LO QUE LE FALTA AL REY (Arturo x Encantador)

YA LES DIJE ADIÓS

Encantador llegó a la casita del hada madrina, esperaba poder encontrar el libro de Arturo solo, sabía que si volvía con el terminarían teniendo sexo toda la tarde sin encontrar nada

Además  de eso, no podía saber si el efecto de la poción aún estaba en el aire y ya que parecía que le había afectado más a Arturo no quería arriesgarse a potenciar al ya insaciable Arturo

Después de un rato de buscar entre los estantes encontró el título "El rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda", después de hojearlo se dió cuenta de que era el que buscaba, entonces se giró rápido y fue arrojado sobre el escritorio con violencia

— ¿Por qué estás tratando de escapar? — Pregunto Arturo molesto mientras lo sujetaba con fuerza — ¿A dónde vas a ir?—

— A ningún lado, yo...

— No te creo — Replicó molesto, entonces lo besó con fuerza, mientras empezaba a estrujarlo y a abrirle las ropas con urgencia — ¿Por que quieres huir? —

— No, yo, no....

Encantador no podía explicarse, cada vez que abría la boca, la lengua de Arturo entraba y se enredaba con el, cortándole la respiración, además por alguna extraña razón, en vez de sentir miedo, estaba completamente exitado

— Te pusiste duro — Dijo sorpresivamente Arturo — ¿Tú... Te gusta que sea rudo? —

— Yo no quiero escapar, solo vine por tu cuento —

— ¿Por qué no me avisaste? —

— Has estado muy ocupado —

— Ahhhhh, bueno — Arturo se incorporó y cuando iba a levantarse, Encantador lo rodeo con las piernas — Encantador tengo que ...

— Podrías seguir con lo que ibas — Interrumpió — Realmente no me molesta —

— Estaba siendo violento —

— Me gusto, si no te hubiera quitado soy más fuerte que tú, tu mismo lo has dicho —

— ¿Entonces continuo como iba? —

— Claro...... Si tú quieres —

Arturo sonrió satisfecho, entonces empezó a besar a Encantador mientras le terminaba de arrancar los pantalones, solo se froto un par de veces y sin preparación previa lo penetró

Encantador soltó un agudo grito que se convirtió en un gemido de placer al final, Arturo sintió su estómago humedecido, al mirar pudo ver el semen de encantador manchandolos a ambos

—¿ Estás bien? — Pregunto mientras lo besaba suavemente en la frente — Estás llorando —

— Duele... mmm.. duele  mmm.. realmente... mucho — Soltó entre suspiros  —  Pero ahhh ... se siente bien, ya muévete, muévete —

Arturo sonrió feliz, Encantador balanceaba las caderas pidiendo el empuje de Arturo que felizmente empezó a embestirlo con fuerza, el interior de Encantador estaba apretado y lo succionaba con fuerza

— Me estás apretando.... Mucho — Jadeo Arturo — Creo que me voy a correr con solo meterlo —

— Correte... ahhhhh... Igual siempre ahhhhh... Te pones.... Duro —

Tal y como Encantador había dicho, Arturo se corrió y continuo embistiendo mientras se ponía duro de nuevo, así pasaron al menos un par de horas más, hasta que Arturo se dió cuenta de lo tarde que era y se separó de Encantador

— Deberíamos irnos, seguiremos en casa —

Encantador pensó que de algún modo sonaba absurdo que Arturo llamara casa al palacio y que lo hiciera en plural, como si fueran una pareja

Si entraban juntos no se separarían en buen rato, así que mientras Encantador descansaba un poco Arturo se había ido a bañar

— ¿Viniste a caballo? — Pregunto Encantador cuando salió del baño — Llegaste rápido —

— Tome una carreta que se usa para provisiones —

— ¿Como te diste cuenta de que había salido? Si fuera algo notorio los caballeros me habrían atrapado —

— Siempre te veo entrenado desde la ventana de mi despacho — Encantador se quedó pasmado — Cuando no te ví, fui a tu habitación y como no estabas pensé que habías escapado con todo el movimiento —

— ¿Y como dedujiste que estaría aquí y no lejos? —

— Aquí aún hay cosas de valor, en realidad no pensé mucho, estaba desesperado, pensé que ....

— Nunca te dejaría atrás — Interrumpió — Solo tu puedes ayudarme a saciar mi lujuria, así como yo te ayudo a ti — Arturo parecía decepcionado pero no importo — Además en ningún lado me quieren, si escapó no tengo a dónde ir —

Después de la breve charla subieron a la carreta y volvieron al palacio, cada cierto tiempo Arturo miraba de reojo a Encantador, hasta que fue incómodo

— ¿Que pasá? —

— ¿Te sientes bien?, La carreta de mueve mucho —

— Estoy bien, no entiendo por .....

— Lo empuje dentro aún cuando estaba seco — Interrumpió

— Yo te lo pedí — Respondió calmadamente — Además, de todos modos lo ibas a hacer ¿O no? —

— Yo no, no estaba pensando, me preocupa haberte lastimado —

— De tanto que lo hacemos ya esta bastante  suave, además después de que te corriste tu semen facilito todo —

La conversación se cortó nuevamente, Arturo parecía distraído, al volver pudieron pasar inadvertidamente, parecían creer que Arturo que lucía tranquilo y satisfecho había desaparecido para tomar una siesta, así que no tuvo que explicar nada

Era de madrugada cuando Arturo estuvo libre para ir a ver a Encantador, que lo esperaba con un grueso libro en la mano

Arturo empezó a pasar las paginas en cuanto lo tomo, tal y como Encantador había dicho, el era un gran héroe, al menos en la historia, sabía que se referían a él por el nombre, pero aún así le parecía sorprendente

Hasta que leyó la historia de su origen, entonces sintió que su mundo se caía a pedazos y lanzo el libro lejos con fuerza

— Mi padre me regaló — Grito molesto — Al señor Merlin que prometio cuidarme y solo se hizo a un lado —

— Supongo que por eso daba clases en tu escuela — Intento calmarlo, había olvidado por completo la historia de fondo  — Para estar a tu lado —

— ¿De que sirve si estaba loco y se retiró? — Grito lleno de frustración — No importa que tan grande sea como héroe, la mayor verdad de ese libro es que nadie nunca me ha querido —

Arturo lloraba desconsoladamente mientras se cubría la cara, Encantador estaba en pánico quería decirle que el lo quería, pero no pudo, las palabras se atoraron en su garganta, después de un rato, Arturo respiro hondo y se seco las lágrimas

— Dejaremos esto para después —

Arturo abandono la habitación, dejando a Encantador con una promesa que no se cumpliría