Capítulo 2: Cambios

27.5K 2.8K 1.1K
                                    

El olor del hospital parecía estar incrustado en las fosas nasales de la chica rubia, después de casi una semana yendo de visita a diario. Ese aroma a gasas y desinfectante que tanto estaba comenzando a odiar. Su hermano mejoraba poco a poco, pero Elizabeth sabía que sólo lo hacía físicamente, porque la herida de su interior tardaría más en curarse.

La que también parecía enferma era ella y en su cara se podía ver claramente el estrés que cargaba consigo. Sus ojeras se habían vuelto pronunciadas y su cuerpo más delgado que de costumbre. Estaba cansada de todo. Cansada de la soledad, de los problemas, de Liam y sobre todo, cansada de vivir. Respirar se estaba convirtiendo en un gran esfuerzo para ella.

Sus pasos lentos la condujeron sin darse apenas cuenta hacia el centro de la ciudad, alejándose cada vez más del hospital. Caminó durante un rato y terminó parándose frente a la puerta de uno de los locales de la bulliciosa calle. Su aroma a café y a magdalenas recién horneadas la atrajo como era costumbre, y unos minutos después se encontraba sentada en una de las mesas del interior.

—Hey princesa, ¿y esa cara? —el camarero se acercó a ella en cuento vio que estaba allí.

—Hoy no estoy de humor para coqueteos, Alex. Sólo un quiero un té con leche y a ser posible con doble de azúcar —respondió desganada.

—Creo que van a hacer falta algo más de dos azucarillos para endulzarte el día.

—Es posible...

Alex se quedó observándola durante unos segundos. Se veía decaída, como si algún nubarrón negro hubiera ocultado el brillo que solían tener sus ojos, y ni siquiera creaba contacto visual con él. Estaba comenzando a echar de menos esa sonrisa que solía ponerle por la mañanas y la manera en que se reía de sus estúpidos piropos. Y es que sólo necesitaba esos pequeños detalles para estar feliz el resto del día.

—¿Tienes prisa o puedes quedarte un rato? —preguntó dubitativo, perdiendo aquella seguridad y desparpajo que solía mostrar—. Mi descanso comienza en media hora y podríamos charlar un rato... Si quieres, claro.

Elizabeth, por primera vez, levantó su mirada hacia él. Estaba acostumbrada a la presencia de Alex, a verle casi todos los días en aquel acogedor café del centro y a compartir con él un par de palabras. A pesar de ello, nunca le había hablado a nadie de su entorno sobre el chico de la bonita sonrisa, ya que era para ella un "pequeño secreto". Ahora se veía en un dilema al tener que contestar a esa pregunta. Decir que sí y aceptar verle fuera de la cafetería implicaba dejar al chico entrar en su vida como más que un simple camarero, implicaba darle a entender que compartía sus obvias intenciones.

—Creo que... Puedo esperar —contestó simplemente, sin dejar clara su expresión.

Tras aquella respuesta, el ojiazul se retiró de allí para continuar con su trabajo pero, esta vez, con una sonrisa implantada en el rostro.

                    *************

—¿Podrías quedarte quieto de una puta vez? ¡Me estás poniendo de los nervios! —exclamó Zayn malhumorado mientras le daba otra calada a su cigarro y exhalaba el humo por su boca.

Los dos chicos se encontraban sentados en un banco a la sombra, no muy lejos de la puerta del hospital. Hacía buen tiempo, ya que a principios de Septiembre los días habían dejado de ser tan calurosos y era agradable pasar un rato al aire libre. Aunque para ellos no era así, por el simple hecho de tener que compartir el mismo aire. Después de lo que había ocurrido en el cumpleaños del castaño solo existía tensión entre ellos.

—Puedo mover la pierna si me da la gana, deja de ser tan desagradable conmigo —contestó Liam con la vista fija en algún punto de la nada.

—Oh, lo siento, señor simpático —dijo Zayn esta vez, con un tono de sarcasmo—. Al menos yo no soy un entrometido que pone las narices donde no le llaman.

El Secreto de Harry Styles (M-Preg) Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora