ESPERARÉ POR UN HEROE

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Cerca del anochecer llegaron al muelle, habían intentado ir a la casita del hada madrina por cosas que fueran útiles para el viaje sin lograrlo, Lancelot la tenía rodeada de guardias

— Entonces ¿Que hacemos ahora? — pregunto Arturo

Encantador no respondió y se acercó a la orilla, se acostó sobre el muelle y se asomó al agua

— Hermosas damas, ¿Me ayudarían a llegar al otro lado? —

Del agua salieron un grupo de sirenas que empezaron a reír al verlo, una de ellas lo tomo del brazo mientras empezaba a cantar, lo empezó a jalar lentamente al agua

Arturo desesperado corrió hacia Encantador para ayudarlo, entonces Encantador sostuvo a la sirena del brazo y la saco del agua

— Soy inmune a sus encantos, madame —dijo con una sonrisa autosuficiente a la sirena — ahora, si no me ayuda a llegar, al otro lado, la dejo secar al sol —

— Suéltame, desgraciado — se retorcía la sirena

Arturo solo miraba la escena confundido

— No te acerques Arturo, no quiero que la ayudes cuando cante —

Arturo se mantuvo alejado, observando como Encantador chantajeaba a la sirena

— Madame, puede resistirse todo lo que quiera, no la voy a escuchar y no la voy a soltar —

— ¿Que cosa eres? — Pregunto resignada al final

— Soy hijo del hada madrina —

— Eres esa repugnante abominación — afirmo molesta — le hablaré a la ballena que ayudó a pinocho y después de eso no quiero volverte a ver —

— No lo hará madame —

La sirena empezó a cantar y una ballena llegó a la orilla

— Vámonos Arty, llegó nuestro transporte — Encantador soltó a la sirena en el agua y espero a que la ballena abriera la boca para entrar en ella —

— Apesta a pescado, ¿Estás seguro de esto?, No se ve realmente como un buen transporte —

— La ballena no puede tragar cosas grandes, ahora sube antes de que se vaya —

Ambos subieron al interior de la boca de la ballena, Arturo era incapaz de procesar la tranquilidad con la que Encantador se mantenía dentro de un lugar tan desagradable como ese

En muy muy lejano, Lancelot festejaba su victoria, hizo un festival y un torneo de justas en su honor, se sentía pleno y satisfecho, inmensamente agradecido de haber tomado leyes reales como materia opcional en la escuela y de que el rey fuera Arturo, nada podía salir mal

De pronto mientras bebía en el gran salón, rodeado de los ciudadanos más influyentes del reino la chimenea se apagó y de entre las cenizas apareció un perro negro con ojos brillantes que lanzaba fuego por la boca que empezó a correr por el lugar destrozándolo todo, impidiendo que Lancelot pudiera disfrutar de su nuevo cargo

Cerca del amanecer Merlin, en una bata demasiado corta y con gorrito de dormir miraba a Lancelot con desdén después de ver el caos, sosteniendo un grueso libro empezó a leer

— El sabueso infernal, es el augurio de la muerte y señal de la desgracia, aparece cuando alguien tiene la maldición sobre el yyyyyy cuando el rey legítimo ha sido despojado — Su mirada acusadora se clavo firmemente en Lancelot

Lancelot lo miro con indiferencia y resoplo molesto

— En Muy muy lejano no existen esa clase de maldiciones, señor Merlin lo investigue —

— No es una maldición de Muy muy lejano, Su majestad — Dijo en un tono casi burlón — Es una maldición personal y sanguínea de Arturo, después de todo el es el legítimo rey, de un linaje antiguo —

— ¿Arty? — Lancelot soltó una risa divertida — Ese enclenque no puede ser rey, es tan patético —

— Aunque no lo creas, Arturo nació para gobernar, si me disculpas me voy a mi camita —

— Alto ahi — Ordeno Lancelot — Usted debe hacer algo con ese maldito perro —

— No, mi punto fuerte son los hechizos y las charlas motivacionales, necesitas un experto en maldiciones para eso — Merlin bosteza — yo me voy a dormir —

Merlin se fue dejando solo a Lancelot con sus dudas

— Quiero que traigan a un experto en maldiciones o a alguien que pueda atrapar a ese maldito perro lo antes posible —Ordeno al capitán de los caballeros

— Como ordene su majestad — respondió el capitán y después se alejo rápidamente



Un par de días después de haber sido tragados por la ballena, está los escupió en su destino, literalmente, estaban llenos de restos de algas y Krill pues se había puesto a comer a mitad de viaje, Arturo estaba asqueado, dos días de completa oscuridad y un interminable olor a pescado lo hacían preguntarse si realmente valía la pena luchar por su corona perdida

Arturo  siguió a Encantador a una distancia considerable para no empeorar el intenso olor a pescado y humedad que salía de ambos, la forma en que se arrastraba y acechaba, se abría paso a través de los árboles y arbustos que estorbaban y pisteando todo a su paso con una combinación inusual de ferocidad y tranquilidad.

Todo en Encantador era imponente y seguro de sí mismo, no había nada en él que le dijera que podría estar incómodo con la situación, jamás hubiera pensado que un hombre como el pudiera verse así en esa situación

— Puedes lavarte por ahi — señaló Encantador después de un rato a un lugar en medio de unos arbustos

Arturo corrió aliviado, había un río de buen tamaño, estaba por quitarse la ropa cuando Encantador lo interrumpió

— No  te puedes mojar por completo, anochecera pronto y te enfermeras con el clima, solo lavate el rostro y las manos — Dijo Encantador mientras hacía lo mismo sacudiéndose ligeramente la ropa con las manos — Debemos buscar un lugar para quedarnos antes de que anochezca completamente, este lugar está infestado de toda clase de criaturas —

Después de eso, Encantador reanudó su marcha, Arturo solo podía pensar en la facilidad con la que Encantador se ubicaba en el entorno y sabía que hacer, parecía un príncipe guerrero de leyenda épica, sin poder evitarlo, su corazón empezaba a latir cada vez con más fuerza


LO QUE LE FALTA AL REY (Arturo x Encantador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora