𝟷𝟶

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ㅤlosing my temper.



Ambos permanecían en silencio, mirándose fijamente mientras trataban de mantenerse a raya. El aroma de ambos estaba disperso en el aire, formando una extraña combinación adictiva y relajante.

Las piernas de Quackity temblaban con desdén, producto de los nervios. Su mente estaba completamente en blanco, no había nada ahí, indicando que estaba entrando de lleno en el celo, pronto sus pensamientos se reducirían a querer ser tomado y llenado y eso lo hacía sentir agotado. Ser omega era difícil.

Spreen por su parte trataba de mantenerse sereno y bajo control, aunque su subconsciente le pedía que se levantará y tomará al omega en brazos para acomodarlo en su regazo y así devorar esos labios cereza mientras tocaba su cuerpo.

Cada uno en lo suyo, compartiendo el mismo pensamiento impropio e impuro.

Quackity carraspeo esta vez, tratando de limpiar su garganta, esperando una respuesta a la pregunta que había hecho anteriormente y a la que todavía no tenía respuesta.

── Quackity, tenés tu celo, ¿no? ──la pregunta del alfa le parecía un poco estúpida, pero entendía que era mejor preguntar para estar seguro. Avergonzado, asintió, mirando la madera del escritorio. ── ¿Lo tenés justo ahora? ──volvió a asentir, apretando sus muslos con fuerza al sentir como el líquido conocido comenzaba a chorrear de su entrada.

Quackity estaba teniendo su celo en el aula de clase, donde trabajaba y en donde sus alumnos estaban todos los días avilés de la semana, no se podía sentir más avergonzado y decepcionado de la vida.

── ¿Querés que te ayude? ──la pregunta del alfa le hizo abrir los ojos casi como platos, sorprendido completamente.

Un alfa casado y con familia le estaba ofreciendo ayuda con el celo, no podía sentirse más confundido y por mucho sorprendido. Atónito, parpadeo un par de veces sin poder creerlo, tratando de auto convencerse de que lo que el alfa había dicho era incorrecto.

── Yo puedo ayudarte, Quackity, vos solo tenés que aceptar mis términos. ──todavía no podía creérselo. Abrió sus labios dispuesto a negarse, pero no salió palabra alguna entonada por su garganta. ── No voy a pedirte mucho. Podés pensarlo, si querés, pero primero debes aceptar mis términos. ──asiente, al final, ¿qué opciones le quedaban?

Los labios de Spreen formaron una enorme sonrisa, una que hasta le pareció aterradora. Sin embargo, se sentía incapaz de hacer algo. Sus piernas temblando, su entrada chorreando, sus manos apretando sus muslos y su mente solo pensando en tratar de seguir consciente y no lanzarse al alfa frente a él lo tenían ocupado como para pensar en huir.

──Bien, confidencialidad, lo que vos y yo hagamos se queda entre nosotros, ¿entendés? Y puede durar hasta donde vos quieras, incluso hasta después de que concluya tu celo. ──las palabras del mayor le dejan mudo. ¿Qué se suponía que debía responder?

Era un hombre casado, con un hijo maravilloso, ¿Por qué siquiera lo pensaba? Peor aún, ¿Por qué le emocionaba? Aceptar comenzar una aventura donde se vieran beneficiados de manera física a pesar de saber que conocía a su esposo y que prácticamente su hijo era su protegido era deplorable. Pero le emocionaba, porque significaba que era prohibido y le causaba alivio al saber que al menos no tendría que satisfacerse con juguetes solo.

── ¿Qué decís, Quackity? ──la voz seductora del mayor le hizo soltar un jadeo, sin duda alguna, ya estaba perdiendo los estribos. Asintió incapaz de formular una palabra, recibiendo la sonrisa victoriosa de Spreen que no se hizo esperar.

Quackity no podía soportarlo más, toda esa situación le parecía una tortura. Como pudo se trepó sobre el escritorio y gateo hasta el otro lado, subiéndose a horcajadas en el regazo del mayor, creando fricción entre sus glúteos y el bulto duro bajo suyo. Se sintió en el cielo cuando un jadeo ronco salió entonado desde la garganta de Spreen, quien lo tomó de manera ruda de las caderas, profundizando sus movimientos encima suya.

Lamentablemente, los toquiditos en la puerta les obligaron a parar. Quackity resoplo decepcionado y se bajó de encima del mayor, sentándose en el escritorio. Compartieron una mirada cómplice antes de que Spreen se levantará y caminará hasta la puerta. Grande fue su sorpresa cuando encontraron a Ramón con la tablet en sus pequeñas manos y un pequeño bigote de salsa decorando su rostro.

La risa divertida de Spreen no se hizo esperar. ── ¿Qué pasa? ──pregunta con el mismo tono juguetón, admirando a su pequeño quien le pide ser cargado.

──Se le acabo la batería y tengo sed. ──informa vagamente el menor recostándose en su hombro, aburrido y adormilado.

Quackity les admira con detenimiento. 

── ¿Querés que te dejemos en tu casa? Aprovechando. ──acomoda al menor en un solo brazo y toma con fuerza medida la tablet de protector violeta con círculos azules. Quackity no dice nada, simplemente asiente y de nuevo toma su mochila y las llaves.

Los tres salen del edificio, con Quackity cerrando detrás de sí la puerta de la escuelita. Spreen camina con un medio dormido Ramón en sus brazos hasta el bugatti negro y apenas llega, espera al menor de manera paciente aprovechando la sombra que le regala el árbol de la zona. Quackity camina hasta ellos con pasos apresurados.

── ¿Podés llevarlo vos? No contaba con que tendría que llevar a más personas, así que traje el de dos asientos solo. ──murmura avergonzado el alfa rascando su nuca, aún con el niño medio dormido en su hombro.

Quackity niega con diversión y toma al menor en sus brazos, siendo abrazado por los bracitos del niño en escasos segundos. Ambos suben al auto ágilmente. Spreen enciende el mismo y emprende viaje, siendo guiado por el omega. Entre miradas y caricias disimuladas llegan al edificio donde se hospeda Quackity.

El mismo deja al menor bien acomodado en el asiento copiloto y lo asegura, acomodando su mochilita entre sus cortas piernas antes de cerrar la puerta. Spreen le hace una señal para que rodeé el auto y vaya por su lado, cosa que obedece.

Apenas se agacha sus labios son presionados por los ajenos. No hay movimiento, simplemente es un pico. Aun así, puede saborear el ligero sabor del bálsamo que usa Spreen, cereza. Pocos minutos después se separan, mirándose mutuamente.

── ¿En qué piso vivís? ──la pregunta le saca de sus pensamientos de colegiala enamorada.

── Piso 6, departamento 122. ──informa vagamente alejándose un poquito del auto, tratando de disimular como había pedido el alfa, quien sonríe y asiente.

── Vendré en la noche, ¿qué tipo de vino te gusta? ──trata de pensar, aunque la respuesta llega sola.

── Vino tinto. ──dice con simpleza, acomodando el tirante de la mochila en su hombro.

── Va, nos vemos entonces. ──ante ello asiente y se encamina adentro del edificio, escuchando de fondo el motor del auto rugir, haciéndose cada vez más bajo al alejarse.




















ya quítenme el internet, me duelen los ojos. 😭
hey, a la hora de escribir cositas puercas soy terrible, así que no esperen mucho del siguiente cap. 😔

unfaithful. ㅤ© spkity. ㅤ Where stories live. Discover now