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Pov Hobie.

Miguelito me había asignado un tutor. No estaba de acuerdo ya que me sentiría seguido y presionado, cosa que no tolero en lo más mínimo. Pensé que sería alguien demasiado correcto al punto de ser estricto hasta con los signos en matemáticas pero fue todo lo contrario. Un niño bonito con una banda color azul en su cabeza sosteniendo su hermoso cabello negro como la noche.

Pavitr Prabhakar es un año menor que yo y con ello, una ternura andante. En los primeros días lo molestaba solo con palabras indefensas como "bonito" "ternura" "cachorrito" aunque este último no fue mucho de su agrado pero sinceramente es mi favorito. No pasaba de eso hasta nuestra sección de estudios en la biblioteca. No sé que me pasó, pensaba que solo era para fastidiarlo un poco pero el estar cerca de él algo dentro de mí me impulsaba a sellar nuestros labios en un beso. Me descontrolé y en verdad me sentí apenado, cuando aceptó mis disculpas me sentí en paz. Prometí a mi mismo no volver hacer algo así y lo cumpliré. Seguramente aquella sensación fue solo la adrenalina del momento.

Aunque es tan bonito que duele como una estaca en el corazón.

Pasaron algunas semanas, nos la pasábamos en la biblioteca estudiando. Estoy empezando a pensar que es muy aburrido para él pasarla ahí y para mí también, cuando lo que quiero es hablar una o tres veces para que no solamente sea estudio. Lo he visto bostezar en algunas ocasiones, lo cual es lindo viniendo de él. Hasta esta semana le propuse a Pav ir a mi casa, él solo me miró confundido por la propuesta pero aceptó gustosamente. Saliendo de la escuela iríamos a mi hogar, que estaba a 20 minutos a pie y aquí estamos, en la entrada de mi casa.

– ¿Aquí es? –

– Sip, este es el lugar donde nace el arte. – saco mis llaves y abro la puerta, haciéndome a un lado mientras sostengo la perrilla de la puerta sin aún entrar. – Primero los pequeños. –

– Gracioso Brown. – solo pude reírme al usar mi apellido, cuando entró a mi hogar lo seguí y cerré la puerta.

– Tu casa es muy acogedora. – decía mientras veía algo de ropa en el sofá esparcida hasta el suelo.

Mierda mi ropa.

– Lo siento por ello, me había olvidado de recoger mi ropa. – me apresuré a recogerla con miedo de que anduviera una prenda de mi ropa interior a la vista por ahí, cuando me aseguré de que fuera seguro para mi dignidad la aventé a una canasta lejos de la mirada de Pav.

– ¿Vives solo? –

– Y que gran ventaja tengo gracias a ello, sin reglas, mi espacio personal. – fui a la cocina por unos vasos. – ¿Quieres jugo de mora? –

– Jugo de mora por favor ¿Y por qué no vives con tu abuela? –

– Su casa es muy pequeña y es muy necia para mudarse pero está cerca de aquí, por lo que todas las noches entre semana me doy una vuelta por su casa pero los fines de semana me quedo con ella todo el día. – llevo los vasos y los dejo en la mesita del lobby.

– ¿Necesitas una invitación para sentarte? – no pude evitar dar algunas risas, verlo así parado tan educadamente me daba gracia.

– Soy educado, mi tía Maya me lo enseñó. – se sentó en el sofá y yo me senté a su lado mientras sacaba sus cosas de su mochila.

Estaba apunto de contestar a eso pero un ruido nos hizo mirar por la ventana, seguramente sería una rata pero se volvieron a escuchar ruidos de algunos contenedores de basura siendo golpeados. ¿Algún vagabundo rebuscando en las bolsas? Aunque no hacen tanto ruido...

Caminé hacia la ventana y recorrí un poco la cortina pero no pude ver nada. Me armé de valor y agarré un palo de escoba, me dirigí hacia la puerta pero antes de abrirla sentí como alguien me sostenía del brazo.

I feel you : ChaipunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora