la habitación fueron suficientes para que guardará silencio de golpe. Limpio con rapidez los rastros humedecidos de sus lágrimas y sorbio su nariz, tapándose rápidamente con la sábana al escuchar el rechinar de la puerta abriéndose.

Los cabellos ébano de Roier llamaron su atención: ── ¿Roier? ──llamó con una ceja alzada y los labios entre abiertos, qué demonios hacía él aquí.


── Buenos días, dormilón. ¿Cómo te sientes? Te traje el supresor y- ──ni siquiera le dejó terminar.

── Roier, estoy bien jodido, la cagué, pero bien horrible, soy un pendejo. ──lloriquea cubriendo su rostro con ambas manos, sintiendo un naciente dolor en la cabeza.

Roier se acercó con pasos rápidos y preocupados, con el vaso de agua y las pastillas en la palma de la mano, sentándose a un lado del omega, dejando las cosas en la mesita antes de atrapar al menor en un pequeño abrazo al escuchar un pequeño y apenas audible llanto.

── ¿Te hizo daño el cabrón ese? ¿Te lastimó? Nomás dime y lo voy a- ──de nuevo le impide seguir hablando, negando rápidamente y quitando las pequeñas lágrimas intrusas con la yema de los dedos.

── No usamos condón, Roier, me cogió durísimo tres veces y en las tres hubo anudación, ¿Sabes lo que significa? ──con los ojitos irritados por el reciente llanto y aún llenos de lágrimas, suelta un pequeño jadeo adolorido al tratar de acomodarse.

── ¡No mames, Quackity! Están bien pendejos, estás en celo wey, literalmente ahora mismo podrías haber quedado en cinta. ──informa entrando en pánico Roier, levantándose de la cama y caminando de un lado a otro con las manos enredadas en el cabello.

── ¡Cabrón! No te estoy diciendo para que repitas lo que dije ni me regañes, si ya sé que la cagué bien feo, no sé qué hacer. ──muerde sus labios nuevamente sentándose mejor en la cama, reprimiendo un pequeño gemido adolorido.

── Pendejo, ¿Pues qué quieres que te diga, wey? ──se defiende Roier acercándose para darle un pequeño golpe en el brazo.

── ¡No sé, Roier! No sé. ──preso de la ansiedad cubre con ambas manos su rostro y suspira pesado. ── No puede ser tan malo quedar en cinta otra ve- ──no le permite terminar, esta vez siendo él quien es interrumpido por los incesantes "no, no, no" del beta.

── No digas mamadas, Quackity. ──con un tono de voz más serio y con el rostro completamente inexpresivo dice Roier.

Quackity parpadea perplejo, ¿Tan malo era? Seguramente. Sin embargo, una idea paso por su cabeza rápidamente.

── ¿Por qué no puedo quedar en cinta otra vez? Nadie tendría que saberlo, ni siquiera es necesario que se lo diga a Spreen, yo puedo criarlo solo, de nuevo. ──murmura bajito al recordar lo que había tenido que pasar con Tilín.

── Ni siquiera lo pienses, Quackity, sabes muy bien que si ese bebé nace todos se darán cuenta de quién es el padre. La genética de un alfa dominante es superior en muchos sentidos, el bebé saldrá idéntico a él por más que no nos guste. Recuerda a Tilín y su gran parecido con ──pausa intentando decidir si realmente está bien traer de vuelta el tema. ── Luzu. ──el gruñido molesto de Quackity le obliga a mirar a otro lado, rodando los ojos al notar que está tocando un tema delicado.

── No te atrevas a mencionar a ese cabrón otra vez o yo mismo te sacó de mi casa a patadas, ¿Escuchaste? ──el tono molesto del menor le hace tragar en seco. Quackity lo había sacado de esa forma varias veces por estar de castroso.

── No puedes quedar preñado de Spreen, wey, Fit es tu amigo, ¿Cómo se lo explicarías? ¿Cómo le dirías a Ramón que va a tener un medio hermano? ──de nuevo un gruñido lastimero sale de los labios de Quackity. ── Que no se te olvide la buena relación que tiene Ramón contigo y tu amistad con Fit. Sé que no es tu culpa que tengas la necesidad de un alfa en estos momentos y que la culpa la tiene ese cabrón por meterse contigo, pero piensa en ellos también. ──Roier toma asiento en el costado de la cama mirándole fijamente.

Pero la culpa de recordar que había defraudado la confianza de Fit, por más justificado que hubiese sido al estar bajo los efectos del celo y no ser completamente consiente le obliga a apartar la mirada, con una pequeña mueca desganada y sintiendo los ojos picar de nuevo al recordar el rostro sonriente de su pequeño Ramón.




























me tomé unos días libres, porque no tenía creatividad y creo que se ve reflejada en el capítulo de hoy, anyways, traté de hacerlo bien para darles contenido, espero sea suficiente. trataré de mejorar en el siguiente. :D

unfaithful. ㅤ© spkity. ㅤ Where stories live. Discover now