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– Ya te dije que yo compraré las flores, no seas necio. – un británico y un hindú discutían acerca de un ramo de flores para su visita con la abuela del inglés.

– ¡No! Yo debo llevarle flores porque soy el invitado. –

– Y yo soy su nieto. –

Después de cruzar algunas palabras al final los dos terminaron ahuyentando a los clientes del lugar por todo el escándalo que habían hecho, haciendo que los corrieran del local.

– Genial, será una vergüenza llegar sin un presente. –

Caminaban lado a lado, el más alto podía ver el desánimo del bajito de estatura, le causaba ternura pero a la vez se le estrujaba el corazón por verlo tan desanimado.

Entonces una idea vino a su mente.

– Hey Pav, tengo una idea. –

Ahora se encontraban enfrente de una casa grande de colores oscuros.

– ¿Qué hacemos aquí Hobie? –

– Le daremos una maceta. –

– ¿Comprada o robada? – no respondió a eso con palabras, en su lugar, miró a Pav con una mirada llena de complicidad.

– Mantente oculto, si ves que la puerta se abre sal corriendo, yo te alcanzaré. – y entraron al jardín de aquella casa, había una gran variedad de plantas en macetas.

– ¿Qué planta le gustaría tu abuela? –

– Mmh no lo sé. Tiene muchas plantas entonces no sabría cual escoger sin que sea repetida a las que tiene ya. –

Un minuto y medio pasó hasta que el inglés miró hacia un punto donde se encontraba una pequeña planta con unas diminutas flores en ella de color blancas y amarillo.

Una sonrisa apareció en su rostro.

– Esa. – y caminó con cuidado de no pisar otra planta.

– ¿Una planta de manzanilla? – preguntó el chico hindú.

– Le encanta el olor y a veces tiene antojo de una taza de té de manzanilla. – sujetó la maceta con firmeza entre sus brazos para llegar caminar a la entrada del jardín donde estaba su chico bonito.

– ¿Quién vive aquí? – retomaron su camino sin salir aún de la vista de aquella casa.

Como si fuera una invocación el dueño de la casa abrió la puerta para salir con rapidez.

Era la casa de Miguel O'Hara.

– ¡HEY! ¡DEVUELVAN ESA MACETA! – para el alivio del dúo, el cuerpo de Hobie tapaba el cuerpo de Pavitr por lo que Miguelito no sabía quien era el cómplice del británico.

– ¡HORA DE CORRER! – y echaron carrera, mientras escuchaban a un furioso director de la escuela gritándoles de cosas.

A unas cuantas calles detuvieron su correteo para respirar, al parecer lo habían perdido.

– Es.. la segunda vez.. que huyo de él... – habló entrecortado el menor.

– Y te faltan 49 para superarme. – con su respiración ya calmada, sobó la espalda del bajito como un método para calmarlo.

– Casi llegamos, te daré un vaso de agua en cuanto pisemos la casa. – caminaron por unos dos minutos hasta que llegaron a la casa de la pariente de dicho británico.

Cuando estaba apunto de tocar la puerta un chillido salió del menor, volteó a verlo y encontró un hindú lleno de nervios.

– Hey niño bonito, ¿Estás bien? –

I feel you : ChaipunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora