Capítulo XVI

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¿Había oído bien?

Vic: ¿Qué? ¿Qué dices?

Ella camino y sobo sus brazos totalmente nerviosa por lo que estaba a punto de confesar.

I: Que mis bebés, no son hijos de Servando.

El corazón de Victoriano comenzaba a latir a otro ritmo, palpitante.
La morena hizo una pausa para luego confirmar.

I: Tú eres el padre, Victoriano.

Había quedado perplejo y el silencio de la pequeña sala lo abrumó. No parecía ser un chiste, aunque quizás pensó que lo mejor era que lo fuera.
Su cuerpo reaccionó sintiendo que ya no le pertenecía y fue necesario tomar un bocanada de aire extra o sucumbiria.

Vic: Eso no es verdad...

I: Victoriano.

Vic: ¡No, no sigas! ¿Cómo puedes llegar a inventar algo semejante?

I: No tengo por qué inventarlo. Y si no quieres creerlo, adelante. De todos modos nunca me crees nada.

Victoriano volteo a verla.

Vic: ¿Quieres hacerme sentir peor? ¿Eso buscas? ¿Vengarte por lo de la otra noche?

I: Sólo quise que lo supieras. Victoriano yo no estoy en contra tuyo, aunque tu sí lo estes de mi. Mis bebés son Santos porque son tus hijos.

Vic: No juegues con eso, por favor.

I: No estoy jugando... es la verdad.

Dijo serena. Sabía lo que le estaba causando recibir tal información y no lo veía para nada bien.

Victoriano miraba la nada y tuvo que sentarse.

E: ¡Victoriano!

Irrumpió el pequeño con una botella de refresco en la mano, la cual apoyo sobre la mesa para saludar a la visita.
Fue directo a abrazarlo pero el hombre no se inmutó.

E: Victoriano...( Repitió)

Santos lo apartó y coloco sus manos sobre sus mejillas para mirarlo y lo abrazo también, con fuerzas. Pues en ese momento necesitaba el calor de un amor sincero y qué mejor que el cariño genuino que sentían mutuamente. Eso le devolvió el color.

Emiliano sonrió feliz e Inés tuvo que voltear y mirar hacia otro lado. Pues no quería que el niño la viera llorando.

E: ¿Estás bien?

Vic: Eso creo...

I: Mi amor...¿por qué no vas a jugar a tu habitación un momento mientras Victoriano y yo terminamos de hablar?

E: Si mamá.

Vic: Me dio (hizo una pausa) mucho gusto verte.

E: A mi también. (Sonrió)

Por unos minutos Inés y Victoriano se mantuvieron en silencio.

Vic: Si es así ¿por qué ahora? ¿Por qué recién ahora dices que son míos?!

I: Iba a decírtelo más adelante. Cuando estuvieras preparado, pero la situación ameritó a que lo supieras ahora.

Vic: No...¡no!! ( Se levantó de su asiento)

I: Te sentias tan culpable de la muerte de tu padre que saber de esto haría que sintieras más remordimientos. Por eso me lo calle todo este tiempo.

Vic: Si eso que dices es verdad ¡¿sabes lo que significa?!

Victoriano camino por el pequeño espacio intentado ordenar sus pensamientos. Mientras en la otra habitación, si bien Emiliano no entendía de que estaban hablando los mayores, le resultaba incómodo oírlos gritarse.

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