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Win no sabe cuándo, pero se había quedado dormido mientras hablaba con Bright, tampoco sabe en qué momento de la noche Bright se fue, pero era un hecho. Hoy tendría visita de su madre.

Y aunque esto lo alegraba, de cierta forma también lo entristecía y preocupaba.

Lo entristecía porque cuando su madre lo visitaba significaba que tendría que esperar mínimo dos días para volver a ver a Bright, esto propuesto por él mismo, ya que si no dejaban pasar un tiempo prudente, podría ocurrir lo peor.

Y le preocupaba de cierta forma, porque aunque había sido la persona más feliz desde la noche de la carrera, no podía evitar los pensamientos de culpa que lo invadían cada vez que se encontraba sólo.

Se sentía deshonesto y culpable por mentirle a su madre, porque Win de verdad la ama, y sabe que no se le miente a las personas que uno ama, es por eso que ha decidido hablar con ella. No le contará las cosas que han pasado. ¡Definitivamente no lo haría! Pero sí hay algo que ha rondado por su cabeza los últimos días.

Win pretende tratar de convencerla una vez más de que lo deje salir. No importa si es acompañado, nunca le ha importado; todo lo que quiere es que su madre entienda que no todo el mundo es malo, y si se presenta la oportunidad, tal vez le cuente que ya lo ha experimentado.

Win siente algo de miedo, porque, la última vez que intentó algo parecido no le fue precisamente bien, pero él está decidido, porque anhela que llegue el día en que su madre lo deje ser una persona normal, y sabe que ese día no llegará por sí sólo. Él necesita esforzarse para convencerla.

Win tiende su cama y va directo al baño luego de su calentamiento matutino. Planea hacer todo como a su madre le gusta para evitar desviar el tema.

Se peina como a ella le gusta, se arregla como a ella le gusta, y esconde sus pinturas, porque a ella no le gusta verlas.

Cuando todo estuvo listo se sentó en una esquina de su cama adaptando la postura recta y prolija que tanto le gusta a su madre, hasta que la puerta fue abierta.

Win lo intentó, pero era su madre, y cuando la vio ahí, tan seria y hermosa como siempre, chilló de emoción y corrió a sus brazos.

Tenía mucho tiempo sin verla.

Para Win no fue novedad cuando ella limpió su cachete con desagrado y le pidió que se sentara, pero a Win ya no le entristecía como cuando era niño, porque entendió que así es como es ella, y eso no hace que la ame un poco menos.

—Mamá, me tenías abandonado—Se quejó con ojos sinceramente tristes.

—Es porque he tenido mucho trabajo. Bangkok me consume por completo, pero aquí estoy. ¿Quieres jugar?—Propuso la mujer, acariciando el cabello de su hijo.

Y los ojos de Win respondieron antes que su boca.

—¡Claro que quiero!—y sin esperar por otra respuesta, corrió en busca de todos los juegos de mesa que quería jugar con ella.

Regresó con las manos repletas, apenas y podía cargarlos, y su madre rió enternecida.

—¿A caso usted piensa que yo no tengo trabajo, jovencito?—Fingió regañarlo.

—¡Mamá! Tú me debes esto—sentenció aventando todos los juegos a la cama.

La mujer rió y abrazó repentinamente a su hijo porque le causaba ternura.

Y Win se dejó hacer, permitiéndose regresar un poco a cuando tenía cinco años y su mamá lo abrazaba diariamente.

La había extrañado demasiado, y eso se notó cuando dejó de contar las horas y jugaron hasta el anochecer.

Win casi olvida eso tan importante que tenía que decirle, pero no lo hizo, y justo a tiempo carraspeó un poco haciendo que su madre dejara la almohada con la que habían estado teniendo una pelea de almohadas a un lado.

—¿Qué pasa?

La atención de su madre era toda suya, y eso lo ponía nervioso.

—Mami, yo... yo quiero hablar contigo.

Ella soltó un chasquido indiferente. Parecía saber lo que venía, y Win se forzó para continuar.

—Sabes, yo... dentro de poco cumplo los dieciocho, y... q-quiero salir al parque como regalo de cumpleaños.

Después de todo lo que se tardó en poder decirlo, el rostro de su madre le hizo saber que había cometido el peor de los errores.

—No.—dijo llanamente.

—¿Por qué no?—Win contuvo sus lágrimas.—¡Cuando tenga los dieciocho no podrás retenerme aquí. Me iré a otro lado donde yo pueda decidir por mí mismo cosas tan simples como lo que debo comer!

Su madre suspiró, al parecer estaba conteniéndose de algo.

—No irás a ningún lado, y es mejor que te calles—La mujer se puso de pie con intenciones de irse, y Win sintió la ira consumirlo.

—¡No voy a callarme!-gritó-Ahora me doy cuenta de que la gente no es mala. ¡Tú lo eres! Eres mala porque no me dejas jugar afuera, porque no me dejas conocer gente buena, porque nunca te ha gustado que pinte ni que cocine, ni que teja, ¡Ni que nada!—Y lo único que detuvo sus gritos fue la cachetada que su madre estampó contra su mejilla haciéndolo caer.

Sus lágrimas no dejaban de salir, y sus quejas querían volver a hacerlo, pero los golpes de su madre no se lo permitieron.

—¡¿Por qué demonios siempre tienes que arruinarlo todo?!—La mujer apretaba el cabello de Win con rabia mientras este permanecía en el suelo.

—¡Estábamos bien, y tuviste que arruinarlo todo!—Su madre hablaba mientras golpeaba cada parte de su cuerpo con furia y Win pedía silenciosamente que se detuviera, pero parecía que eso era lo último que ella quería hacer, y las súplicas de su hijo no importaron. Lo golpeó hasta que su hijo estaba tan débil como para apenas respirar, pero como cada vez, lo que más le dolía a Win eran sus palabras.

"Eres tan inútil que morirías si te suelto unos segundos"

"Agradece que tienes una madre como yo, de lo contrario estarías mendigando en la calle"

"Me arrepiento una y mil veces de no haberte vendido a aquel italiano cuando me lo ofreció"

"Primero muerta antes de dejar que salgas a ensuciar mi nombre siendo una prostituta como tanto quieres, porque eso es lo que me hiciste saber hace dos años"

Y es que, por más que quisiera evitarlo, esas palabras se habían convertido en cicatrices que nadie podría sanar.

Y aún cuando pudo recobrar la consciencia, sus ojos solo sabían llorar, a pesar de que el doctor que le atendía le pidió que dejara de hacerlo porque le haría daño, pero... ¿qué más daño de aquel que ya tenía?

...

Burbujita - Br!ghtwinWhere stories live. Discover now