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La casa de Ben Reilly no era una casa, era una jodida mansión que estaba ubicada en una de las colinas más codiciadas por los ricachones de la ciudad. Básicamente era un terreno solo para los Reilly con un enorme jardín y una exorbitante cantidad de autos en fila que se asomaba por el garage ¿De dónde carajo sacan tanto dinero? Para muchos es la gloria estar ahí y más en una fiesta.

Aunque para Hobie, no es más que una basura estar ahí.

Odia a Ben y no es realmente por algo en especial, simplemente le desagrada el como es tan popular entre todos a pesar de esa actitud de mierda que se carga. Es un completo idiota.

Y a pesar de todo eso aquí está, cuidando a la persona que le gusta, no, a la persona que ama.

Solo esperaba que todo saliera bien.

– Wow, que casa más grande. – el primero en hablar fue Miles, mientras los cuatro caminaban por el jardín de la mansión Reilly.

– ¡Miren! Ahí está Karl y Riri. – ocho pares de ojos miraron hacia la mansión, afuera de ella se encontraban dichas personas conversando.

– Ven Miles, te los presentaré. – la rubia jaló del brazo al puertorriqueño para caminar hacia los demás miembros de su banda, dejando solos a una parejita.

El británico dirigió su mirada hacia el chico hindú, estaba tan precioso como siempre. En su mirada se le notaba relajado por el cambio de aire que estaba apunto de dar, eso le dió gusto al ingles.

– ¿Primera fiesta? – decidió romper el hielo Hobie.

– No realmente, he venido a varias fiestas por lo que no es nada nuevo. –

– ¿Entonces has tomado alcohol? – vaya que tenía curiosidad por saber si el pequeño tomaba o no.

– Un poco tal vez pero no le digas a mi tía Maya. – una risa salió de los labios del ingles, le hacia gracia imaginar al menor tomándose una botella de cerveza el solo.

Ambos chicos llegaron con su grupo de amigos, Karl y Riri los saludaron una gran sonrisa.

– ¡Pero miren quienes llegaron! Los fooled around and fell in love. – habló Karl con una mirada de complicidad a ambos chicos.

– Cállate Karl. – el británico estaba serio pero por dentro estaba rezando millones de padres nuestros para que su amigo no dijera alguna tontería.

El chico hindú no dijo, solo se limitó a reír tomándolo como un chiste.

Después de cruzar algunas cuantas palabras entraron a la mansión, había mucha gente bailando y bebiendo. Un olor a cerveza y un poco de marihuana estaba en el aire de aquel espacio, no es nada novedoso para nada, bastante normal.

Como si fuera una maldición, la persona que menos quería ver Hobie se acercó hacia sus amigos.

Mierda.

– ¡Hey hey! Ustedes vinieron, bienvenidos a mi fiesta chicos. – dijo con una sonrisa Ben, mirando cada uno hasta detenerse en el rostro de Hobie, cambiando su semblante amigable a uno sin expresión.

– Hobie. –

– Ben. –

La tensión se notaba entre ambas personas, era como si dos perros estuvieran apunto de pelearse por el último hueso.

– ¡Bueno! Gracias Ben, nosotros iremos por algo de tomar. – mencionó Gwen Stacy mientras intentaba jalar al ingles del brazo para que avanzara con ellos.

– Disfruten. – y con eso último, Reilly se marchó con sus amigos.

Mientras caminaban hacia la cocina Gwen miraba a Hobie con una mirada de desaprobación por lo ocurrido mientras que el alto solo rodeaba los ojos.

I feel you : ChaipunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora