09

538 67 9
                                    


Mi cabeza dolió por el repentino movimiento, pero no di cavidad a nada de eso. Zarandee a aquel hombre con tanta desesperación y nervios que no tuvo oportunidad de negarse.

Mis ojos estaban tan abiertos y el temblor en mis manos y piernas era incontrolable.

Él frotaba sus ojos aún somnolientos, y yo lo empujé con desesperación al closet que se había convertido en su escondite particular.

Nunca había agradecido tanto que mamá haya puesto más de unas cuantas cadenas para asegurar la puerta, lo que me otorgaba algunos segundos para tranquilizar mi respiración.

Aunque no tantos como deseaba, puesto que en cuanto cerré las puertas del closet sus labios pronunciaron mi nombre.

—Amor, aquí estás—Entra y cierra la puerta a su paso dejando los guardias atrás.

—¿Si no estoy aquí dónde estaría entonces?—Mis nervios se esfuman para darle paso a la gran tristeza que se acumula en mi pecho.

—¡Hey! Más vale que te  portes bien conmigo hoy—Sentencia sin llegar a ser tosca.—Vine en son de paz, amor—Sus manos toman las mías y deposita un beso en cada una de ellas.

—A pesar de que fuiste tú quien me faltó al respeto, y de que mereces un castigo por eso, yo vengo a perdonarte y a proponerte una cosa—Ella suspira acariciando mis manos y mirándome a los ojos.

—Si te portas bien, puede ser que mañana en la mañana puedas dar un paseo por el castillo—Me mira expectante esperando una respuesta y cuando recaigo en lo que ha dicho la abrazo sin pudor olvidándome de todo lo demás.

—¡¿Hablas en serio?!—La emoción es tanta que no puedo permanecer sentado y ella ríe.

—Sí. Pero recuerda que debes portarte bien, y obedecer a todo lo que te pido, porque si no lo haces tú me lastimas, como lo hiciste la otra vez. ¿Estás de acuerdo en que no mereces esto y que estoy siendo generosa contigo porque te amo?

—Sí, mamá.

Seguidamente el silencio se hace presente, no sé por cuanto tiempo, sólo se que fue el tiempo suficiente como para hacerme recordar cada detalle de ese día.

Fui descortés.
Fui grosero.
Fui irrespetuoso.

—Perdóname, por favor... y gracias, te prometo que ya no voy a hacerte enojar.

Inevitablemente corro hacia ella y la abrazo con la misma fuerza de antes mientras ella ríe.

—Bien, aclaradas las cosas—Se pone de pie acomodando su largo vestido—Pues te dejo. Mañana temprano estoy aquí para llevarte.

—Gracias, gracias mamá—La abrazo de nuevo provocando esa risa que no escuchaba hace mucho tiempo.

Me gusta obedecerla para ella se sienta feliz. Me gusta hacerla sentir orgullosa de mí. Me gusta hacer las cosas como ella me las pide para ser recompensado con su cariño.

Aproximadamente cinco segundos después de que mamá se retiró y la puerta fue cerrada, el sonido de las puertas de mi closet siendo deslizadas me sobresaltó.

Había olvidado que ese hombre estaba aquí.

—Oye, ¿piensas vivir aquí, o qué?—Interrogo en cuanto está frente a mí.

Burbujita - Br!ghtwinWhere stories live. Discover now