Capítulo VII

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Ja: Ah, esta debe ser la aspirina que le di ayer a la señora Inés antes que llegara su hermana de visita. La pobre estuvo con dolor de cabeza toda la tarde.

Ser: Entonces tú se la diste.

Ja: Me pidió una y seguramente fue esta.

Ser: Bien, gracias Jacinta.

Abrió la gaveta y en el fondo de esta, el frasco con las aspirinas que le había pedido a Inés en la noche.

Br: Señor, permiso buenos días.

Ser: Buenos días Braulio, pasa y cierra la puerta. ( Cerrando la gaveta)

Br: Señor, supe lo de anoche. Yo le advertí que con mis primos no se juega.

Ser: Lo se, quiero que te comuniques con mi abogado hoy mismo. Necesito sacar al flaco.
Ayer me increparon estando mi esposa conmigo.

B: Si, claro. Ya mismo estoy hablando con él.

Momentos más tarde, padre e hijo se encontraban sentados a la mesa listos para desayunar. Solo faltaba Inés quien le estaba dando el desayuno a Emiliano.
Victoriano estaba algo nervioso, pues no sabía cómo mirar a la cara a su padre luego de haber besado apasionadamente a su esposa en su despacho. Como pudo, intentó disimular su estado.

Ser: Y dime...¿dormiste bien hijo?

Vic: Si...si.
¿y, como está tu amigo?

Ser: ¿Amigo?

Vic: Si, ese por el cual te fuiste anoche del restaurante.

Ser: Oh si, si...era, Arnaldo, que tuvo una descompensación... pero está bien. En su casa.

Vic: ¿Arnaldo? Llamaré para saber cómo sigue.

Ser: Oh no, no es necesario hijo, deja, hoy lo llamaré y le daré tu saludo si quieres.

Vic: Bien, gracias.

Tomo el periódico algo incómodo, ya que oyó el ruido del taconeo de sus zapatos venir del corredor. Y ahora sí comenzaron a consumirle no sólo los nervios sino también la ansiedad de verla nuevamente.

I: Buenos días ( dijo algo nerviosa)

Verlo se le disparo una catarata de emociones, y si bien sabía que ese hombre le gustaba, debía mantener la cordura.

Vic: Buenos días.

Ser: Mi amor, ¿Cómo te levantaste hoy?

I: Bien ¿Por qué lo dices?

Ser: Bueno, encontré una aspirina en el suelo, justo frente a mi despacho y Jacinta me dijo que probablemente era tuya.

I: Seguramente, (levantó la vista y miro a Victoriano) ayer me dolia muchísimo la cabeza y le pedí una.
Café por favor...

Ja: Si señora.

Ser: ¿Como está Emiliano?

I: Bien...sabe que vendran las terapeutas y está algo ansioso. Por cierto ¿a qué hora estarán aqui?

Ser: Cerca del mediodía.

I: Entonces cuento con tiempo para salir a comprar unas cosas.

Ser: Termina de desayunar tranquila.

Braulio se acercaba a la mesa.

Br: Buenos días señor Victoriano, señora Ines.

Buenos días ( al unísono)

Ser: ¿Ya hablaste con el abogado Braulio?

Br: Si.

Vic: ¿Abogado? ¿Que problema hay papá?

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