LO QUE LE FALTA AL REY (Arturo x Encantador)

ALGO INALCANZABLE QUE TRATA DE ALCANZARME A MI

Las palabras de Dafne dejaron pensando a Arturo, Encantador que no noto su preocupación se acercó a el y lo palmeo en el hombro ligeramente

— Vámonos, hay que buscar un lugar para descansar y después seguiremos nuestro camino —

Arturo salió de su aturdimiento y siguió calmadamente a Encantador que parecía estar de mejor animo, pensó que lo mejor por ahora era simplemente continuar, considerando que Encantador no le había prestado atención a Dafne y no lo cuestionaba, no iba a ahogarse en un vaso de agua

Después de un largo rato encontraron una cueva en medio de esa exhuberante vegetación y ambos se adentraron para descansar, Encantador se acercó a Arturo y se acurruco en sus brazos, quedandose dormido casi al instante, Arturo lo abrazo con fuerza y se aferro a el, sin poder conciliar el sueño

Después de algunas horas Encantador despertó, Arturo estaba profundamente dormido, así que decidió salir a caminar quizá también a cazar, a pesar de que las ninfas le habían dado comida suficiente para algunos días, no podían darse el lujo de descuidarse

Encantador se soltó suavemente del abrazo de Arturo y salió de la cueva, afuera era bastante tarde, se estiró un poco y miró a todos lados no reconocio del todo el lugar, entonces entro en pánico de inmediato, empezó a creer que quizá ese era el ataque real de las ninfas, perderlo en el bosque para que nunca llegara a su destino

Encantador se acercó a un árbol donde se acababan de posar algunas palomas y decidió pedir indicaciones, después de aclararse la garganta empezó a cantar desafinadamente

— Avecillas por aquí, ¿La dama del lago vive por ahí? — señaló a una dirección

Una de las palomas empezó a reír y se cayó del árbol

— Oh, pog favog — el marcado acento francés se le hizo conocido — me gompegas los tímpanos si sigues así —

— ¿Jerónimo? — Encantador se acercó aliviado al reconocer a  alguien conocido —¿Por qué aún eres una paloma? —

— Cuando el oggo desgruyó todo, el hada magrina nos dejó así — lo miro de arriba a abajo — pego, ¿Que haces aquí, Encantadog? —

— Hago un viaje para encontrar a la dama del lago — contesto tranquilamente, de pronto al ver el estado de Jerónimo, recordó su situación con Arturo, aunque la mayor parte de su ansiedad ya había pasado decidió aprovechar la oportunidad— Jerónimo, ya que eras el asistente de mi mami, seguro sabes muchas cosas mágicas y todo —

— ¿Que quiegues sabeg? — pregunto mientras lo miraba fijamente

— Si por accidente, hipotéticamente hablando, le cayera uno de los ingredientes de las pociones de mi madre a alguien, ¿Cuánto tiempo duraría el efecto? —

— Los efectos de las pociones son pegmanentes, a menos que se indique lo congrario — entonces lo miro inquisitivamente — los ingredientes son altamente peligrosos, pog eso se usaban con  gopa especial, los inofensivos los tenía tu magre en su oficina y los manipulaba ella, ¿De que ingrediente estamos hablando? —

— Mmm, digamos que si le cayó encima a alguien un botellón de lujuria, ¿En cuanto se le quitaria el efecto? —

Jerónimo empezó a carcajearse mientras se retorcía en el suelo

— Encantadog, a ti las pociones no te hacen nada, ¿Grees que lanzándole lujuguia a alguien lo vas a teneg a tus pies?, no seas ingenuo, la lujuguia solo funciona si se toma —

Encantador se puso pálido, después rojo de ira, Jerónimo se siguió riendo mientras se alejaba volando, justo cuanto se dió la vuelta para alejarse, vio a Arturo detrás de el, estaba pálido y temblaba mientras se acercaba a el

— E- Encantador, yo, yo puedo explicar....

— ¿Qué me va a explicar? — levanto  la voz mientras lo sujetaba fuerte del cuello del gambeson — dime Arturo, ¿Te divertiste al usarme para satisfacer tus necesidades?, Todo este tiempo solo me has estado utilizando para desahogarte —

Encantador gritaba mientras lo sujetaba con fuerza, Arturo se sentía acorralado, las palabras no le salían, queria decirle que lo hacía porque le gustaba, porque solo mirarlo le aceleraba el corazón, pero Arturo acostumbrado a la crítica y al acoso reacciono de la única forma que sabía

— Tu también querías — Replicó enojado mientras intentaba soltarse — ya te lo dije una vez, tu eres más fuerte que yo, siempre has podido negarte, ¿Porque me culpas solo a mi? —

Encantador lo empujo con fuerza, provocando que cayera al suelo, Arturo pensó que quiza Encantador lo golpearia, pero  en vez de eso solo se alejo

— ¿Vas a dejarme? — pregunto Arturo con voz temblorosa mientras se levantaba rápidamente

— Voy a llevarte con la dama del lago, tal y como lo prometí, soy un hombre de palabra, pero vas a cuidar de ti, tu mismo te alimentaras  y buscarás tu refugio, una vez que obtengas a Excalibur, cada uno seguirá su camino —

Después de eso, Encantador se dió la vuelta y empezó a caminar rápidamente, adentrandose en el ya oscurecido bosque  demostrando que ya no cuidaría más de Arturo

En el castillo de muy, muy lejano, Lancelot hablaba con Blancanieves, le molestaba la manera en la que todos ahí parecían haberse puesto de acuerdo para ignorarlo

— No entiendo para que me mandaste llamar, dijiste que necesitas mi ayuda — decía Blancanieves mientras bebía el té tranquilamente — si buscas a Arturo debiste perseguirlo en cuanto se fue —

— Busco a la dama del lago, Blancanieves, me han dicho que solo las aves saben dónde vive, me preguntaba si podrías ayudarme con eso —

— ¿Quieres que yo, le pregunté a las aves dónde vive la dama del lago? — Blancanieves dejo la taza de té y empezo a reírse — Yo no hablo con las aves —

— Todos saben que las aves te ayudan a limpiar —

— Por eso, yo solo le doy órdenes a las aves y a los animales, no hablo con ellos, tienes que entender que son dos cosas diferentes, pregúntale a Cenicienta, ella habla con toda clase de animales, también habla sola, ya sabes que los ratones le ayudaban a hacer su ropa y a limpiar su castillo —

Blancanieves continuo tomando su té y después se retiro calmadamente, Lancelot se sentía cada vez más desesperado de saber que nadie estaba de su lado, pensar que Arturo pudiera volver y quitarle la corona sonaba como algo realmente ofensivo para él, cada día que pasaba sin saber que hacía Arturo, sentía que perdía algo