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Hoy día los golpes ya no dolían tanto, y lo único que hizo que Win se levantara de la cama, se bañara y se vistiera por sí solo después de dos días, era el hecho de saber que hoy vería a Bright.

Win no sabe porque, pero a pesar de que esta no era ni de cerca la primera golpiza que recibía, había dolido más que todas, porque esta vez sí existía la esperanza de ser consolado, y anhelaba la presencia de aquel que lo hacía olvidar todo.  

Cuando lo vio, no esperó siquiera por un saludo. Se aventó a sus brazos y se permitió llorar mientras era consolado como tantas veces deseó.

No recibió preguntas, solo abrazos, besos y caricias. Intentó agradecerle, pero sus sollozos no se lo permitían y en respuesta, el mayor no hacía otra cosa que abrazarlo.

—¿Mejor?—preguntó el mayor una vez que el llanto de Win pareció haber desaparecido.

Win asintió aún sobre su hombro, sin atreverse a romper el abrazo y verlo a la cara.

—P-perdón—hipó después de mucho tiempo.

—Todo está bien.—Supo decir Bright, mientras frotaba su espalda y aspiraba su tristeza.

—Fue tu madre, ¿verdad?—preguntó sin poder aguantarlo más.

Estaba demás preguntar a qué se refería, porque era evidente para quien lo viera que había sido golpeado hasta el cansancio, y tampoco es como si Win tuviese ganas de negarlo, así que sólo asintió igual que antes, pero ahora las lágrimas volvían, tan intensas y desgastantes como en un principio.

Y Bright sintió eso que había sentido muy pocas veces en la vida, (dos veces para ser exactos) y que se había prometido a sí mismo enterrar porque lo convertía en una persona débil.

Quería correr hasta ella y devolverle cada uno de esos golpes con una intensidad desgarradora.

Su sangre parecía espuma mientras recorría todo su cuerpo.

Bright quería hacerla pagar, y eso no era una buena señal... Al menos no para él, porque eso solo podía significar una cosa...

Se había enamorado de Win.

Y todo tuvo sentido.

Aquella vez cuando lo primero que hizo al llegar a su casa fue vaciar el perfume que Win usaba por todas partes con tal de olerlo todo el tiempo, y su decepción fue abismal al darse cuenta de que, no era el olor del perfume lo que le gustaba, sino el olor nato y unipersonal de Win, aquel que desprendía siempre que lo tenía cerca.

Aquella vez que Dew le cuestionó abiertamente sobre sus sentimientos por Win, y el negó todo, a pesar de que casualmente su corazón latía diferente.

La necesidad involuntaria y secreta que desarrolló por estar donde sea que él está, por saber en todo momento si se encuentra bien y por enseñarle todo lo que sabe.

Todo cobró sentido.

Y no sabe lo que pasará de hoy en adelante, pero todo pareció más fácil cuando dijo:

—Escápate conmigo.

Win lo miró, buscando indicios de una explicación, pero no la había, pues el mismo Bright se hallaba sorprendido con lo que dijo, más no arrepentido.

—Escapémonos juntos.—repitió.

Y Win asintió frenéticamente con pupilas desorbitadas.

Aceptó lo que fuera que le estaba proponiendo porque así se lo pedían su mente y corazón en el momento. Se sentía tan correcto como nunca antes. 

Burbujita - Br!ghtwinWhere stories live. Discover now