CAPITULO 20

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La ciudad llevaba preguntándose por Megamente los últimos dos meses, nadie lo había visto, siempre que había una emergencia o alguna situación que requiriera que su nuevo héroe interfiera eran Servil y los Cere-bots quienes acudían a la ayuda.

Decenas de reporteros y periodistas habían intentado entrevistar a Roxanne intentando sacarle información sobre dónde estaba Megamente y la razón del porque no se le había visto desde hace tanto tiempo, pero ella nunca dijo nada y al ser reportera también, sabía perfectamente cómo no ceder ante las preguntas trampa de los periodistas.

Muchos acosadores y paparazzis incluso habían llegado a la guarida de Megamente y habían intentado por todos los medios entrar o mínimo ver por un agujero en la pared, pero siempre salían corriendo cuando las máquinas del azul los amenazaban.

Pero lo que ellos no saben es que Megamente ni siquiera está en su guarida, Metroman lo pensó todo demasiado bien y apenas la panza del azul comenzó a ser demasiado notoria lo trajo a vivir a su propia guarida ultra secreta.

El cuarto azul que durante tantos años cuidó y llenó de sus "tesoros" ahora era la nueva habitación del bebé y en un par de horas sería utilizada.

Y en unas horas porque Megamente se encontraba justo en trabajo de parto, con Servil atendiendolo junto al montón de maquinas que fueron creadas específicamente para este día, con la máquina número 98 encargada de suministrar anestesia en caso de que el dolor se complicara, la máquina 99 equipada con todo lo absolutamente necesario para recibir al bebé y la máquina 100 que era una incubadora especializada para poder mantener en calor a la criatura nueva que nacería.

Y afuera estaba Brad con la máquina 101, una máquina que Megamente había creado específicamente para que el súper hombre no pudiera utilizar sus poderes.

Una máquina en forma de brazalete que fue obligado a ponerse apenas Megamente rompió fuente, y ahora Roxanne veía lo patético que se estaba comportando.

– ¡Quitenme esto ya!– decía Brad intentando quitarse el brazalete con los dientes.

– Deja de hacer eso, él estará bien – decía ella.

Un grito de Megamente proveniente del otro lado de la puerta contradijo a la mujer y a la vez hizo que Brad enloqueciera más.

–¿¡Lo ves?! ¡Me necesita!–

– Está dando a luz, es obvio que va a gritar un poco, él mismo diseñó sus máquinas para que no hubiera ninguna complicación–


Y era verdad, ya faltando solo un mes para su fecha de parto Megamente perfeccionó y trabajó como nunca antes lo había hecho. Fueron al rededor de 10 máquinas las que fabricó y todas eran con la intención de llevar el parto lo mejor posible y asegurar su bienestar y el de su bebé.

Y la máquina número 101 la creó porque ya sabía que Brad enloquecería y con su super fuerza rompería la pared, tampoco quería que usará su vista de rayos X para ver a través de la puerta porque sabía que eso lo haría ponerse peor, Brad no sabe lo caótico que puede ser un parto en la especie de Megamente.

El brazalete también impide que use su super oído, así no se torturaría con los gritos o quejidos de Megamente. Pero no importa si trae o no brazalete, Brad está loco igual.

– Necesito verlo... Necesito estar ahí para él –

– si el decidió que no te quiere en la habitación es por algo – dijo Roxanne.

– Pero... –

– Él mismo lo dijo ¿No? Que un parto en su especie era algo que no quería que nosotros viéramos, si entras a la fuerza lo pondrás mal y te odiará por no respetar su decisión –

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