Capítulo XII

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Para cuando los paramédicos llegaron Inés se mantenia bastante asustada y junto a ella Jacinta, quien intentaba tranquilizarla pues sabía de su estado.

Todo parecía ser parte de una película de terror, pues jamás imagino que la discusión con ella generaría semejante descompensación y era claro que lloraría porque sentía que todo había sido su culpa.

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Se quedó dormido abrazando aquella fotografía que le había regalado Emiliano. Se despertó varias veces, pues durante la noche tuvo muchos sueños extraños...como si fueran pesadillas. Hasta que finalmente hacia la madrugada, se puso de pie para ir directamente al baño y darse una ducha. Quizás la resaca se le quitaría más rápido.

Dudando si ir o no a la empresa, solo miraba un punto fijo sentado en la cama, aún con el cuerpo húmedo y con un ligero dolor de cabeza, cuando recibió un llamado telefónico.

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Todo había sucedido muy rápido e Ines se encontraba de pie en la sala de la clínica totalmente consternada recordando las palabras que le habían dicho los doctores hacía unos pocos minutos.

Xx: Lo siento señora, pero su esposo llegó aquí prácticamente sin signos vitales. El infarto ha sido fulminante.

Aquel comunicado se disipó de su mente cuando Jacinta se acercó con un té caliente.

Ja: Tómalo, te hará bien.

I: No puedo creerlo. (respondió sollozando)
Yo...fue mi culpa.

Ja: No, no digas eso.

I: Si. Estaba furioso cuando le dije que estaba embarazada.

Ja: Pero no fue por ti que murió.

I: ¡Si!... ¡Fue mi culpa!

Ja: ¡No! En todo caso fue culpa de su hijo, con él fue que se oía que discutía!

I: ¿Qué?

Ja: El señor Victoriano llamo poco después de que te quedaras dormida. Quiso hablar contigo...

I: ¿Con...migo?

Ja: Si. Se oía raro; cuando quise pasarte la llamada, el patrón me quitó el teléfono y créeme que no se oyeron palabras bonitas.

Inés no podía creer lo que había sucedido mientras dormía.

Ja: Se encerró en el despacho y a los minutos pasé por allí. Ahí note que estaba tendido en el piso. Así que quítate esa idea de que tú fuiste la que ocasionó su muerte.

La morena entrecerro los ojos.

I: Al saber de mi embarazo supo que el bebé era de Victoriano. Claro...por eso reaccionó así con él cuando llamo.
(Tomó asiento en una banca).
¿Que hicimos?

Ja: No te martirices.

I: Ay Dios mío...no debí habérselo dicho.

Ja: Se iba a enterar de todas maneras. ¿O cómo pensabas esconderlo los próximos meses?

I: No lo sé...no lo sé. Lo único que sé, es que me siento terrible...y no me quiero imaginar cómo se sentirá Victoriano cuando lo sepa.

La joven la abrazó intentando consolarla.

Ja: Ya...

Br: Señora Inés. ( interrumpió Braulio)

I: ¿Si?

Br: Me tome el atrevimiento de avisarle a la señora Bernarda para que se comunique con el señor Victoriano.

I: Claro, gracias. Siento esto que sucedió Braulio, sé que estimabas a Servando y le serviste por muchos años.

La Nueva SantosWhere stories live. Discover now