CAPITULO 6

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Pasaron varios días, las personas se molestaron en demasía por qué Megamente explotó el museo del héroe al que todavía le tendían luto, pero nada podían hacer contra él.

Tal vez por eso las personas se habían encargado de odiarlo tantos años, ellos sabían perfectamente que Megamente era capaz de mucho, tal vez no físicamente, pero en lo intelectual a Megamente nadie le gana, es más su inocencia y torpeza lo que le juega en contra.

Lo que nadie sabía era que en su guarida Megamente estaba llevando a cabo su plan, un plan que en opinión de Servil era una completa ridiculez: Crear un nuevo héroe.

– Señor debo insistir, considero que esto es ridículo –

– Ya te dije que tú no sabes lo que es bueno para el mal– respondió el cabezón.

Por desgracia de los villanos la mujer de cabello corto resultó ser más lista que ellos.

– ¡Acabo de encontrar su guarida secreta!–

–¡¿CÓMO ENCONTRÓ MI GUARIDA?!–

Esto sumando a que el olvidadizo de Servil había colocado un tapete que delataba donde estaba la entrada llevó a una serie de acontecimientos un tanto descabellados.

Megamente tuvo que volver a hacerse pasar por ese tal "Bernard" y lograr engañar a Roxanne lo suficiente como para que no descubriera su plan. Para su desgracia la mujer disparó la pistola donde estaba la cápsula que contenía los poderes de Metroman directo a la cara de un completo imbécil.

–¿Y ese de dónde salió?– dijo Servil al ver al chico por las cámaras.

"Rayos" pensó Megamente.

Después de eso tuvo que hacer explotar a sus cere-bots, los arreglaría después, todo sea por el bien del plan. Finalmente se despidió de Roxanne.

– Él es Bernard, mi compañero – dijo ella.

Megamente prestó atención a la palabra "compañero" ya que nadie jamás lo había llamado así, una sensación rara lo invadió por dentro cuando Roxanne lo abrazo de manera cariñosa, jamás había sido abrazado por alguien más que no fuera Servil. Esto era nuevo, y extraño.

Finalmente Roxanne y el pelirrojo se fueron en la camioneta, Megamente se quedó observando como la camioneta se alejaba hasta que ya no pudo verla, cuando escuchó a Servil hablarle por el reloj.

– Señor, ¿Quiere que los sigamos?–

El azul lo pensó un poco, debían saber quién era al que le habían dado los celestiales poderes de Metroman, pero no parecía que el chico pelirrojo fuera una amenaza de todos modos y Megamente tenía ganas de caminar un poco, estar todo el día metido en el laboratorio a veces era aburrido.

– Encárgate de eso tú, yo caminaré un rato... Y limpia lo de los cere-bots – dijo empezando su paseo.



























Metroman caminaba por las calles con la cabeza gacha para no ser reconocido, aunque ya no era tanto problema, su cabello y barba habían crecido dándole un nuevo aspecto al ex héroe, haciendo que sea más difícil reconocerlo.

Se sentía frustrado y estúpido, se odiaba a su mismo por ser tan malditamente cobarde. Había pasado días intentando conseguir el valor para ir a la guarida de Megamente y contarle sus sentimientos, pero siempre se arrepentía y regresaba como el cobarde que es.

Pero es que ¿Cómo podría llegar y decir, hey, estoy vivo y también enamorado de ti? Eso no era posible.

Se había imaginado tantos escenarios posibles, pero siempre volvía a la realidad, Megamente reaccionaría muy mal y sentiría repulsión hacia él, más de la que ya sentía.

Tal vez lo mejor era renunciar a sus sentimientos y aceptar de una vez que Megamente jamás lo amaría, tal vez ya debía hacerse a la idea que su amor nunca sería correspondido.

Tal vez...

–Hey yo te conozco – dijo una voz familiar –¡Eres el sujeto de la otra noche!–

Metroman volteó a ver de quién provenía la voz que le hablaba y se topo con un sujeto de cabello castaño y anteojos, recordó que era ese tipo con el que había chocado hacía unos días y bufó.

Le dedicó una mirada de molestia y se dió media vuelta dispuesto a alejarse de él.

–¡Oye no me ignores!– dijo el tipo de lentes caminando hacia él.

– Hazte un favor y aléjate de mi– dijo.

– Ahh, ya entendí lo que pasa, eres un chico malo– dijo el castaño con gracia.


Metroman giró los ojos, vaya que esté tipo era irritante.

– Por suerte para ti yo también soy un chico malo–

Metroman paró en seco, giró para escanear de arriba a a abajo a la persona que tenía en frente. Un tipo de no más de 1.70, miope, flaco y escuálido.

–¿Tú? ¿Un chico malo? No me hagas reír – dijo con burla.

El castaño abrió la boca formando una O y luego lo vió con indignación.

–Por supuesto que sí, soy el hombre más malvado en la tierra – dijo cruzando los brazos.

Metroman sintió algo raro, como un deja vu, algo en ese hombre era extraño, sus gestos, su manera de hablar, sus ojos verdes esmeralda tan hermosos... Casi tan hermosos como los de...

–¿Quién te crees que eres?– dijo Metroman.

– Soy Meg-¡Digo! Soy Bernard–

–¿Bernard?–

–Sip– dijo haciendo un gesto que a Metroman le pareció infantil y estresante.

– Pues dime Bernard, ¿Qué tan malo eres?–

Al hombrecito de lentes le brillaron aún más los ojos, Metroman se encargó de guardar esa imagen en su memoria, por alguna razón eso le pareció adorable.

– ¿Qué tan malo soy? Pues... Una vez una anciana quería cruzar la calle pero había muchos coches, así que yo aventé ácido en la carretera para que se abriera un cráter y se tragara todos los autos Wajajajajajhaah –

El de lentes comenzó a reír por su tan malvado azaña, risa que fue grabada por la mente de Metroman también y, por alguna razón, le pareció hermosa y contagiosa.

– No es cierto – dijo riéndose – Pero buena historia.

–¡Por supuesto que es cierta!– exclamó Bernard.

– Lo que digas, ya debo irme–

Metroman se dió la vuelta y continuó con su camino.

–¡Espera!– gritó Bernard – No me dijiste tu nombre.

Se quedó callado unos segundos, podría mentir, pero nadie conocía su nombre real de todos modos.

– Soy Brad – respondió.

–uuuuuhhh Hasta tienes nombre de chico malo – dijo el más bajo poniendo una sonrisa que hizo que el corazón de Metroman se acelerara –¡Nos vemos luego Brad!– dijo Bernard agitando su mano a manera de despedida.

– Luego...–








Se fue.










Pero la imagen de esos ojos verdes detrás de unos anteojos no se iba se su mente.













Continuará.











Holaaaaa perdón por desaparecer, le quería dedicar más tiempo a mi otra historia del Gato con botas pero como ya acabó ya puedo dedicarme a esta. Creo que ya van viendo el rumbo que tomará la historia y si no pues esperense Wajajajajajhaah.

Gracias por su apoyo ❤️


No olviden dejar una estrellita o un comentario eso me ayuda a motivarme.

Nos vemos en el siguiente capítulo.



😘

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